La Papelera de reciclaje: una historia de robos y patentes

Papelera de reciclaje

Papelera de reciclaje

Nuestra querida amiga la Papelera de reciclaje, como se la conoce en el sistema operativo que la popularizó, probablemente nos haya salvado de más de un apuro, cuando creíamos haber borrado por siempre jamás algo que ella, diligente, guardaba con celo para devolvérnoslo intacto. Sin embargo, Microsoft no fue, ni de lejos, el inventor de esta funcionalidad de los entornos operativos actuales. La historia tiene mucha más enjundia

Windows 95 (1995) fue el primer sistema de Microsoft en introducir la Papelera de reciclaje en el Escritorio, aunque bien es cierto que las últimas versiones de MS-DOS (desde la versión 5.0) disponían del comando UNDELETE que hacía las veces de recuperador de archivos borrados de una forma bastante macarrónica. 

En MS-DOS 6.0 (1993), Microsoft implementó la primera función de recuperación de archivos eliminados más parecida a su futura Papelera de reciclaje. Se llamaba Delete Sentry y tenía la capacidad de interceptar los ficheros borrados por el usuario para enviarlos a un directorio oculto \SENTRY en la raíz del disco. Delete Sentry se cargaba automáticamente en el inicio (vía el archivo AUTOEXEC.BAT) y purgaba, o eliminaba definitivamente, todo lo borrado después de siete días o cuando el 20% del disco duro estaba utilizado por archivos desechados. 

¿Qué sucedió entre MS-DOS 6.0 y Windows 95? ¿Por qué Microsoft dejó en el olvido esta característica? La verdad es que en ningún momento se olvidó de ella, sino que tuvo problemas legales con Apple, ya que en los primeros entornos gráficos de la compañía de la manzana mordida aparecía una arcaica papelera para archivos eliminados. Steve Jobs se creía dueño y señor de la idea y no le permitió a Bill Gates la utilización del sistema de reciclado bajo amenazas de demanda. 

Papelera de Microsoft Windows 95

Papelera de Microsoft Windows 95

La realidad es que la primera versión de Windows (1983) era un poco patatera en su funcionamiento y tuvo muy poca repercusión, en buena parte por las patentes de Apple que, papeleras aparte, tampoco autorizó a Microsoft el empleo de ventanas que se solaparan o la utilización de tareas múltiples. Años después, un juez consideraría que las demandas de Apple no tenían consistencia legal, y permitió a Microsoft desarrollar su sistema plenamente. 

Apple introdujo la primera papelera en su ordenador llamado Lisa (1983), un equipo muy avanzado para la época, con soporte multitarea, memoria virtual o soporte para ratón, entre otras singularidades. Sin embargo fue un fracaso total de ventas debido a su elevado precio; un Apple Lisa, en enero de 1983, costaba 9.995 $. Casi nada. 

La papelera del Lisa se llamaba Wastebasket (algo así como «cesta de desperdicios» en castellano). Tenía una manera de funcionar bastante similar a lo que conocemos ahora, permitiendo arrastrar y soltar documentos o carpetas encima de ella para eliminarlos. Asimismo, desde el menú Housekeeping de la interfaz disponíamos de la opción Empty "Wastebasket", que permitía vaciar la papelera. 

Papelera de Apple Lisa

Papelera de Apple Lisa

Es curioso manejar un Apple Lisa y ver que los, por poner un ejemplo, sistemas Windows actuales mamaron intensamente su GUI de aquellos tiempos. Elementos como la papelera, el portapapeles o la jerarquización de los discos, y características como el doble clic, el copiar, cortar y pegar o el deshacer, son piezas o ingredientes omnipresentes desde finales de los años setenta. 

El aspecto y el funcionamiento de esa papelera del Lisa poco cambiaría en los posteriores Macintosh de Apple, ya que mantiene su aspecto de cubo de basura metálico, aunque si bien en Lisa tiene la tapa abierta, después la dibujarían con la tapa cerrada. Lo que sí varió es el nombre, ya que la empresa de Jobs decidió pasar a llamarla simplemente Papelera (Trash, en las versiones inglesas), que es el nombre que ha arrastrado hasta la actualidad. 

¿Pero, por qué se cambió el nombre de forma tan repentina? ¿Es posible que en Apple tuvieran también problemas con patentes de terceros? Mucho más que posible, y es que a Steve Jobs, cuando intimidaba duramente a Bill Gates para que no utilizara su papelera, se le olvidó mencionar un pequeño detalle: la idea de la papelera no era suya, sino de la empresa Xerox PARC, una división de Xerox Corporation, con sede en Palo Alto (California), fundada en 1970 como consecuencia directa del fenomenal éxito de la empresa matriz y con el objetivo de investigar en las nuevas tecnologías. 

La compañía Xerox PARC ha pasado a la historia por ser la creadora de muchos de los estándares tecnológicos actuales, pero también por su incapacidad para hacerlos cristalizar en productos que fueran comercializables y económicamente rentables. Han sido los demás los que se han apropiado muchas veces de sus inventos y los han hecho famosos y populares

Xerox PARC es conocida y reconocida por ser la primera empresa en desarrollar un ordenador personal con interfaz gráfica, más o menos agradable, y con un concepto de lo que hoy conocemos como Escritorio. Ello lo plasmó en dos de sus creaciones, el Xerox Alto (1973) y, sobre todo, el Xerox Star (1981). Este último incluía una papelera denominada, curiosamente, Wastebasket. Qué casualidad, ¿verdad? 

Papelera de Xerox Star

Papelera de Xerox Star

Xerox Star (formalmente Xerox 8010 Star Information System) fue el primer sistema comercial en incorporar varias tecnologías que han llegado a ser hoy en día corrientes en computadores personales, incluyendo la pantalla con imágenes del tipo mapa de bits (en lugar de sólo texto), una interfaz gráfica de usuario basada en ventanas, iconos, carpetas, control del ratón, red Ethernet, servidores de archivos, servidores de impresión y e-mail. Impresionante para la época, pero cierto. 

Steve Jobs se dio un paseo por las oficinas de Xerox PARC en Palo Alto en 1979 y quedó profundamente impresionado con las interfaces gráficas de usuario. Se enamoró tanto de aquellos entornos revolucionarios que volvió a Apple con la idea entre ceja y ceja de copiar esa tecnología para su próxima máquina, el Apple Lisa. 

Quizás tanto robo de ideas llevó a Xerox PARC a patentar el icono de su Wastebasket en 1988; por lo menos que no nos birlen el dibujo, pensarían. El funcionamiento de esta papelera era muy similar al que conocemos hoy en día, como un contenedor intermedio de archivos eliminados que, eventualmente, se podían recuperar antes de vaciarlo por completo. 

Primera página de la patente del icono de Xerox

Primera página de la patente del icono de Xerox

En fin, Xerox PARC inventa la rueda, Apple la redondea y Microsoft le pone un agujero, pero luego dicen todos que la cosa es suya, no del otro. En concepto de software propietario y diseño cerrado, Microsoft se ha llevado las bofetadas de más de medio mundo a lo largo de los años, pero empresas como Apple han sido (y siguen siendo) más restrictivas con mucho

Pero no sólo Microsoft y Apple se beneficiaron del trabajo de Xerox PARC, otras muchas empresas chuparon del bote en mayor o menor medida. Compañías como Atari, Commodore, Digital Research, Sun Microsystems o Adobe desarrollaron productos que fueron inspirados o influenciados directamente por la interfaz de usuario del Xerox Star. 

Las patentes son al software lo que los derechos de autor a la música. No se pueden poner barreras al campo, y menos en una era digital e informatizada como en la que vivimos. El software libre (que no gratis) y el código abierto siempre han sido la solución, lo que ocurre es que la mayoría todavía no lo han sabido ver porque están cegados por el deslumbrante color verdoso de los billetes de un dólar.

241543903: La indescifrabilidad de la raza humana

241543903

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A veces no me extraña lo más mínimo que la información genética de nuestra raza comparta tantos pormenores con la de la mosca de la fruta. Y es que variando unas cuantas cadenas de ADN podemos nacer humanos o equus asinus, vamos, burros ibéricos de toda la vida. 

A un alumbrado llamado David Horvitz se le ocurrió un buen día del mes de abril del año 2009 hacerse una foto con la cabeza metida en el congelador y subirla a Flickr. Además, instó a sus visitantes a realizar la misma acción y a colgar la imagen en cuestión en cualquier servicio de alojamiento con una etiqueta (o tag) que incluyera el número 241543903

El caso es que multitud de elementos bípedos, supuestamente racionales, se lanzaron de cabeza con su ídem al congelador, fotografiando el relevante suceso y alojando las fotos en la Red con la correspondiente etiqueta numérica 241543903. Tal fue la avalancha de fotografías cabecicongeladas que, si escribimos el guarismo en cuestión en el buscador de imágenes de Google, aparecen tantos resultados que se pueden contar por miles

Por otro lado es lo que buscaba David Horvitz, conseguir asociar un número a una imagen para que su indexación en los motores de búsqueda fuera óptima. ¿Una prueba fehaciente de que Google funciona correctamente o una fricada de marca mayor? El señor Horvitz es un artista neoyorquino conocido por sus proyectos de naturaleza excéntrica, por lo que me inclino más por la opción de «absurda manera de llamar la atención». Yo es que el arte contemporáneo no lo acabo de entender

Más homínidos en la nevera

Más homínidos en la nevera

Hace escasos días que Horvitz ha destapado la historia que hay detrás del número 241543903, algo que a los habitantes de este planeta nos tenía en un sinvivir mayor que el de los números chungos de Perdidos (Lost). Resulta que fueron fruto de una combinación entre el número de serie de su frigorífico y los códigos de barras de una bolsa de fideos y un paquete de vainas de soja. Resulta impresionante lo que se observa desde el punto de vista del sujeto cuya cabeza ha sido introducida en un congelador. Madre mía. 

La popularidad de este meme internetero resultó ser todo un fenómeno mundial. El mismo día del llamamiento se colgó una nueva foto en Flickr, y semanas más tarde se registró el dominio 241543903.com. En Brasil, gracias a un amigo personal de David, el acto de congelarse la cabeza se convirtió en religión; en Japón ocurrió tres cuartos de lo mismo, aunque allí no hizo falta intermediación alguna, los japoneses son lo bastante friquis como para apuntarse a esto y a un bombardeo si hace falta. 

En enero de 2010 había ya cientos de fotografías en Flickr bajo la etiqueta 241543903, extendiéndose, entonces, a redes sociales como Facebook, Twitter y MySpace. En diciembre de 2010 la popularidad del fenómeno tuvo un repunte gracias a un nuevo llamamiento desde Tumblr.  Incluso existen camisetas y objetos diversos de merchandising acerca del meme del número 241543903

La raza humana es maravillosa, lo mismo nos matamos entre nosotros en cruentas guerras que nos subimos todos juntos al carro del despropósito más absurdo y estúpido, sin distinción de países, razas o religiones. Mejor nos andaría si fuéramos más irreflexivos e impetuosos, pues tanto meditar la forma de hacer daño al vecino nos quema neuronas de manera innecesaria. Menos formalidades y más cabezas en congeladores.

La hacker más sexy del mundo ni es hacker ni es sexy

Kristina Svechinskaya

Kristina Svechinskaya

Hace tres meses saltó a la palestra informativa el desfalco cometido por un grupo internacional de delincuentes cibernéticos que logró estafar 220 millones de dólares a varios bancos estadounidenses y británicos. Una banda de hacker maliciosos que, haciendo uso del troyano conocido como Zeus, se apoderó de los números clave y de las contraseñas de miles de clientes para, posteriormente, transferir diferentes cantidades de dinero a sus cuentas, habilitadas a tal efecto.  

Es curiso, porque de la noticia no conocimos ni el nombre de la banda, ni el de la operación policial, ni el del juez que llevaba el caso en los USA. No habríamos oído siquiera mencionar el tema de no ser por una de las integrantes del desfalco, una joven rusa de veintiún años llamada Kristina Svechinskaya.  

Las rotativas sensacionalistas de medio planeta digital apodaron rápidamente a Kristina como «la hacker más sexy del mundo», y su romántica figura fue rápidamente relacionada con la de Anna Chapman, la guapa empresaria de origen ruso acusada de espionaje por el Fiscal General de los Estados Unidos meses antes y deportada en julio de 2010. ¿Qué tienen las rusas?  

La adorable chiquilla, de ojos de cristal de Swarowsky y trasero reciamente ceñido por pantalones de hechura imposible, levantó la voz de los internautas contra su proceso, en el que se solicitaban hasta cuarenta años de cárcel para la torda ex soviética. Llorando como una Magdalena llegó a los juzgados, con mohín de apiádense de esta pobre niña rica de mirada penetrante.  

El imaginario de la comunidad internauta salta como un resorte cuando aparece en portada una cara bonita unida a un ilusorio concepto geek underground. Todos los blog del mundo mundial se hicieron eco de la noticia, y los medios tradicionales también, recabando fotos de la muchacha y apostando por su puesta en libertad. Y es que cómo se va a juzgar a una criatura tan divina como esta por algo tan molón como la idea robinjudiana de robar al rico para agasajar al pobre. La realidad es bastante menos romanticona.  

Lo cierto es que Kristina Svechinskaya era una alumna universitaria con visado de estudiante residiendo en Manhattan. Como lo era también buena parte de los otros 37 detenidos en Nueva York, jóvenes procedentes de las repúblicas ex soviéticas que fueron reclutados por una organización de piratas informáticos, camaradas y compatriotas, para hacer de mulas de dinero, es decir, hacer las veces de piezas de lavado de capital robado en el entramado criminal.

Otra foto de la muchacha

Otra foto de la muchacha

Además, el mito se cae por su propio peso cuando te percatas de que lo que hacía esta gente era robar los ahorros de particulares y pequeños empresarios para engordar su libreta de ahorros a costa de quitarle a los pobres. Nada de grupo de hacker con ideales anticapitalistas que desenmarañan las protecciones de seguridad de grandes compañías y gobiernos, por el simple placer del reto intelectual que ello supone. Simples chorizos de tres al cuarto.  

Dudo de la capacidad de Svechinskaya para manejar un troyano. Su cometido (como el del resto de reclutas) era el de abrir cuentas bancarias con nombres falsos o a favor de empresas que no existían. A estas cuentas se desviaba el dinero robado por los verdaderos hacker, dispersando así su botín, y que abonaban un montante del 10% de lo sustraído a los incautos jovenzuelos colaboradores, Kristina entre ellos.  

Sin embargo, es mucho más novelero colocar a una moza de buen ver al lado del romántico ideal de leyenda antisistema que representan los hacker, haciendo, por otro lado, bastante daño al concepto real de lo que es un hacker. Pero no, ya lo siento por ustedes, Kristina Svechinskaya no es ninguna hacker, y recelo bastante de sus capacidades informáticas más allá de actualizar su perfil de Facebook.  

Y con respecto a lo de sexy, hombre, todo es cuestión de gustos. A mí, desde luego, la petarda que se puede ver en la fotografía central que incluye esta entrada podría ser de todo menos sexy. Esas uñas ochenteras de tarotista televisiva de media noche, ese pantalón de lycra elástica y esa blusa transparente que deja al descubierto el encaje del sostén se acercan tanto a mi concepto de elegancia y atractivo sexual como se asemejan una mariposa y un caballo. Muchos pueden discrepar y pensar que la chiquilla tiene un revolcón, pero de ahí a ponerla de sexy va un mundo.  

Las mentes inquietas y calenturientas de los friquis digitales necesitan de una reina que ocupe el puesto que se merece en un mundo tecnológico copado de testosterona. Ello nos lleva a relacionar tetas y bits a la primera oportunidad que se presente, aunque el nexo no llegue más allá de un titular periodístico populachero. Desde luego, si la cuestión en fusionar belleza, distinción y tecnología, me quedo con tipas del estilo de Jade Raymond antes que con estorninos como este, por mucha pinta que tengan de espías que surgieron del frío. Como decía, es cuestión de gustos. Sin más.  

Al fin y al cabo, cuando salga de la trena, siempre puede vender su cuerpo a alguna revista masculina de digestión fácil, como hizo en su día la propia Anna Chapman en Maxim. Dinero fácil es dinero fácil.

Ataques y contramedidas

Contramedidas

Contramedidas

En la penúltima ofensiva de los Anónimos en la Red ocurrió algo interesante, un acontecimiento único que hasta entonces no había sucedido y que hizo palpitar corazones y rechinar dientes a los pocos internautas para los que no pasó desapercibido. Los ataques DDoS fueron fuertemente repelidos y contenidos a base de contramedidas tecnológicas algo más que discutibles.

Internet es un vasto terreno minado disfrazado de colorines y musiquita agradable. Caminar por las autopistas de la información nos hace tener una falsa sensación de seguridad que pende de los hilos que manejan aquellos de los que nunca apercibimos su presencia, los «dueños» de la Red, los que hacen que todo funcione y los que vigilan de cerca tus pasos para que no te salgas del rebaño.

No somos conscientes de que nos hemos hecho propietarios por decreto de un imperio edificado sobre arenas movedizas. Las grandes compañías tecnológicas que sustentan Internet pueden cortar el grifo cuando les de la real gana, y se acabó.

Anonymous había anunciado con un día de antelación su intención de atacar los servicios web de la RIAA, la Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos. Los ánimos estaban caldeados a causa de anteriores arremetidas por lo que, en este caso, los patrones de la información digital se enseñorearon de las acciones defensivas para evitar al máximo la repercusión de dicha invasión (cosa que, por otro lado, no consiguieron plenamente). Su estrategia se basó en los tres pilares que se detallan a continuación.

1. La mejor defensa es un buen ataque. Los sitios web y los canales de chat y foros de la que se dio en llamar Operation Payback fueron contraatacados sin piedad. Los servidores cayeron y los servicios hubieron de moverse a otros lugares más seguros. Es algo que se repite cada vez con más frecuencia; sin ir más lejos, estos mismos días hemos conocido la noticia de la caída de la web de 4chan, donde los Anónimos de congregan normalmente para coordinarse. Asimismo, las cuentas de Twitter y Facebook de Operation Payback fueron cerradas sin previo aviso.

2. La censura de la información. Fue curioso observar, durante aquellos días, como Google Noticias o Google Blogs, además de otros importantes proveedores de información, censuraron impunemente toda noticia o entrada que hablara acerca del ataque. Para la inmensa mayoría de los internautas, algo que no se puede encontrar en Google no existe, y hubo que acceder directamente a los blog o a los medios que se suponía estaban ofreciendo la información actualizada.

3. Las cortapisas de acceso. El tercer bloque de contención lo protagonizaron los propios ISP, los proveedores de acceso a Internet. Decenas de ellos en todo el mundo denegaron el acceso de sus clientes a las páginas web que iban a ser atacadas, con lo que se evitaba tajantemente el ataque DDoS desde sus líneas. Muchos no supimos si la web de la RIIA seguía tumbada o no porque simplemente no teníamos acceso a ella.

Quizás, los que hasta ahora generaban los ataques no se habían percatado de que sus víctimas podrían utilizar su propia medicina contra ellos. O quizás se habían pensado que la exclusividad de las herramientas digitales les pertenecía, sin siquiera imaginar que aquellos a los que se enfrentan poseen los mismos o mejores conocimientos para detener una agresión digital o para provocarla. Internet es tierra de nadie y, como tal, cualquiera puede salir victorioso en una contienda. No estamos inmersos en guerras desiguales donde el ejército más avanzado del mundo en materia tecnológica es el que más probabilidad posee de alzarse con la victoria, sino que somos iguales ante la Red y hacemos uso de ella de manera pareja.

Los grandes negocios de la web no responden a obsoletas empresas de dueños que trajean sus orondas barrigas y cierran negocios en restaurantes, huyendo de la informática y la técnica actual. Los grandes negocios de la web los levantan compañías modernas que disponen de las más altas medidas de seguridad tecnológica y que emplean a sujetos con amplios conocimientos que, en muchos de los casos, vienen del mundo del underground informático.

Las contramedidas utilizadas en contra de Anonymous pueden resultar de dudosa calidad ética, ya que la censura y la información nunca han sido buenos compañeros de cama, pero son perfectamente legítimas desde el punto de vista digital y en el ámbito de la defensa de transacciones de miles de millones de euros. ¿O quizá no? El tiempo dará la razón a quien la tenga, de eso estoy seguro.

¡Feliz Navidad! (GoTo 2009)

Olentzero

Olentzero

Ayer, unos amigos míos (amigo él y amiga ella, esto es, una pareja) me confesaron que en enero van a comprar un ordenador. Pero, ¿uno nuevo?, pensarán ustedes. No, nuevo no, un ordenador. O sea, el primero.

Sí, ya lo sé. Aunque parezca mentira, hay gente en el mundo que todavía no tiene ordenador y vive feliz. Existen personas privilegiadas que no saben qué es esto de Internet, la informática y todas esas cosas friquis de las que solemos hablar por aquí.

Pues eso. Para los que no tienen ordenata todavía, para los friquis, para los guays que se creen muy guays porque tienen una Xbox 360, para los desarrolladores y para los que no saben qué cojones es un bucle For... Next, para los ciegos a muerte de Linux y para los seguidores listillos y visionarios de Microsoft, para los hackers, para los crackers también, para los programadores de virus y para los mediogenios de Panda que se esfuerzan por neutralizarlos, para los de HP, para los de Lexmark, para los de Microsiervos, para los de ALT1040, para los sudamericanos y para los que no lo son, para los que cogen el ratón con la izquierda, para los que cogen el ratón con la otra, para los que no pueden coger el ratón y para los que ni siquiera pueden teclear y sólo miran, para los que me abrasan a preguntas, para los que me van a abrasar a preguntas pasado mañana, para los técnicos, para los autodidactas, para los ingenieros en telecomunicaciones y para los que saben de informática de verdad, para los que todavía tienen un módem, para los que tiran de ADSL…

En fin, para todos, para todos:

¡FELIZ NAVIDAD!

Y que os den morcilla, pedazo de geeks.

V I R I I

Un thriller ciberpunk retrotecnológico de conspiraciones, resistencia digital y ciudades ahogadas en neón, humedad rancia y corrosión.

[Jonathan Préstamo Rodríguez]

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