Podcast ReadySetClick! T2x09

RSClick! podcast 2x09

RSClick! podcast 2×09

Hoy empezamos hablando sobre malware alojado en páginas web de contenido pornográfico, en concreto RedTube, y cómo ha podido infectar a miles de usuarios.

Siguiendo en el ámbito de la seguridad, tratamos un tema bastante espinoso: Lenovo y la inclusión de spyware dentro de sus portátiles como software preinstalado. Todo un escándalo.

Además, estos días, en la plataforma Kickstarter, un proyecto ha batido todos los récords de recaudación para financiación: el Pebble Time.

Poco a poco el futuro se va acercando, y en el mundo de la tecnología nadie puede esperar. Os explicamos, pues, los planes de Intel para saltar la barrera impuesta por los chips de silicio y la escala de los 10 nm.

Como nota curiosa, esta semana os presentamos un artilugio que va a estar disponible muy pronto y que viene de la mano de Ikea: una lámpara con cargador inalámbrico incorporado.

Para finalizar nuestras ‘Noticias’, os ofrecemos un buen resumen sobre los gadgets que más nos han llamado la atención en el recién concluido Mobile World Congress de Barcelona.

En la ‘Aplicación de la semana’, os acercamos la app 123D Catch, gracias a la cual podemos recrear objetos en 3D, con tan sólo unas cuantas fotografías, e imprimirlos.

Un anillo para gobernarlos a todos; o casi. Permitidnos esta pequeña broma para referirnos al nuevo wearable del MIT, el FingerReader. Más detalles en el ‘Teknoútil’ de hoy.

En la sección ‘Se habla de’ charlamos sobre lo más comentado estas semanas en las redes sociales. Y tú, ¿cómo veías el vestido: azul y negro o blanco y dorado? 😀

‘Debate’ intenso el de esta semana: la edad oscura digital, en palabras de uno de los padres de Internet y vicepresidente de Google, Vincent Cerf.

Para acabar el programa, y aparcando nuestro DeLorean particular, en la sección ‘RetroClick!’ hablamos sobre la historia de los simuladores de vuelo. Atentos que despegamos.

Puedes seguirnos en nuestro blog rsclick.es, en Twitter a través de @rsclick_es y en Facebook vía facebook.com/rsclick.

¡Empezamos!

El podcast, vía Ivoox, en http://www.ivoox.com/rsclick-t02x09-redtube-lenovo-pebble-mobileworldcongress-autodesk-vestido-edadoscura-simuladores-audios-mp3_rf_4190477_1.html

VU-FILE, una base de datos para ZX Spectrum

Presentación de Vu-File

Presentación de Vu-File

Los sistemas gestores de bases de datos, tal y como los conocemos hoy día, se remontan a la década de los años sesenta del siglo pasado. La tecnología que permite guardar datos informáticos, bien organizados, y recuperarlos de manera sencilla y rápida ha ido evolucionando desde aquellos tiempos hasta el tratamiento del Big data actual. Todas las plataformas han tenido sus propias utilidades para manejar bases de datos, y los pequeños ordenadores de 8 bits de los años ochenta no fueron una excepción.

En 1982 aparece en el mercado VU-FILE, un software de base de datos para ordenadores Sinclair de propósito general; lo mismo podías utilizarlo para clasificar tu colección de sellos o monedas, para catalogar un listín telefónico o para tener ordenados los libros de tu biblioteca particular.

Programado por la británica y entonces afamada PSION Software y distribuido en España por Investrónica, VU-FILE llenaba un pequeño vacío entre los gestores de datos de la época, pues ya había algunos, pero todos ellos para el ZX Spectrum de 48 kas. Este software corría en un Spectrum 16K, y también en un ZX81 (con el módulo de expansión a 16K, evidentemente).

Carátula de la cinta de casete

Carátula de la cinta de casete

El programa era muy sencillo y bastante intuitivo de manejar, siempre que nos alejemos del concepto que tenemos hoy de los sistemas de gestión de bases de datos. Empezamos creando los campos de la tabla para, posteriormente, comenzar automáticamente a rellenar registros.

Una vez dispongamos de nuestros datos, un menú de opciones de comandos introducidos a través de sus iniciales por teclado nos servirá para agregar nuevas filas, eliminar datos, listar, imprimir, movernos por los registros, etcétera. Son comandos u órdenes del tipo ENTER, ALTER, SELECTBACK, FORWARD, DELETE, ORDER

El software nos permite cambiar los colores de los distintos campos y el tipo de formato con el que vamos a trabajar. Asimismo, podemos elegir el estilo de la impresión, seleccionando los campos que se imprimirán. Las fichas de los registros en pantalla pueden ser configuradas mediante el número de campos, la situación física de cada uno, los literales, los colores, etcétera.

Publicidad en una revista

Publicidad en una revista

VU-FILE trabaja siempre con todos los registros en memoria. Es lógico pensar que, conociendo las capacidades del Spectrum, otra cosa sería totalmente inoportuna. Sin embargo, en cualquier momento podemos grabar nuestro fichero de datos en cinta (o en ZX Microdrive) para volver a recuperarlo en cualquier otra ocasión.

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La cara B de la cinta de casete donde venía VU-FILE traía un carga adicional llamada Gazetteer que no era otra cosa que un ejemplo de base de datos diseñada al detalle, con colorines varios y todos los datos ya introducidos. El fichero contenía un banco de datos de todos los países del mundo (ZX Spectrum 48K), o sólo los de Europa (ZX81/ZX Spectrum 16K), incluyendo nombre, capital, idioma, continente, moneda, población, renta per cápita y extensión geográfica.

La cinta costaba 7,95 £ para ZX81 y 8,95 £ para ZX Spectrum. En España venían a ser unas 2.700 pesetas de la época. La verdad es que nada cara en aquellos momentos, pues una base de datos de tal magnitud para un pequeño ordenador de 8 bits nos podía reportar una utilidad inimaginable para esos años. Cuando los grandes lectores de libros estaban pensando la manera en la que organizar su biblioteca a base de fichas dentro de un cajoncito, los que podíamos contribuir a aquella empresa de una manera digital éramos algo así como dioses rarunos y muy frikis (true story).

Por cierto, podemos descargar los dos archivos (cara A y B de la cinta) de VU-FILE para emuladores de Spectrum desde su entrada en la web World of Spectrum.

[Retropapelote de la semana] Commodore Magazine, versión erótico-húngara

Commodore Magazine, Hungría

Commodore Magazine, Hungría

La revista Commodore Magazine fue una publicación estadounidense que giraba en torno a la máquina de 8 bits y que llegó a publicar 34 números, entre enero de 1987 y octubre de 1989. Como muchas revistas del momento, y también actuales, Commodore Magazine tuvo sus ediciones en otros países.

El caso que nos ocupa se refiere al número de enero de 1988 de la edición húngara, al cual pertenece la estúpida portada que podemos ver en la imagen de esta entrada. En ella, un hombre parece preferir dedicar su tiempo a un juego en un Commodore 64 que a la estupenda mujer en paños menores que tiene entre los brazos.

Y digo estúpida, no porque no me parezca ingeniosa y divertida, que me lo parece, sino porque me resulta ridículo utilizar así la sexualidad y el cuerpo femenino semidesnudo para estos menesteres. Pero es lo que se llevaba en los ochenta, que le vamos a hacer; esto vendía (y vende). Muchos pensarán que hoy en día tampoco han cambiado tanto las cosas: simplemente cambia el C64 por una Xbox One y listo. 😀 😯 😀 😈 Entre lo jocoso, lo irrisorio y lo grotesco anda el juego.

El «clic de la muerte» que terminó con las unidades Zip de Iomega

Discos Zip de Iomega

Discos Zip de Iomega

En 1994, la empresa Iomega (hoy LenovoEMC) lanza al mercado un nuevo periférico que revolucionaría el mundo del almacenamiento extraíble: la Unidad Zip, un dispositivo magneto-óptico que llegaba con propósitos de convertirse en el sucesor de las disqueteras de 3,5 pulgadas. Ilusos.

Tras su introducción tecnológica, los discos Zip (99 mm de ancho, 100 mm de alto y 7 mm de grosor en la zona del cierre) comenzaron a venderse como churros malagueños, junto con sus unidades, a causa de su bajo precio y su alta capacidad (100 MB al principio; 250 MB y 750 MB posteriormente). Los lectores externos comenzaron viniendo con interfaz de puerto paralelo y SCSI, para terminar siendo todos USB; y los internos IDE o SCSI. En un comienzo, las unidades externas necesitaban de fuente de alimentación adicional, pero al final se apañarían con la alimentación vía USB.

Algunos fabricantes, como Apple, decidieron incorporarlos de serie en algunos de sus Macintosh, cosa que ayudó a Iomega a triunfar en el mercado de los magneto-ópticos. Con un precio inferior a las 20.000 pesetas de la época (lo que incluía la unidad y un disco), parecía ser una buena alternativa a los caros sistemas de copia de seguridad para el usuario doméstico y para la pequeña y mediana empresa. Hemos de tener en cuenta que las unidades grabadoras de cedé aún no eran asequibles al consumidor medio, y los dispositivos de memoria flash, como hoy los conocemos, todavía no se habían inventado.

Precisamente la inmersión en el mercado de estas dos últimas tecnologías (CD grabable y memoria flash), así como su paulatino descenso de precio, daría al traste con las intenciones de Iomega para dominar el mundo con sus unidades Zip y, posteriormente, con los discos Jaz (de mayor capacidad). Pero no sólo por ello ocurrió todo, hubo algo más. Un error de hardware conocido como el «clic de la muerte» terminaría con todas las esperanzas de la empresa californiana.

Unidad Zip externa de Iomega

Unidad Zip externa de Iomega

En 1998, los primeros medios de comunicación online ya se hacían eco de que los usuarios de unidades Zip de Iomega se estaban quejando demasiado de graves disfunciones en sus discos y unidades. Tan graves que hacían inaccesible la información almacenada desde la unidad estropeada y, muchas veces, corrompían los propios datos del disco, por lo que no se podían leer desde otras unidades Zip tampoco.

Aquello fue denominado el «clic de la muerte» (click of death) por los expertos y usuarios de la época como consecuencia del sonido que hacía la unidad al intentar leer los datos del disco. La verdad es que yo mismo pude ver y usar muchos aparatejos de estos por aquel momento, y muchos pasaron por mis manos, y he de admitir que el dichoso clic te helaba la sangre tanto o más que el «anillo rojo de la muerte» de la Xbox 360. En el siguiente vídeo se puede escuchar el macabro soniquete.


Los grupos de noticias de la época ardían como Twitter arde hoy de vez en cuando. En Usenetalt.iomega.zip.jazz y comp.sys.ibm.pc.hardware.misc se llenaban de hilos poniendo a parir a Iomega y reportando cada día más y más problemas. Todo el mundo empezó a molestarse y a arremeter contra la empresa, pero Iomega guardaba silencio o se defendía diciendo que no había ningún problema físico, que los inconvenientes surgían del mal uso por parte los usuarios. Tiene bemoles el asunto.

Una fuente de aquella época, un hombre que se identificó como un extécnico de Iomega, comentó que el problema era muy bien conocido dentro de la empresa cuando él comenzó a trabajar allí. Señaló que no era un asunto común, pero que había afectado a cerca de la mitad de las unidades en las que él había trabajado.

Se comentó que el sonido de clic era causado por la cabeza de lectura/escritura de la unidad al chocar, en su movimiento, contra los topes que la mantenían dentro de su rango previsto, haciendo que se desalineara y que buscara (y no encontrara) la pista 0 (cero) en el disco Zip. Cuando el «clic de la muerte» se comienza a escuchar, el cabezal no encuentra dicha pista, que contiene información de vital importancia para la inicialización del dispositivo,

Y, ¿por qué sucedía aquello? El mismo supuesto extrabajador de Iomega explicaba que, tanto la unidad como el disco, no son, precisamente, extremadamente robustos, sino bastante endebles, y a la gente le gustaba llevarlo a todas partes: andando, en coche, en transporte público, etcétera. Después de seis u ocho meses, pues, era muy posible encontrarse con el problema.

La caída de la unidad al suelo, el polvo o el óxido en los cabezales o su exposición al electromagnetismo de, por ejemplo, el monitor CRT de una computadora de la época (y otros factores externos) podían causar también esa falta de alineación. Sin embargo, las unidades internas eran menos susceptibles de fallar. Vamos, que el diseño era una castaña pilonga.

Tan influyentes fueron las unidades Zip de Iomega, que incluso muchas BIOS bastante posteriores a todo aquel movimiento seguían trayendo en los modos de arranque USB los tres famosos USB-FDD, USB-HDD y USB-ZIP. Y tan influyente fue el «clic de la muerte», que hoy día se sigue utilizando como expresión para denotar que una unidad de disco, ya sea extraíble o interna, se ha ido al carajo más absoluto. Cultura friki, así lo llaman.

La escena del reloj de la torre de ‘Regreso al futuro’ con piezas de LEGO

Ya sabéis que nos encantan por aquí estos vídeos que se convierten en virales y en auténticos memes (sensu stricto) que terminan por recorrer el orbe digital completo en, prácticamente, horas. Y este es especialmente brillante e impresionante.

Es que a eso se dedican los chicos de Macro Lego Universe, a realizar películas o escenas de película con piezas de LEGO, pero con una ambientación tal que resultan emocionantes y extraordinarias. Aunque, por el momento, no dispongan de mucho material.

Rehacer el clímax, repleto de suspense, de la escena del reloj de la torre con minifiguras de LEGO tratando de aprovechar la energía del rayo para regresar al futuro es, simplemente, un éxito sensacional. El corto fue mostrado en la convención de fans de LEGO Brick 2014 y hace un trabajo sorprendentemente eficaz al reproducir el impacto emocional de la escena original, teniendo en cuenta sus «actores» son bastante poco expresivos. Nunca hay que subestimar a una minifig de LEGO…

El vídeo se colgó en el Tubo hace menos de cuatro días y su ascenso está siendo imparable. No te lo pierdas.

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