El libro de recetas del anarquista
Hace más de cuarenta y cinco años (en diciembre de 1969), William Powell, un joven estadounidense, comenzó a escribir un libro que se convertiría en uno de los mayores alegatos contra su gobierno y contra la Guerra de Vietnam: ‘The Anarchist Cookbook‘, algo así como el libro de recetas del anarquista. El polémico título, publicado por primera vez en 1971, se convirtió en uno de los manuales ácratas, revolucionarios y agitadores más importantes de la época, así como en un volumen prohibido, censurado y reprobado por cualquier autoridad competente. Hoy día, se sigue publicando, y Powell quiere retirarlo del mercado de una vez por todas.
Esta especie de manual de usuario del libertario contenía todo tipo de instrucciones precisas para la fabricación de bombas caseras (dinamita, detonadores, bombas de humo, nitroglicerina…), la elaboración de drogas (cocaína, DMT, LSD…), la manufactura de armas (cuchillos, pistolas, rifles, silenciadores…) y hasta normas básicas para un phreaking muy primitivo con el objeto de provocar ataques electrónicos, sabotajes telefónicos o vigilancia ilegal, entre otros muchos temas.
El libro fue todo un éxito entre los más jóvenes, pero también un grano en el culo para el gobierno estadounidense y para el FBI, que llegó a censurar y eliminar más de 40 páginas del mismo tras los cientos de quejas recibidas. Sin embargo, por los medios más underground del momento siempre circuló completo. Una década después, con la aparición de las primeras BBS en los albores de un Internet precámbrico, el manual se comenzó a distribuir digitalmente en modo texto y, otros muchos años después, en el formato PDF actual que podemos descargar de la Red de redes.
Todos los medios de comunicación del momento se hicieron eco de lo que calificaban una barbarie, un libro de recetas para la destrucción o un manual para rebeldes. William Powell había dejado su trabajo en una librería de Nueva York y había comenzado a escribir este libro por una motivación muy simple: estaba siendo perseguido activamente por el ejército estadounidense con el único propósito de enviarle a luchar, y posiblemente a morir, en Vietnam.
Él quería publicar algo que expresara su ira y su confrontación radical ante la guerra, y parece que lo consiguió con creces. El libro se sigue distribuyendo más de cuarenta años después y ha superado, sobradamente, los dos millones de ejemplares (legales) impresos y vendidos.
Pero William Powell se arrepiente ahora de aquella publicación. Los derechos de autor de la misma nunca le pertenecieron a él, sino a Lyle Stuart, su editor, y éste es el único que ha decidido, por un motivo estrictamente comercial al parecer, seguir editándolo desde aquella época hasta nuestros días. La última publicación data de octubre del año 2012.
William Powell se convirtió posteriormente al anglicanismo y, junto con su esposa, ha pasado los últimos cuarenta años dedicado a la educación de los niños más pobres en las zonas menos desarrolladas de África y Asia. Han escrito libros, ofrecido conferencias y, en compañía de otros colegas, fundaron Next Frontier: Inclusion en 2010, una organización sin ánimo de lucro dedicada a ayudar a escuelas y colegios a la inclusión en su aulas de alumnos con necesidades especiales de aprendizaje: discapacidad intelectual, dislexia, déficit de atención, hiperactividad, autismo, etcétera.
El joven revolucionario y anarquista creció, maduró y se dio cuenta de su error, y por ello lleva más de tres décadas intentando retirar el libro de la circulación. Se arrepiente profundamente de los peligros que sus enseñanzas hayan podido causar a lo largo de todos estos años y de la influencia que el libro pudo haber tenido en el pensamiento de los autores de los ataques descritos. En 2013 llegó a escribir un artículo en The Guardian para instar a quien tenga potestad a que termine con la publicación de su libro de forma inmediata.
En los albores de la WWW recuerdo que, en el underground informático, proliferaban los documentos del llamado Anarchy como una pata más de las cinco que formaban la oscura deep web de la época, junto con el Hacking, el Cracking, el Phreaking y el Virii. En aquellos manuales se explicaba desde cómo construir una bomba dentro de un disquete hasta cómo matar gatos de la forma más macabra (¿?). Muchos de aquellos textos, por no decir todos, estaban basados en aquel primer manual del anarquista, y también en el poder del falso anonimato que proporcionaban aquellas primeras comunicaciones digitales para creerse un filibustero al margen de la ley. La juventud es lo que tiene; si uno no es rebelde a los veinte, ya no lo será nunca.
[…] El libro de recetas del anarquista […]
Información Bitacoras.com
Valora en Bitacoras.com: ‘The Anarchist Cookbook’ Hace más de cuarenta y cinco años (en diciembre de 1969), William Powell, un joven estadounidense, comenzó a escribir un libro que se convertiría en uno de los mayores alegatos contra su gobierno y co..…
[…] El libro de recetas del anarquista: “Hace más de cuarenta y cinco años (en diciembre de 1969), William Powell, un joven estadounidense, comenzó a escribir un libro que se convertiría en uno de los mayores alegatos contra su gobierno y contra la Guerra de Vietnam: ‘The Anarchist Cookbook‘, algo así como el libro de recetas del anarquista. El polémico título, publicado por primera vez en 1971, se convirtió en uno de los manuales ácratas, revolucionarios y agitadores más importantes de la época, así como en un volumen prohibido, censurado y reprobado por cualquier autoridad competente. Hoy día, se sigue publicando, y Powell quiere retirarlo del mercado de una vez por todas.” Un anarquista arrepentido. […]
A mi me interesa descargarlo, pero por otro motivo; yo soy químico en un estado agrícola, y una vez leí unas páginas viejas en un sótano de una casa, eran parte de ese libro, me interesó porque en las páginas que leí, hablaba sobre como construir una mini bomba que se dispersaba por un área grande; muchos agricultores están cansados de renutrir a la tierra cada año con sus manos en largas faenas y pensaba mejorar esta situación si se hacía explotar de forma segura sustancias como el sulfato de amonio que se usan como fertilizante sobre los campos y luego ya mezclarla directamente con un tractor. Mis padres siempre me dijeron que buscara las cosas positivas de la vida para beneficiar a los demás.