Frases con historia (XIV)
Los aviones son unos juguetes interesantes, pero no tienen interés militar.
Mariscal Ferdinand Foch, Comandante en Jefe del Ejército Francés. 1911.
Prey, el software antirrobo

Logotipo de Prey
La forma de utilizarlo es muy sencilla. Descargamos el software de la web del desarrollador, lo instalamos y lo dejamos latente hasta el día que nos roben (Dios no lo quiera) nuestro aparato. Prey tiene dos maneras distintas de funcionar: mediante un panel de control en la nube o por medio de una configuración independiente. La diferencia es sutil, pero muy importante.
Prey se encuentra en estado de espera hasta que recibe una señal de alarma para comenzar su funcionamiento. Este aviso no es otra cosa que una URL en Internet que el programa comprueba cada cierto tiempo para ver si está activa o no. El hecho de encontrarla disparará las señales de peligro, y Prey empezará a transmitir datos.
Si disponemos de un blog o una página web, podremos configurar una dirección a nuestro gusto, pero si no es así deberemos hacer servicio del panel de control en la propia web de Prey. Asimismo, a los usuarios de este panel de control, los informes del ladrón les llegan a su propia cuenta, sin embargo, los que elijan una conformación independiente recibirán la información por correo electrónico, teniendo que configurar un servidor SMTP correctamente.
Prey funciona remitiendo reportes o informes al propietario de la máquina sustraída. Utiliza el GPS del dispositivo (teléfonos) o los puntos de acceso Wi-Fi cercanos a él (PC) para triangular y obtener su ubicación. Amén de ello, posibilita bloquear el ordenador a distancia, revisar el hardware de tu máquina, mostrar mensajes de alerta, esconder tu información sensible de los clientes de correo electrónico, obtener capturas de pantalla o, incluso, tomar fotografías con la webcam de quien se encuentre en ese momento frente al aparato.
Todo ello lo hace vía Internet con una conexión activa que, si no existiera, intentaría encontrar a través de las redes Wi-Fi abiertas que localice en el entorno. La forma de activar la URL de alarma puede ser a través de Internet o mediante un mensaje SMS, lo que permite poner en alerta a Prey prácticamente al instante del robo.
Existen diversas versiones de pago también que proporcionan soporte para varias máquinas integradas en una sola cuenta, desde 3 dispositivos, para un usuario doméstico, hasta 500, para grandes empresas que ponen a la disposición de sus empleados ordenadores portátiles y teléfonos celulares. Estas modalidades incluyen extras como cifrado SSL total en las comunicaciones, más capacidad para informes por máquina, modo activo o instalación remota instantánea. Actualmente, los precios oscilan entre 5 $ al mes y 399 $ al mes, ofreciendo descuentos por el pago anual.
Prey es una muy buena opción para las personas que viajan mucho con sus ordenadores y temen perderlos en cualquier momento. Sin embargo, todo tiene su pero. Evidentemente, si el ladrón no enciende más el equipo o sólo lo hace para formatearlo, la utilidad de Prey es nula. Tampoco sirve de mucho si el equipo no se conecta a la Red, por lo que las probabilidades de encontrarlo descenderían a prácticamente cero.
Seamos francos: es muy difícil recuperar un ordenador robado. De todas las maneras, siendo algo gratis y que no come recursos prácticamente, no está de más instalarlo por si acaso. Quién sabe si en un futuro lo vamos a necesitar y si realmente nos va a ser de utilidad.
NaDa no hace nada, pero lo hace muy bien

Ene-a-de-a: NaDa
NaDa es totalmente multiplataforma, es decir, funciona de igual manera en sistemas Windows, Mac OS, GNU/Linux y en todas las plataformas operativas para teléfonos móviles, consolas de videojuegos y electrodomésticos de consumo varios. Además, sólo ocupa 1 byte. Ni más ni menos.
La extremadamente compleja funcionalidad de NaDa es precisamente, y como su propio nombre indica, no hacer absolutamente nada. Realmente, la primera versión de NaDa (la versión 0.0) no hacía nada, y los cambios implementados en la actualización 0.5 hicieron que su función se extendiera a no hacer nada de nada.
El autor de este portento de la ciencia binaria explicaba en su web que «NaDa es un nuevo y revolucionario concepto, muy ligero, que no hace nada, pero lo hace muy bien. Descárguelo y olvídese de él». Esta página web ya no existe, por desgracia, pero todavía se puede seguir descargando NaDa 0.5 desde sitios alternativos.
El artícife de tamaño despropósito no fue otro que Bernard Bélanger, un artista gráfico de Montreal dedicado al diseño de logotipos, portadas de discos, carteles, publicaciones y sitios web, entre otras cosas. Lo bohemio que caracteriza a estos artistas contemporáneos, y también un pequeño afán por llamar la atención hacia su persona y su trabajo, hizo que desarrollara este software (y su cachonda web) de estéril concepción e inútil funcionamiento. Y, la verdad, es que llamó la atención de forma notable en aquel entonces.

Captura del sitio web de NaDa
NaDa 0.5 se descarga en un archivo comprimido autoextraíble que, de forma curiosa pero evidente, ocupa sesenta mil veces más que el fichero original del programa (60 KB frente a 1 byte). El contenido es un archivo que únicamente contiene un carácter no imprimible, concretamente un salto de carro, y que se puede visualizar con cualquier editor básico de texto. El ficherito lo descomprimes, lo copias en cualquier lugar de tu disco duro y, sencillamente, te olvidas de él. No hay más que esa patochada.
Por supuesto, NaDa es gratuito, no contiene errores ni virus e, incluso, si se borra del disco sigue funcionando (haciendo nada). El único bug conocido y admitido por el autor es que, en raras ocasiones y bajo determinadas circunstancias, después de instalar NaDa te das cuenta de que ha hecho algo. No se sabe muy bien lo que hace, pero hace algo. En estos casos es mejor olvidarlo y dejarlo pasar, pues al instante seguirá sin hacer completamente nada.
Como se puede observar en la imagen anterior (esquina inferior derecha), Bernard Bélanger llegó a contar con más de un millón de visitas desde que lanzó su broma a la comunidad internauta y, probablemente, aumentaría en varios miles más. A veces, una idea aparentemente idiota puede llevar aparejada una intención muy inteligente, y de esto saben mucho los diseñadores y los publicistas.
No hay mejor currículum que aquel que se aleja del estándar y capta inmediatamente la atención del destinatario. No olvidéis esto porque os va a servir de mucha ayuda en el mundo laboral.
Historia de un garaje

Garaje HP
Bill Gates y Paul Allen desarrollaron la primera versión de su BASIC para un Altair 8800 en un garaje parecido, y Steve Jobs y Steve Wozniak fabricaban a mano sus primeros Apple en otro garaje. También Chad Hurley y Steve Chen, fundadores de YouTube, comenzaron su proyecto en un garaje, y Larry Page y Sergey Brin diseñaron su primera versión de Google en un garaje alquilado.
Hewlett y Packard desarrollaron un oscilador de audio de precisión, el conocido como Modelo 200A. Utilizaron una bombilla como resistencia, para estabilizar la temperatura del circuito, lo que les permitió simplificar el dispositivo y reducir el precio de venta a 54,40 $, en lugar de los 200 $ que valían otros modelos menos estables del mercado.
El 1 de enero de 1939, los dos ingenieros fundaron la empresa Hewlett-Packard y consiguieron sacar al mercado el modelo 200B de su oscilador. Este aparato tuvo como primer cliente a los estudios Walt Disney Pictures, que compraron ocho para sincronizar los efectos de sonido a la película Fantasía. HP ha llegado a convertirse hoy en una de las compañías de tecnologías de la información más importantes del mundo.
En 1987 este garaje fue declarado lugar de nacimiento de lo que, con los años, sería Silicon Valley, el territorio técnicamente más avanzado del mundo. Los empresarios fundadores no pararon hasta intentar recuperar la pequeña construcción de madera, y en el año 2000, HP logró hacerse con el garaje y la vivienda anexa. En el año 2005 terminaron su restauración por completo con el fin de preservar este legado.

El garaje HP restaurado
En el año 2007, el garaje de HP fue declarado Lugar Histórico de Estados Unidos, una conmemoración realmente importante y que otorga a la construcción carácter de lugar histórico como lo pueden ser la isla de Alcatraz, las cataratas del Niágara o el Gran Cañón.
David Packard falleció en 1996, a la edad de 84 años; William Hewlett murió en el año 2001, contando con 88 años de edad. Seguramente ambos se fueron felices al ver sus sueños cumplidos y su garaje en manos de la empresa que surgió del interior de sus cuatro paredes.

David Packard y William Hewlett con su garaje al fondo
‘Vintage’ no es una palabra francesa y no se pronuncia ‘vintash’

Nike vintage
De una época a esta parte todo lo retro está volviendo para quedarse en nuestras vidas. Sin embargo, los sesenta los tenemos ya muy sobados, ahora la nostalgia proviene de los años ochenta. Regresan los peinados vaporosos, los vaqueros desgastados, las polainas, los calentadores de piernas y las zapatillas John Smith. Y también reaparecen los clásicos relojes Casio, los juegos de las consolas de 16 bit y las series televisivas en formato largometraje.
Lo retro ochentero se ha puesto de moda ahora porque es ahora el momento melancólico de los treintañeros, un intervalo de diez años en el que se pasa de la edad de la inocencia a la primera madurez tan poco deseada. Si lo llaman crisis de los cuarenta por algo será.
Sin embargo, la palabra retro es, a su vez, bastante antigua. Algo era retro hace diez años, cuando se añoraban los setenta, ahora lo que se lleva es vintage, que mola mucho más y suena a francés culto que te rilas. Tanto suena a francés (con esa terminación en «ge») que los repijautas que no se la quitan de la boca la pronuncian algo así como ‘vintash’. Y, por extensión y contagio, la mayoría del común del vulgo también.
A presentadores de televisión, vendedores, proveedores, personajes públicos e, incluso, a famosetes medio conocidos he oído yo pronunciar ‘vintash’, llenándoseles la boca de erudita sapiencia. Esto al menos, en España, que yo sepa.
Lo cierto es que vintage es una palabra inglesa de toda la vida, del inglés de Shakespeare de siempre, que significa cosecha o vendimia, en sus primeras acepciones como nombre, y añejo, clásico o de época en su sentido como adjetivo, que es el que más se ajusta a como nosotros lo utilizamos. Por lo tanto, vintage se pronuncia así como ‘vintich’ (/’vɪntɪdʒ/ en transcripción fonética), que no ‘vinteich’, como podría dar lugar a pensar.
La verdad es que vintage tiene su origen en el término francés vendange (que significa exclusivamente vendimia), aunque ambos provienen del latín vindemia (de vinum ‘vino’ + demere ‘sacar’). Sin embargo, vintage es inglés, y su significado de antiguo, retro o clásico es originario de este idioma.
He dicho.