Ed Smith, un pionero afroamericano en la industria de los videojuegos
Hace ahora treinta y siete años, la compañía neoyorquina APF Electronics lanzó al mercado la conocida como Imagination Machine, una suerte de híbrido raruno entre consola de videojuegos y ordenador personal; un aparato diseñado para proporcionar una primera experiencia computacional al consumidor de la manera más barata posible. Eran los tiempos en que los estadounidenses negros luchaban por la justicia social, y APF decidió jugarse el pescuezo contratando a Ed Smith, un joven ingeniero afroamericano, para diseñar el elemento central de su negocio.
Edward Lee Smith nació en Brooklyn, Nueva York, en 1954. Se crió en Brownsville, un barrio pobre dentro de la ciudad. Sus padres se trasladaron allí desde Misisipi algunos años antes, cuando millones de familias negras huían hacia el norte en la Gran Migración Negra escapando de los terrores del sur durante la era de las leyes de Jim Crow.
Tras una infancia y adolescencia marcadas por la Guerra de Vietnam, la segregación racial y el asesinato de Martin Luther King, y tras terminar sus estudios de instituto, en 1972 comienza a trabajar en la empresa Marbelite, con sede en Brooklyn, uno de los mayores fabricantes de señales de tráfico de la nación. Esta labor proporciona al joven su primera experiencia en el mundo de la tecnología electrónica digital, aquella que conduciría a la electrónica de consumo de la década de los setenta, ochenta y posteriores.
Tras la —a la sazón reciente— introducción del primer microprocesador de un solo chip por parte de Intel, Marbelite, al igual que otras muchas industrias, quiso adecuar su tecnología al momento e intentó poder llegar a usar aquel potencial de un microprocesador para controlar sus señales de tráfico. A tal fin, Marbelite pagó a Smith, que entonces trabajaba como técnico, para asistir a clases de formación profesional en el diseño de circuitos basados en microprocesadores. Allí aprendió a programar el incipiente Fairchild F8 (casualmente, el mismo chip utilizado en el Fairchild Channel F, el primer sistema de videojuegos basado en cartuchos).
Aunque adoraba su trabajo en Marbelite, Smith decidió ampliar sus miras e intentar explotar más aún aquella pasión por los microprocesadores. No tardaría en recalar en APF, que ya se había establecido como líder en la fabricación de calculadoras electrónicas de sobremesa. Pero en diciembre de 1975 ocurre un hecho extraordinario, Atari lanza la versión de sobremesa de su ‘Pong‘, uno de los grandes éxitos del momento.
APF se puso las pilas y, en 1976, ya era una de las docenas de empresas que saltaba de cabeza al mercado de los videojuegos, en principio con clones de ‘Pong’, como hacían también todas las demás. En los dos años posteriores, la compañía continuó por la misma línea, con modelos de consola mejorados en los que se agregaban nuevos juegos y periféricos como pistolas de luz. Sin embargo, el mercado se saturaba de clones y derivados de ‘Pong’, y se imponía el moderno enfoque de cartuchos programables e intercambiables. Desde el punto de vista de APF, crear este tipo de máquinas requería de conocimientos especializados que pocos de los ingenieros de la compañía habían desarrollado. Ello llevó a la búsqueda de un nuevo empleado que pudiera ayudar a diseñar una nueva consola para llevar a la empresa hasta la próxima generación.
En aquel mismo año, Smith ficha por APF. La dirección de la empresa era tremendamente avanzada a su tiempo en cuanto a pensamientos políticos y creencias sociales, por lo que la raza de Smith nunca desempeñó un papel importante durante el proceso de selección y contratación. Es por ello, un perfecto reflejo de la cultura social que APF eligió a mediados de la década de 1970, contratando a un hombre negro que creció en uno de los barrios más pobres de la ciudad de Nueva York para diseñar la pieza clave de su negocio en la electrónica del futuro.
La diversidad fue, desde entonces, la fuerza laboral de la empresa. Ejecutivos de la época han relatado un curioso episodio anecdótico. La cúpula recibió una llamada del Departamento de Trabajo, informando a APF que había sido demandada por ser antisemita. El antiguo directivo Marty Lipper recuerda que «comenzó a reír con el teléfono en la oreja». Su interlocutor comentó en aquel momento: «Señor Lipper, esto no es una situación para nada divertida». Lipper pasó a explicar al empleado del gobierno que todo el equipo de la alta dirección de APF era judío. «Sepa usted que tenemos 150 empleados, entre el veinticinco y el treinta por ciento son negros; además, tenemos alrededor de cincuenta chinos y diversos empleados de Oriente medio. Somos la Sociedad de las Naciones«.
Y es que en la mente de la gestión de APF nunca hubo una cuestión de si se debía o no contratar a un hombre negro; Smith estaba completamente cualificado para el trabajo y así es como se convirtió, no sólo en el primer especialista en microprocesadores de la compañía, sino también, y después de Fairchild Jerry Lawson, en el segundo ingeniero negro en la historia de los videojuegos y en uno de los pioneros del sector.
Ed Smith terminó desarrollando para APF las videoconsolas M1000 y MP1000 (ambas en 1978), para competir con Atari 2600, y el híbrido entre consola y ordenador Imagination Machine (1979). La Imagination Machine, a 599 dólares de la época, recibió una amplia cobertura en prensa y revistas especializadas en todos los Estados unidos justo en el momento en el que el Apple II Plus costaba 1.195 dólares.
Nos gustan los pioneros, sí señor.
Información Bitacoras.com
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