Matrículas geek (I)

Qué tiempos aquellos...

Una matrícula con mucho estilo
Antes de cal, ahora de arena
Si en el anterior post ensalzaba yo las grandezas de la plataforma .NET, ahora le toca el turno a una ración de fusta contra esta misma tecnología. Y es que así como se me llenaba la boca, embobado, parloteando del ASP.NET 2.0, hoy se me encharca de improperios contra el último ADO.NET.
Y digo yo, ¿por qué le han llamado ADO.NET y no AARGGGH.NET? Esto es tan parecido al ADO de toda la vida como Windows Vista a Windows 3.11 (para trabajo en grupo, rezaba debajo, ¿no?).
Vamos que la intención es similar pero el manejo no se parece en nada de nada. Y no es que las formas hayan cambiado mucho, y uno ya, a su edad, no esté como para andar renovando neuronas cada año y medio, es que el ADO.NET no hay por donde cogerlo. Es muy potente, y muy bonito, y de currelo desconectado y todo lo que quieran, pero no hay Santo Padre que le meta mano.
Lo que antes era «Conectar-Abrir-Leer-Cerrar-Desconectar», hoy se ha convertido en «Crear el DataAdapter-Generar los comandos-Asignar los comandos al DataAdapter-Configurar-Crear el DataSet-Llenar el DataSet-Cerrar-Leer-Desconectar». Esto, claro está, para extraer un dato y en formato simplificado, que no se te vaya a pasar por la cabeza querer añadir datos a la tabla, que deberás realizar alguna operación que otra más. Un dolor, digo.
Me agrada que los hombres de Redmon renueven tecnologías y amplíen miras, pero, por Dios (y la Virgen, que son dos), no nos hagan la vida más complicada de lo que ya es.
Gracias a la providencia divina, y a la desinteresada aportación de un desarrollador de los de pro, encontré (hace ya) en Planet Source Code una clase para manejar ADO.NET a golpe de comandos al estilo DAO/ADO (¡qué tiempos aquellos!). Para el que le interese, se puede descargar haciendo clic aquí (¡toma normas de utilización de hipervínculos!).
Cuando más conozco el .NET…

Microsoft .NET Framework
… más me pone. Y es que hay que reconocer que los chicos del tío Bill se salieron desarrollando esta tecnología.
Imagina el entorno de desarrollo perfecto, un espacio que sea independiente del lenguaje utilizado, que sea multiplataforma y que permita desarrollar aplicaciones de escritorio, aplicaciones web, para dispositivos móviles o servicios basándose en las mismas técnicas de trabajo y en la misma actitud. Eso es .NET.
Imagina una biblioteca de clases compartida por todos los lenguajes de programación, un entorno de ejecución común, una infraestructura común, un lenguaje intermedio de compilación común y unas especificaciones reguladoras comunes. Imagina un conjunto de tipos de datos comunes y una arquitectura de acceso a datos común. Imagina un espacio de trabajo común. ¿Puede haber algo más común que lo común?
Los programadores de Visual Basic ya no podrán ser denostados por los gurús súpermegageeks de ce masmás, porque ahora comparten las mismas características, incluidas las archimanidas herencia, encapsulación y polimorfismo, que son tres cosas raras de los lenguajes orientados a objeto de las que todo hijo de vecino farfulla y luego ni Dios entiende correctamente.
Amén de ello, es importante dedicar un renglón o dos a ensalzar ASP.NET 2.0, que permite desarrollar un sitio web como si de un programilla casero de facturación se tratrase. Ya podemos separar la lógica del diseño, utilizar propiedades y eventos o interacturar con el estado del cliente sin hacer perder tiempo al usuario con eternas recargas de elementos repetidos.
Si a esto le agregamos un poco de SOAP, algo de AJAX (o AVBAX :P), una pizquilla de Silverlight y un chorrito de CSS, obtendremos el batuburrillo perfecto para volvernos locos entre tanta tecnología que, aunque resulte un lío de acrónimos, merece la pena un rato.
NB: Si «SOAP» es jabón en inglés y «AJAX» (pino) es una marca de jabón, progongo denominar FAIRY a la siguiente versión del .NET, o lo que es lo mismo Framework of Alternative Intelligence Rather Yobbo. No sé, así a bote pronto.
Espías muleros

eMule
Los programas peer to peer que tan buenos momentos de ocio (y negocio) nos proporcionan, pueden llegar a convertirse en nuestros peores enemigos, chivatos públicos de nuestros secretos mejor custodiados. Nos centraremos exclusivamente en eMule, aunque lo que contaré a continuación puede extrapolarse a cualquier otro software que permita compartir archivos vía Internet y teniendo como base el intercambio entre pares.
Como bien es conocido, este tipo de aplicaciones relacionan usuarios conectados a través de un servidor común que se encarga de poner en contacto a los clientes en función de sus peticiones. Pa’ que me entienda usté, señá María, que si quiere conseguir la discografía completa de la Pantoja en emepetrés, usted se me conecta con la mula, busca y automáticamente se empieza a bajar las canciones de aquellas otras personas que ya las tengan y las quieran compartir con su persona de usted.
A la hora de configurar un software de este tipo, uno de los pasos más importantes es el que se corresponde con definir la carpeta o carpetas que queremos compartir con el resto de usuarios de la red. Esta acción, que puede parecer sencilla y sin aparente peligro anejado, puede convertir nuestro pecé en un jugoso reclamo de espías, cotillas y voyeurs ávidos de información ajena que, en la casi totalidad de los casos, ni les va ni les viene.
La falta de información y, quizás, la poca experiencia de muchos nuevos usuarios de estas tecnologías, hace que la tediosa práctica de compartir carpetas muleras cuando se dispone de varios gigas de música, películas y juegos, se despache de un plumazo compartiendo la carpeta Mis documentos completa. Craso error.
Si compartes su carpeta Mis documentos al completo, además de ofrecer a todo pichichi aquello que quiere realmente ofrecer, estás compartiendo todo aquello que, seguramente, no estés tan interesado en compartir, léase las fotografías del viaje a Lanzarote, las cartas a tu amante, tus vídeos descargados del teléfono móvil o la contabilidad doméstica en esa hoja de Excel que te quedó tan chula.
¿Crees que nadie puede ser tan estúpido como para compartir el directorio Mis documentos completo? Efectivamente estás en lo cierto. Hay todavía estúpidos de mayor rango que ponen a disposición del espía mulero la totalidad de sus discos duros, los pendrives y los discos externos uesebé. Y Dios me perdone por lo de estúpidos, ya que lo más probable es que sean novatos integrales mal informados y peor informatizados por los «especialistas» de alguna de las grandes superficies del sector.
Hacer la prueba es tan fácil como probar. Teniendo un poco de picardía podemos pensar que la mayoría de las cámaras de fotos guardan las mismas en una carpeta llamada DCIM y que, muchas veces, los usuarios copian la carpeta entera al ordenador para pasar las fotografías. También se nos puede venir a la mente que los nombres con los que etiquetan las máquinas digitales las fotografías suelen comenzar por DSC, o por IMG, o por PANA (las Panasonic), o algo similar seguido de un número de orden. Haz el favor de buscar con tu mula imágenes con el texto DSC; o busca IMG_; o busca DCIM. Te sorprenderás. Eso sí, si descargas la foto de tu vecina en paños menores y das con tus huesos en la cárcel, no le eches la culpa a este humilde post que sólo quiere ayudar.
También puedes intentar buscar documentos con el nombre currículum o currículum de y te asombrarás de la gente que comparte sus documentos sin saberlo. O prueba lo que se te ocurra que alguien puede guardar en sus Mis documentos: vacaciones, fiesta, contabilidad, facturas, secreto…
No me seáis gañanes y pagafantas y acotad el terreno de caza contra furtivos sin escrúpulos que sólo desean ver vuestros datos por pura cotillería (o no). Cualquiera puede aparecer pasado mañana en el tubo en aquel vídeo privado que grabó con la parienta aquella noche de juerga.
Las matemáticas y la madre que las parió
Aunque parezca mentira (me pongo colorada…) algunos somos adictos a la informática, el intenné y las nuevas tecnologías en general y, al mismo tiempo, aborrecemos con odio patrio todo aquello que huela lo más mínimo a matemático. Sí, sí, mirusté, que algunos fuimos incapaces de aprobar un puñetero examen de matemáticas sin copiar y se nos han dado mal, pero mal, desde pequeñitos. Qué cosa.
Suena a chiste, pero es que yo soy de letras. Estudié latín, historia, literatura y otras cosas de esas que no sirven para nada, sino para llenarte la cabeza de cultura y el pecho de sensibilidad, o sea para mariconadas sin fundamento alguno. Y es que a quién se le ocurre perder el tiempo en aprender, por ejemplo, a escribir bien cuando hoy día se dirime todo a golpe se esemese, y las faltas de ortografía a lo hoygan están de moda no perentoria en la Red de redes.
A algunos, digo, no nos gustan los posts de Microsiervos en los que nos intentan convencer de que es falsa la deducción matemática que demuestra que dos es igual a uno. Seguir esos procesos línea por línea se me hace eterno y aburrido, porque uno no pasó de la suma, la resta y la multiplicación (la división con calculadora), y en cuanto le sacan a algo el factor común por algún lado se pierde irremisiblemente. Además, lo poco que estudié sobre el tema me llega para saber que dos no es igual a uno, con preterición de demostraciones necias.
¿Y no te da vergüenza hablar así de las matemáticas siendo desarrollador informático? Pues no, oiga. Ni pizca. En mi trabajo he tenido nimios problemas para codificar algunos algoritmos que requerían de conocimientos matemáticos, pero con preguntar o buscar la respuesta por ahí he ido saliendo del paso. Afortunadamente estoy rodeado de cerebritos matemáticos que en un pispás te sacan el dichoso factor común a todo lo que se menea y te parametrizan una duda para x igual a lo que te haga falta. Traducirlo a un lenguaje de programación es pan comido. Trabajo en equipo; tú piensas, yo escribo.
En fin, que odio las matemáticas desde los cuadernillos de Rubio y seguirá siendo así por los siglos de los siglos. Supongo que es algún problema cerebral, ya que mi animadversión viene claramente dada por la total incomprensión de la materia. Soy incapaz de entenderlas y ellas no me entienden a mí. Y no me vengan con que no me las han explicado bien nunca, porque por profesores y enseñantes no habrá sido. Sigo diciendo que el problema está en mi masa encefálica y en la falta de las conexiones neuronales requeridas para comprender algo tan, para mí, etéreo.
Quizás algún día, cuando aprenda a despejar x (porque no descarto intentarlo de nuevo), tengo que borrar este post o tacharlo y corregirlo al pie. Ese día seré un hombre nuevo y un hombre renovado. Eso sí, sacando factor común hombre.