Ese recorrido de inexorable desenlace

El reloj no se detiene
No hay peor agravio que aquel que coadyuva a que la propia carne descubra lo diminuto y frágil que es el conocimiento y la experiencia, porque, así lo deseemos o no, el cuerpo termina por sucumbir a los efluvios ajados del paso del tiempo, y lo que éramos (o creíamos haber sido) no es más que lo que fuimos y nunca más volveremos a ser.
Resulta asaz doloroso y lacerante que los vástagos del presente sean diminutos proyectos en ciernes de futuros animales tecnológicos en despiadada carrera hacia la victoria sobre sus predecesores. Aquellos que fuimos los adalides del pasado, cada vez servimos menos a las órdenes de lo que acontece a diario. Somos a nuestros hijos lo que nuestros padres fueron para nosotros. Y ese recorrido de inexorable desenlace no se puede contener.
Hoy, mi hijo de tres años me ha ganado jugando a los bolos en el Wii Sports. Hagan el favor de obviar los comentarios, no estoy de humor.
«Chuck Norris no tiene ni media hostia»

Pérez-Reverte dixit
El polémico escritor Arturo Peréz-Reverte tuvo la osadía de poner de vuelta y media al ex Ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Moratinos, desde su cuenta en Twitter. Y digo que tuvo la osadía no porque le dio la venada de insultar públicamente a un político (cosa que a don Arturo probablemente le importe tres cojones), sino por la que le cayó después desde las trincheras binarias de medio país.
El académico del sillón T de la RAE, escribió en su cuenta: «Por cierto, que no se me olvide. Vi llorar a Moratinos. Ni para irse tuvo huevos». Este mensaje revolucionó a la muchedumbre que para por su Twitter, y miles de seguidores comenzaron a contestar a Pérez-Reverte en tiempo real; algunos a favor de su comentario y otros radicalmente en contra.
En un momento de la noche, la avalancha de los tweet era tal, que el propio escritor tuvo que salir al paso con otro mensaje: «No querrán ustedes dejarme sin cenar. Mi hermano me ha cocinado venado en salsa, macerado un día en vino». Lo que poco después complementaría con un tweet de los de antología microliteraria: «O el venado, o el puto Twitter».
Desde ese instante, la baladronada fue tomada a pecho descubierto por sus seguidores, que aumentaban a cada minuto que pasaba, y llegaron a sumar hasta dos mil más en 24 horas, según el propio Arturo. Los cruces de tweet eran constantes, y el novelista avivaba continuamente el fuego de la controversia con sentencias como «luego Moratinos, gimoteando en público, se fue como un perfecto mierda» o «a la política y a los ministerios se va llorado de casa».
Esta actitud, entre chulesca y perdonavidas, que tanto nos gusta a los admiradores de su obra y de su persona, no podía sino terminar acuñando un nuevo término, en formato de hashtag tuitero, que bien puede llegar a acabar por convertirse en un nuevo palabro de la siguiente edición del diccionario de la Academia. Me refiero, por supuesto, a la etiqueta #perezrevertefacts
, que algún usuario de Twitter decidió crear durante el domingo y que tanto juego dio hasta el mismo lunes.

Imaginación al poder
El juego de palabras proviene del no poco conocido fenómeno de Internet (o meme) de los ‘Chuck Norris facts‘, en castellano algo así como hechos o actos de Chuck Norris, que son una suerte de frases cortas que representan al famoso actor norteamericano en todo tipo de situaciones en las que se le otorgan cualidades sobrehumanas, hiperbólicas y absurdas en concepto de actitud, virilidad, sofisticación o masculinidad.
Los ‘Chuck Norris facts’ comenzaron a aparecer en Internet allá por el año 2005. Algunos ejemplos como «Chuck Norris no duerme, espera», «Chuck Norris ha contado hasta el infinito; dos veces», «si Chuck Norris llega tarde, más le vale al tiempo ir más despacio» o «Chuck Norris es el único hombre que ha ganado un partido de tenis contra una pared de ladrillo» pueden ser representativos de lo que este fenómeno representa, que se ha extendido por todo el mundo y ha llegado a la piel de varios famosos.
Aquel fin de semana de octubre, Arturo Pérez-Reverte se convirtió en nuestro Chuck Norris nacional, y los ‘Pérez-Reverte facts’ nacieron para quedarse. Twitter comenzó a vomitar ingeniosas notas como «a Pérez-Reverte el BIC naranja le escribe normal», «los de Wikileaks no tiene cojones a publicar la lista de la compra de Pérez-Reverte», «a Pérez-Reverte le funciona la web de Renfe siempre», «a Pérez-Reverte las multas de tráfico le multiplican los puntos» o «Pérez-Reverte hizo soplar a un Guardia Civil que le paró en un control de alcoholemia», entre otros cuantos miles de tweet que recogieron todos los #perezrevertefacts
. Algo parecido a lo que hacen con El Hombre de Negro en el programa El Hormiguero; aquí nadie ha inventado nada.
La noche dio para mucho, y los que allí estuvieron al pie del cañón aseguran que el que se lo perdió porque su plan fue dormir, pasear al perro o ir a su propia fiesta de cumpleaños, dejó de asistir a la noche tuitera más memorable de todos los tiempos. Existe un archivo en formato PDF que recoge muchos de los facts de esa noche.
El señor Pérez-Reverte parece que optó finalmente por dedicar su tiempo (y su estómago) al venado en salsa, y en las trincheras del microblogging se esperaba su respuesta con una mezcla de expectación, recelo y nerviosismo adolescente. Un usuario llegó a comentar «cuando Pérez-Reverte vea los #perezrevertefacts
, de aquí no sale viva ni la puta ballena».
Esa misma noche, Telecinco había programado el comienzo de su miniserie ‘Felipe y Letizia’, la TV movie sobre el noviazgo de los Príncipes de Asturias, y el cachondeo cambió de tercio. Pero, al final, ambas etiquetas terminaron por mezclarse, alumbrando algunos tweet tan ingeniosos como este: «Pérez-Reverte está ahora viendo #felipeyletizia
. Mañana se pondrá a buscar al último Austria para limpiar esta ofensa #perezrevertefacts
«. Una noche memorable.
El lunes, a última hora de la tarde, Pérez-Reverte se conectó a su Twitter, y lo que muchos pensaron que sería un ataque de cólera con andanadas de cañonazos a babor y estribor, se reveló todo lo contrario. El corsario resultó ser un marinero cachondo que se unió al jolgorio parodiándose a sí mismo y participando de los ‘Pérez-Reverte facts’ como uno más. De antología también su tweet en el que decía «Chuck Norris no tiene ni media hostia», haciendo referencia al fenómeno compartido por ambos y, por supuesto, exaltando su fact por encima incluso de los del actor marcial.

Se puede decir más alto, pero no más claro
Otros mensajes dejaban más que clara su disposición a divertirse con este asunto: «Como diría Rovert Duvall en Apocalypse Now, Chuck Norris no hace surf», «Cualquier comparación con Chuck Norris es insultante…», «Esto es mejor de mi caricatura en Muchachada Nui. Si lo llego a saber, lo insulto mucho antes».
Los #perezrevertefacts
fueron trending topic de Twitter durante varias horas. Algunos medios de comunicación malinterpretaron (sin conocerlo o a sabiendas de ello) estos cruces de tweet entre la Red y Arturo Pérez-Reverte, llegando a decir que la comunidad internauta se levantó contra el escritor cartaginés por haber insultado al ministro, o que los usuarios de Twitter se burlan de los famosos con este tipo de etiquetas, y otras chorradas varias. Esto demuestra la mala información que tienen algunos de lo que se cuece en las redes sociales, o la mala hostia que les canta.
El que desee leer el completo seguimiento de aquella noche, con imágenes de los tweet originales, puede hacerlo a través de la entrada correspondiente en el blog de el diario El País Trendig Topics, de Delia Rodríguez.
Pérez-Reverte supo demostrar que es capaz de reírse de sí mismo y, de paso, se curró una campaña de marketing en una noche que ni la mejor de las editoriales. Además, ya sabemos todos que Twitter se escribe con ‘T’ en honor a la silla que ocupa Pérez-Reverte en la RAE #perezrevertefacts
:-).
El sensacionalismo chabacano de los medios de comunicación

Sensacionalismo en estado puro
El oscuro y repulsivo sensacionalismo de estos desinformadores ha convertido al grupo Anonymous en gente peligrosa, cuando cualquiera medianamente informado conoce que Anónimo puede ser hasta mi tío abuelo. Desde las trincheras de 4chan, que es donde se expresan comúnmente los Anónimos, se ofrecen las instrucciones precisas para unirse a un ataque de este tipo, y no es necesario en absoluto tener muchos conocimientos técnicos para ello. Ahí reside la fuerza de Anonymous.
Un ataque de denegación de servicio es algo muy fácil de explicar. Cuando nosotros accedemos a una página web, en realidad estamos enviando una petición específica al servidor que la aloja que describe lo que queremos visualizar. Estos servidores tienen una capacidad limitada para gestionar este tipo de peticiones, por lo que si se conectan multitud de personas a un mismo sitio web en un momento determinado, el servidor podría llegar a caerse por saturación de sus puertos, emitiendo un error que se denomina de denegación de servicio (en ese momento no puede responderte y rehusa el encargo).
Evidentemente, los servidores web actuales soportan muchísimas peticiones instantáneas, por lo que un montón de visitas no los puedes hacer caer. Pero existen programas que se encargan de enviar miles de peticiones al minuto a una dirección IP especificada y a través de un puerto concreto. Estas pequeñas piezas de software se encuentran rápidamente en Internet, son fáciles de instalar y muy sencillas de utilizar, pues simplemente hay que indicar la dirección que debe ser atacada, el puerto en concreto y, adicionalmente, alguna otra configuración como el número de paquetes adecuados u otras.
Cuando una sola persona utiliza un software de este tipo para atacar un servidor, el ataque se llama de denegación de servicio (DoS). Si un grupo de personas en contacto se alía para realizar un asalto contra un mismo objetivo desde distintos lugares, el ataque se denomina de denegación de servicio distribuido (DDoS). Las arremetidas de los Anónimos se realizan desde millones de máquinas en todo el mundo, ergo la catástrofe está asegurada.
Cuando Anonymous programa un DDoS, difunde su intención a través del foro /b/
de 4chan y vía la web de Operation Payback (que cambia continuamente debido a contraataques), así como desde sus respectivas cuentas en Twitter y Facebook (ahora anuladas). En esos comunicados se especifica qué software utilizar, de dónde descargarlo (si fuera necesario), cómo configurarlo, a qué dirección IP apuntar, qué puerto lógico es el objetivo y la hora en la que comenzar. Con lo cual, cualquiera que se quiera unir al ataque puede hacerlo de forma sencilla y rápida.
El poder que desatan los Anónimos en cada ofensiva depende fuertemente de esta capacidad de aunar frentes de batalla en cualquier parte del mundo y de congregar a cualquier clase de persona. Para que vengan luego los informativos hablando de bandas organizadas de ‘hackers’ peligrosísimos, de ciberguerras, de pirateos vandálicos y demás. Sensacionalismo puro y duro que, cómo siempre, pretende criminalizar a Internet y a sus navegantes con el objeto de justificar la imposición de cortapisas y medidas censoras en la Red. Una vergüenza.
Y mientras tanto, la policía detiene adolescentes en Holanda que hacen las veces de cabeza de turco y de contramedida adoctrinadora e intimidadora para que el resto del populacho se acojone y pare los machos antes de meterse en líos.
Si tienen lo que hay que tener, que encarcelen a los millones de Anónimos a lo largo y ancho del planeta, porque esta tendencia de protesta digital es imparable y cada vez va a ser más común entre los ciudadanos tecnológicos que viene detrás de nosotros.
Menéame y Twitter: pilares informativos durante el caos aéreo (o cómo ser ciudadanos 2.0)

Gente informada
El pasado viernes, 3 de diciembre, viví la noticia del día con la misma pasión que millones de personas en este país y a lo largo del mundo. Los controladores aéreos de media España habían abandonado repentinamente sus puestos de trabajo debido a la publicación de un decreto que, según ellos, suponía la gota que colmaba el vaso en una relación laboral insostenible, dejando al país incomunicado y a miles de viajeros cabreados en tierra.
No es mi intención entrar a valorar la noticia en sí, porque sólo hemos escuchado voces discordantes de uno de los bandos que proclama que los controladores son muy malos, pero que muy malos. Y a mí no me gustaría pronunciarme hasta, por lo menos, intentar comprender la verdad de aquellos que dicen estar desquiciados en su puesto de trabajo, con familiares necesitados de ansiolíticos y una situación inaguantable.
Lo que sí comentaré es el revuelo que causó en la Red la situación aeroportuaria. Seguí la noticia durante toda la tarde, y parte de la noche, conectado simultáneamente a tres medios de comunicación: la televisión (TVE 24h), mi cuenta en Twitter y el célebre agregador de noticias Menéame. La abrumadora inmediatez de los medios online derrotó de manera apabullante a la tele de toda la vida, con su flamante informativo especial en directo, sus reporteros desplazados y toda su parafernalia técnica.
Twitter se convirtió en un bombardeo de mensajes donde la etiqueta #controladores
brillaba monocromática en todos y cada uno de los tweets, convirtiendo el tema en trending topic mundial en pocas horas, con picos de más de 5.000 micropost al minuto. Menéame era un hervidero de envíos que alcanzaban la portada en minutos y, también, de decenas de noticias que se descartaban al instante, a golpe de negativo, por aprovechar el asunto para intentar colar cualquier apunte irrelevante o sensacionalista (sin contar con que fue, probablemente, uno de los días con más meneos quintuplicados por centímetro cuadrado de la historia).
Llegué a ver noticias meneadas antes de que la presentadora del informativo hablara sobre ese asunto en cuestión, y algunos usuarios de Twitter aseguraban recibir información de primera mano del entorno de los controladores. La instantaneidad era tal que para conseguir idéntica información de medios tradicionales habría hecho falta estar siguiendo 50 canales de televisión y 100 emisoras de radio de todo el mundo a la vez, además de tener abiertas simultáneamente centenares de páginas web de las ediciones digitales de diarios y otros medios de comunicación.
Algunos usuarios del agregador de noticias más famoso de España se preguntaban, por ejemplo, que habría sido del 23 F si Menéame hubiera existido entonces, y la verdad es que con mucho acierto. El conocimiento de la noticia en el preciso instante en que se produce (o segundos, o minutos, después) representa el poder de la información en manos del receptor moderno e integrado en la Red como parte activa. Y ese poder, del que muchos nos quieren apartar, no sólo es cultura, que también, sino comunicación, educación e instrucción social, algo de lo que antes eran dueños unos pocos y que ahora tenemos disponible en la punta de nuestros dedos.
Decía David Bravo en una de sus charlas que la instrucción de un pueblo y el acceso a la cultura no es cualquier tontería, pues guarda cierta relación con la libertad de expresión y con la libertad de elección. «¿Qué libertad de expresión tiene la gente que no tiene nada que expresar, o no sabe cómo hacerlo, y qué libertad de elección tiene la gente que sólo sabe elegir qué concursante de Gran Hermano hay que expulsar?», aclaraba muy certeramente.
Los grandes medios de comunicación han procurado desde siempre sesgar el contenido de la noticia que llegaba al ciudadano, arrimando el ascua a su sardina e intentando adoctrinar de arriba a abajo. Eso se ha terminado, porque ahora es el propio ciudadano el que elige qué contenidos digerir y, además, el que tiene la facultad de cotejar información llegada de uno u otro lado, generando una idea global y real de lo que ha sucedido. Asimismo, esa persona es perfectamente competente para retroalimentar el sistema, produciendo nuevas noticias o corrientes de opinión que alcancen a sus iguales.
Menéame es un gran medio de adquisición de conocimientos en estos casos, al margen de las opiniones enfrentadas que pueda levantar su política de funcionamiento. Twitter es la inmediatez hecha carne. Ambos consiguieron demostrar, el pasado fin de semana, que los medios sociales de una u otra índole pueden tener más poder en una nación que un controlador aéreo mosqueado con su jefe. O casi.
Puddi puddi

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