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La Ley Sinde triplicará las descargas «ilegales»

Se levanta la sesión

Se levanta la sesión

O es lo que cabe esperar de la prohibición absurda de hechos que, en el imaginario colectivo, no representan actos punibles ni de lejos. Lo hemos vivido desde que el mundo es mundo. Hace cuatro días sabíamos de la noticia de que la ley antidescargas francesa, la conocida como Ley Hadopi, que penaliza el intercambio entre pares, ha disparado el uso de la descarga directa en el país galo hasta en un 35% más de lo habitual.

Pero, si nos remontamos más atrás en la historia, percibimos que el problema no es, para nada, algo nuevo. En Estados Unidos, durante los años veinte, la Ley Seca, que ilegalizaba por completo el consumo y la elaboración de alcohol, provocó un aumento como nunca se había constatado de bebedores ilegales. La demanda no satisfecha generó mercados negros, mafias y crimen organizado.

Evidentemente, el caso que nos ocupa no representa un veto tan restrictivo, o eso queremos creer. La analogía sólo sirve para demostrar que la privación de derechos o la prohibición de acciones, de todo punto legales a los ojos de la sociedad, multiplica su cometimiento. Y el hecho de descargar o compartir contenidos culturales a través de la Red es algo que está asumido como habitual y legítimo por el total de la población.

Por otro lado, los jueces están obligados a interpretar las normas de una manera coherente a lo que opina la realidad social del momento (artículo 3 del Código Civil). Conforme a esta premisa y al lógico entendimiento de que un sitio web de enlaces no puede violar ley alguna, ningún magistrado ha fallado en contra de las descargas en este país hasta hoy. De ello la necesidad de redactar una ley ad hoc que permita a un Gobierno erigirse en juez y actuar como tal.

Los nuevos remiendos anunciados a la Ley Sinde la devuelven al Senado maquillada como una puta barata, haciéndonos creer que la tutela de los jueces estará siempre velando por los derechos fundamentales de los ciudadanos, cuando todos sabemos que esto no se lo creen ni ellos. En ningún momento se exige una resolución judicial para el cierre de una web, y eso es lo que preocupa en Internet, y mucho.

Sin embargo yo no estoy nervioso. No lo estoy porque, a lo largo de los años, he aprendido a no encabronarme por las cosas que todavía no han sucedido. Eso sólo te lleva a un estado de ansiedad que provoca estrés y mal rollo. No tengo intención de preocuparme hasta que no tenga razones para hacerlo. Los internautas son los que mandan en Internet, y ninguna ley a medida puede cambiar eso, porque por cada web que se cierre aflorarán dieciséis.

Los generadores de opinión más mediáticos de la Red se llevan las manos a la cabeza y se hacen cruces durante estos días. Enrique Dans, Julio Alonso y David Bravo se cabrean con David Maeztu porque éste propone una modificación de la Ley Sinde sin contar con los demás y, encima, una ristra de filtraciones hace creer que están todos en una piña, en plan conspiración con la industria. Todos salen al paso de las noticias, exculpándose y argumentando su no participación en la propuesta del abogado riojano. Al final todo se medio arregla, se aclaran entuertos, se ofrecen explicaciones y las aguas parecen volver a su cauce.

Y yo me pregunto, ¿sirve de algo toda esta algarabía? No conviene darle tantas vueltas a la mierda, porque al final termina por oler. La Ley Sinde va a ser aprobada y punto pelota. Lo importante y lo tranquilizante es saber de antemano que no va a servir de nada. El ciudadano digital no es precisamente bobo y va a saber posicionarse en el momento justo y en su justa medida. Según vayan sucediendo los acontecimientos, los internautas responderán con ahínco a los políticos. Y ellos tienen todas las de perder.

La Ley Sinde es una buena noticia, porque va a permitir que el intercambio de la cultura se triplique en este país. Se descargará más y se comprará menos; el efecto rebote está asegurado. Y mientras no se den cuenta de que el modelo de negocio tiene que cambiar, y no pasar por, o consistir en, prohibir y amenazar, sus industrias seguirán en viaje en picado hacia el subsuelo de los arquetipos más anacrónicos.

No, Alejandro, no habéis conseguido nada, sino todo lo contrario.

241543903: La indescifrabilidad de la raza humana

241543903

241543903

A veces no me extraña lo más mínimo que la información genética de nuestra raza comparta tantos pormenores con la de la mosca de la fruta. Y es que variando unas cuantas cadenas de ADN podemos nacer humanos o equus asinus, vamos, burros ibéricos de toda la vida. 

A un alumbrado llamado David Horvitz se le ocurrió un buen día del mes de abril del año 2009 hacerse una foto con la cabeza metida en el congelador y subirla a Flickr. Además, instó a sus visitantes a realizar la misma acción y a colgar la imagen en cuestión en cualquier servicio de alojamiento con una etiqueta (o tag) que incluyera el número 241543903

El caso es que multitud de elementos bípedos, supuestamente racionales, se lanzaron de cabeza con su ídem al congelador, fotografiando el relevante suceso y alojando las fotos en la Red con la correspondiente etiqueta numérica 241543903. Tal fue la avalancha de fotografías cabecicongeladas que, si escribimos el guarismo en cuestión en el buscador de imágenes de Google, aparecen tantos resultados que se pueden contar por miles

Por otro lado es lo que buscaba David Horvitz, conseguir asociar un número a una imagen para que su indexación en los motores de búsqueda fuera óptima. ¿Una prueba fehaciente de que Google funciona correctamente o una fricada de marca mayor? El señor Horvitz es un artista neoyorquino conocido por sus proyectos de naturaleza excéntrica, por lo que me inclino más por la opción de «absurda manera de llamar la atención». Yo es que el arte contemporáneo no lo acabo de entender

Más homínidos en la nevera

Más homínidos en la nevera

Hace escasos días que Horvitz ha destapado la historia que hay detrás del número 241543903, algo que a los habitantes de este planeta nos tenía en un sinvivir mayor que el de los números chungos de Perdidos (Lost). Resulta que fueron fruto de una combinación entre el número de serie de su frigorífico y los códigos de barras de una bolsa de fideos y un paquete de vainas de soja. Resulta impresionante lo que se observa desde el punto de vista del sujeto cuya cabeza ha sido introducida en un congelador. Madre mía. 

La popularidad de este meme internetero resultó ser todo un fenómeno mundial. El mismo día del llamamiento se colgó una nueva foto en Flickr, y semanas más tarde se registró el dominio 241543903.com. En Brasil, gracias a un amigo personal de David, el acto de congelarse la cabeza se convirtió en religión; en Japón ocurrió tres cuartos de lo mismo, aunque allí no hizo falta intermediación alguna, los japoneses son lo bastante friquis como para apuntarse a esto y a un bombardeo si hace falta. 

En enero de 2010 había ya cientos de fotografías en Flickr bajo la etiqueta 241543903, extendiéndose, entonces, a redes sociales como Facebook, Twitter y MySpace. En diciembre de 2010 la popularidad del fenómeno tuvo un repunte gracias a un nuevo llamamiento desde Tumblr.  Incluso existen camisetas y objetos diversos de merchandising acerca del meme del número 241543903

La raza humana es maravillosa, lo mismo nos matamos entre nosotros en cruentas guerras que nos subimos todos juntos al carro del despropósito más absurdo y estúpido, sin distinción de países, razas o religiones. Mejor nos andaría si fuéramos más irreflexivos e impetuosos, pues tanto meditar la forma de hacer daño al vecino nos quema neuronas de manera innecesaria. Menos formalidades y más cabezas en congeladores.

La hacker más sexy del mundo ni es hacker ni es sexy

Kristina Svechinskaya

Kristina Svechinskaya

Hace tres meses saltó a la palestra informativa el desfalco cometido por un grupo internacional de delincuentes cibernéticos que logró estafar 220 millones de dólares a varios bancos estadounidenses y británicos. Una banda de hacker maliciosos que, haciendo uso del troyano conocido como Zeus, se apoderó de los números clave y de las contraseñas de miles de clientes para, posteriormente, transferir diferentes cantidades de dinero a sus cuentas, habilitadas a tal efecto.  

Es curiso, porque de la noticia no conocimos ni el nombre de la banda, ni el de la operación policial, ni el del juez que llevaba el caso en los USA. No habríamos oído siquiera mencionar el tema de no ser por una de las integrantes del desfalco, una joven rusa de veintiún años llamada Kristina Svechinskaya.  

Las rotativas sensacionalistas de medio planeta digital apodaron rápidamente a Kristina como «la hacker más sexy del mundo», y su romántica figura fue rápidamente relacionada con la de Anna Chapman, la guapa empresaria de origen ruso acusada de espionaje por el Fiscal General de los Estados Unidos meses antes y deportada en julio de 2010. ¿Qué tienen las rusas?  

La adorable chiquilla, de ojos de cristal de Swarowsky y trasero reciamente ceñido por pantalones de hechura imposible, levantó la voz de los internautas contra su proceso, en el que se solicitaban hasta cuarenta años de cárcel para la torda ex soviética. Llorando como una Magdalena llegó a los juzgados, con mohín de apiádense de esta pobre niña rica de mirada penetrante.  

El imaginario de la comunidad internauta salta como un resorte cuando aparece en portada una cara bonita unida a un ilusorio concepto geek underground. Todos los blog del mundo mundial se hicieron eco de la noticia, y los medios tradicionales también, recabando fotos de la muchacha y apostando por su puesta en libertad. Y es que cómo se va a juzgar a una criatura tan divina como esta por algo tan molón como la idea robinjudiana de robar al rico para agasajar al pobre. La realidad es bastante menos romanticona.  

Lo cierto es que Kristina Svechinskaya era una alumna universitaria con visado de estudiante residiendo en Manhattan. Como lo era también buena parte de los otros 37 detenidos en Nueva York, jóvenes procedentes de las repúblicas ex soviéticas que fueron reclutados por una organización de piratas informáticos, camaradas y compatriotas, para hacer de mulas de dinero, es decir, hacer las veces de piezas de lavado de capital robado en el entramado criminal.

Otra foto de la muchacha

Otra foto de la muchacha

Además, el mito se cae por su propio peso cuando te percatas de que lo que hacía esta gente era robar los ahorros de particulares y pequeños empresarios para engordar su libreta de ahorros a costa de quitarle a los pobres. Nada de grupo de hacker con ideales anticapitalistas que desenmarañan las protecciones de seguridad de grandes compañías y gobiernos, por el simple placer del reto intelectual que ello supone. Simples chorizos de tres al cuarto.  

Dudo de la capacidad de Svechinskaya para manejar un troyano. Su cometido (como el del resto de reclutas) era el de abrir cuentas bancarias con nombres falsos o a favor de empresas que no existían. A estas cuentas se desviaba el dinero robado por los verdaderos hacker, dispersando así su botín, y que abonaban un montante del 10% de lo sustraído a los incautos jovenzuelos colaboradores, Kristina entre ellos.  

Sin embargo, es mucho más novelero colocar a una moza de buen ver al lado del romántico ideal de leyenda antisistema que representan los hacker, haciendo, por otro lado, bastante daño al concepto real de lo que es un hacker. Pero no, ya lo siento por ustedes, Kristina Svechinskaya no es ninguna hacker, y recelo bastante de sus capacidades informáticas más allá de actualizar su perfil de Facebook.  

Y con respecto a lo de sexy, hombre, todo es cuestión de gustos. A mí, desde luego, la petarda que se puede ver en la fotografía central que incluye esta entrada podría ser de todo menos sexy. Esas uñas ochenteras de tarotista televisiva de media noche, ese pantalón de lycra elástica y esa blusa transparente que deja al descubierto el encaje del sostén se acercan tanto a mi concepto de elegancia y atractivo sexual como se asemejan una mariposa y un caballo. Muchos pueden discrepar y pensar que la chiquilla tiene un revolcón, pero de ahí a ponerla de sexy va un mundo.  

Las mentes inquietas y calenturientas de los friquis digitales necesitan de una reina que ocupe el puesto que se merece en un mundo tecnológico copado de testosterona. Ello nos lleva a relacionar tetas y bits a la primera oportunidad que se presente, aunque el nexo no llegue más allá de un titular periodístico populachero. Desde luego, si la cuestión en fusionar belleza, distinción y tecnología, me quedo con tipas del estilo de Jade Raymond antes que con estorninos como este, por mucha pinta que tengan de espías que surgieron del frío. Como decía, es cuestión de gustos. Sin más.  

Al fin y al cabo, cuando salga de la trena, siempre puede vender su cuerpo a alguna revista masculina de digestión fácil, como hizo en su día la propia Anna Chapman en Maxim. Dinero fácil es dinero fácil.

Ataques y contramedidas

Contramedidas

Contramedidas

En la penúltima ofensiva de los Anónimos en la Red ocurrió algo interesante, un acontecimiento único que hasta entonces no había sucedido y que hizo palpitar corazones y rechinar dientes a los pocos internautas para los que no pasó desapercibido. Los ataques DDoS fueron fuertemente repelidos y contenidos a base de contramedidas tecnológicas algo más que discutibles.

Internet es un vasto terreno minado disfrazado de colorines y musiquita agradable. Caminar por las autopistas de la información nos hace tener una falsa sensación de seguridad que pende de los hilos que manejan aquellos de los que nunca apercibimos su presencia, los «dueños» de la Red, los que hacen que todo funcione y los que vigilan de cerca tus pasos para que no te salgas del rebaño.

No somos conscientes de que nos hemos hecho propietarios por decreto de un imperio edificado sobre arenas movedizas. Las grandes compañías tecnológicas que sustentan Internet pueden cortar el grifo cuando les de la real gana, y se acabó.

Anonymous había anunciado con un día de antelación su intención de atacar los servicios web de la RIAA, la Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos. Los ánimos estaban caldeados a causa de anteriores arremetidas por lo que, en este caso, los patrones de la información digital se enseñorearon de las acciones defensivas para evitar al máximo la repercusión de dicha invasión (cosa que, por otro lado, no consiguieron plenamente). Su estrategia se basó en los tres pilares que se detallan a continuación.

1. La mejor defensa es un buen ataque. Los sitios web y los canales de chat y foros de la que se dio en llamar Operation Payback fueron contraatacados sin piedad. Los servidores cayeron y los servicios hubieron de moverse a otros lugares más seguros. Es algo que se repite cada vez con más frecuencia; sin ir más lejos, estos mismos días hemos conocido la noticia de la caída de la web de 4chan, donde los Anónimos de congregan normalmente para coordinarse. Asimismo, las cuentas de Twitter y Facebook de Operation Payback fueron cerradas sin previo aviso.

2. La censura de la información. Fue curioso observar, durante aquellos días, como Google Noticias o Google Blogs, además de otros importantes proveedores de información, censuraron impunemente toda noticia o entrada que hablara acerca del ataque. Para la inmensa mayoría de los internautas, algo que no se puede encontrar en Google no existe, y hubo que acceder directamente a los blog o a los medios que se suponía estaban ofreciendo la información actualizada.

3. Las cortapisas de acceso. El tercer bloque de contención lo protagonizaron los propios ISP, los proveedores de acceso a Internet. Decenas de ellos en todo el mundo denegaron el acceso de sus clientes a las páginas web que iban a ser atacadas, con lo que se evitaba tajantemente el ataque DDoS desde sus líneas. Muchos no supimos si la web de la RIIA seguía tumbada o no porque simplemente no teníamos acceso a ella.

Quizás, los que hasta ahora generaban los ataques no se habían percatado de que sus víctimas podrían utilizar su propia medicina contra ellos. O quizás se habían pensado que la exclusividad de las herramientas digitales les pertenecía, sin siquiera imaginar que aquellos a los que se enfrentan poseen los mismos o mejores conocimientos para detener una agresión digital o para provocarla. Internet es tierra de nadie y, como tal, cualquiera puede salir victorioso en una contienda. No estamos inmersos en guerras desiguales donde el ejército más avanzado del mundo en materia tecnológica es el que más probabilidad posee de alzarse con la victoria, sino que somos iguales ante la Red y hacemos uso de ella de manera pareja.

Los grandes negocios de la web no responden a obsoletas empresas de dueños que trajean sus orondas barrigas y cierran negocios en restaurantes, huyendo de la informática y la técnica actual. Los grandes negocios de la web los levantan compañías modernas que disponen de las más altas medidas de seguridad tecnológica y que emplean a sujetos con amplios conocimientos que, en muchos de los casos, vienen del mundo del underground informático.

Las contramedidas utilizadas en contra de Anonymous pueden resultar de dudosa calidad ética, ya que la censura y la información nunca han sido buenos compañeros de cama, pero son perfectamente legítimas desde el punto de vista digital y en el ámbito de la defensa de transacciones de miles de millones de euros. ¿O quizá no? El tiempo dará la razón a quien la tenga, de eso estoy seguro.

«Chuck Norris no tiene ni media hostia»

Pérez-Reverte dixit

Pérez-Reverte dixit

El fin de semana de los días 23 y 24 de octubre del año en curso sucedió algo inusitado en este país, antiguamente llamado España. La red social de microblogging Twitter trascendió las masas digitales para convertirse en noticia en el mundo real de los informativos de toda la vida, los que se disfrutan retrepado en el sofá, con una mano en el mando a distancia y la otra rascándose los huevos.  

El polémico escritor Arturo Peréz-Reverte tuvo la osadía de poner de vuelta y media al ex Ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Moratinos, desde su cuenta en Twitter. Y digo que tuvo la osadía no porque le dio la venada de insultar públicamente a un político (cosa que a don Arturo probablemente le importe tres cojones), sino por la que le cayó después desde las trincheras binarias de medio país.  

El académico del sillón T de la RAE, escribió en su cuenta: «Por cierto, que no se me olvide. Vi llorar a Moratinos. Ni para irse tuvo huevos». Este mensaje revolucionó a la muchedumbre que para por su Twitter, y miles de seguidores comenzaron a contestar a Pérez-Reverte en tiempo real; algunos a favor de su comentario y otros radicalmente en contra.  

En un momento de la noche, la avalancha de los tweet era tal, que el propio escritor tuvo que salir al paso con otro mensaje: «No querrán ustedes dejarme sin cenar. Mi hermano me ha cocinado venado en salsa, macerado un día en vino». Lo que poco después complementaría con un tweet de los de antología microliteraria: «O el venado, o el puto Twitter».  

Desde ese instante, la baladronada fue tomada a pecho descubierto por sus seguidores, que aumentaban a cada minuto que pasaba, y llegaron a sumar hasta dos mil más en 24 horas, según el propio Arturo. Los cruces de tweet eran constantes, y el novelista avivaba continuamente el fuego de la controversia con sentencias como «luego Moratinos, gimoteando en público, se fue como un perfecto mierda» o «a la política y a los ministerios se va llorado de casa».  

Esta actitud, entre chulesca y perdonavidas, que tanto nos gusta a los admiradores de su obra y de su persona, no podía sino terminar acuñando un nuevo término, en formato de hashtag tuitero, que bien puede llegar a acabar por convertirse en un nuevo palabro de la siguiente edición del diccionario de la Academia. Me refiero, por supuesto, a la etiqueta #perezrevertefacts, que algún usuario de Twitter decidió crear durante el domingo y que tanto juego dio hasta el mismo lunes.  

Imaginación al poder

Imaginación al poder

El juego de palabras proviene del no poco conocido fenómeno de Internet (o meme) de los ‘Chuck Norris facts‘, en castellano algo así como hechos o actos de Chuck Norris, que son una suerte de frases cortas que representan al famoso actor norteamericano en todo tipo de situaciones en las que se le otorgan cualidades sobrehumanas, hiperbólicas y absurdas en concepto de actitud, virilidad, sofisticación o masculinidad.  

Los ‘Chuck Norris facts’ comenzaron a aparecer en Internet allá por el año 2005. Algunos ejemplos como «Chuck Norris no duerme, espera», «Chuck Norris ha contado hasta el infinito; dos veces», «si Chuck Norris llega tarde, más le vale al tiempo ir más despacio» o «Chuck Norris es el único hombre que ha ganado un partido de tenis contra una pared de ladrillo» pueden ser representativos de lo que este fenómeno representa, que se ha extendido por todo el mundo y ha llegado a la piel de varios famosos.  

Aquel fin de semana de octubre, Arturo Pérez-Reverte se convirtió en nuestro Chuck Norris nacional, y los ‘Pérez-Reverte facts’ nacieron para quedarse. Twitter comenzó a vomitar ingeniosas notas como «a Pérez-Reverte el BIC naranja le escribe normal», «los de Wikileaks no tiene cojones a publicar la lista de la compra de Pérez-Reverte», «a Pérez-Reverte le funciona la web de Renfe siempre», «a Pérez-Reverte las multas de tráfico le multiplican los puntos» o «Pérez-Reverte hizo soplar a un Guardia Civil que le paró en un control de alcoholemia», entre otros cuantos miles de tweet que recogieron todos los #perezrevertefacts. Algo parecido a lo que hacen con El Hombre de Negro en el programa El Hormiguero; aquí nadie ha inventado nada.  

La noche dio para mucho, y los que allí estuvieron al pie del cañón aseguran que el que se lo perdió porque su plan fue dormir, pasear al perro o ir a su propia fiesta de cumpleaños, dejó de asistir a la noche tuitera más memorable de todos los tiempos.  Existe un archivo en formato PDF que recoge muchos de los facts de esa noche.

El señor Pérez-Reverte parece que optó finalmente por dedicar su tiempo (y su estómago) al venado en salsa, y en las trincheras del microblogging se esperaba su respuesta con una mezcla de expectación, recelo y nerviosismo adolescente. Un usuario llegó a comentar «cuando Pérez-Reverte vea los #perezrevertefacts, de aquí no sale viva ni la puta ballena».  

Esa misma noche, Telecinco había programado el comienzo de su miniserie ‘Felipe y Letizia’, la TV movie sobre el noviazgo de los Príncipes de Asturias, y el cachondeo cambió de tercio. Pero, al final, ambas etiquetas terminaron por mezclarse, alumbrando algunos tweet tan ingeniosos como este: «Pérez-Reverte está ahora viendo #felipeyletizia. Mañana se pondrá a buscar al último Austria para limpiar esta ofensa #perezrevertefacts«. Una noche memorable.  

El lunes, a última hora de la tarde, Pérez-Reverte se conectó a su Twitter, y lo que muchos pensaron que sería un ataque de cólera con andanadas de cañonazos a babor y estribor, se reveló todo lo contrario. El corsario resultó ser un marinero cachondo que se unió al jolgorio parodiándose a sí mismo y participando de los ‘Pérez-Reverte facts’ como uno más. De antología también su tweet en el que decía «Chuck Norris no tiene ni media hostia», haciendo referencia al fenómeno compartido por ambos y, por supuesto, exaltando su fact por encima incluso de los del actor marcial.  

Se puede decir más alto, pero no más claro

Se puede decir más alto, pero no más claro

Otros mensajes dejaban más que clara su disposición a divertirse con este asunto: «Como diría Rovert Duvall en Apocalypse Now, Chuck Norris no hace surf», «Cualquier comparación con Chuck Norris es insultante…», «Esto es mejor de mi caricatura en Muchachada Nui. Si lo llego a saber, lo insulto mucho antes».  

Los #perezrevertefacts fueron trending topic de Twitter durante varias horas. Algunos medios de comunicación malinterpretaron (sin conocerlo o a sabiendas de ello) estos cruces de tweet entre la Red y Arturo Pérez-Reverte, llegando a decir que la comunidad internauta se levantó contra el escritor cartaginés por haber insultado al ministro, o que los usuarios de Twitter se burlan de los famosos con este tipo de etiquetas, y otras chorradas varias. Esto demuestra la mala información que tienen algunos de lo que se cuece en las redes sociales, o la mala hostia que les canta

El que desee leer el completo seguimiento de aquella noche, con imágenes de los tweet originales, puede hacerlo a través de la entrada correspondiente en el blog de el diario El País Trendig Topics, de Delia Rodríguez. 

Pérez-Reverte supo demostrar que es capaz de reírse de sí mismo y, de paso, se curró una campaña de marketing en una noche que ni la mejor de las editoriales. Además, ya sabemos todos que Twitter se escribe con ‘T’ en honor a la silla que ocupa Pérez-Reverte en la RAE #perezrevertefacts :-).

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