‘Teletax’: el contador público de pasos telefónicos de los ochenta

Télétaxe

Télétaxe

A cuenta de una conversación veraniega, de esas que no llevan a ningún lado y se gestan alrededor de una cerveza bien fría, vino a mi memoria uno de esos cachivaches de mi infancia que prácticamente había echado en el olvido, pero que tantos buenos e inocentes ratos me hizo pasar; mirada fija, ojos como platos y concentración permanente en guarismos giratorios.

El Télétaxe era un aparto feo, resultón y muy práctico. Parido y asacado por la empresa helvética Sodeco, con la precisión de un reloj suizo contaba el tiempo que dedicábamos a hablar con nuestros seres queridos desde locutorios telefónicos cuando estábamos de vacaciones, con el jefe desde el bar de abajo cuando el partido no había terminado aún o con el encargado de la grúa desde una gasolinera en medio de ninguna parte cuando nuestro coche había decidido no seguir rodando ni un minuto más.

Télétaxe ochentero

Télétaxe ochentero

Télétaxe era su denominación comercial, pero en España se le conocía con el adoptado nombre de ‘Teletax‘, que es como se pronunciaba en su lengua original y como nuestros mayores, la mayoría mudos totales para los vocablos extranjeros, lo pronunciaban. Así escrito aparecía también en los manuales de montaje y reparación de la empresa Telefónica en la época (como se puede observar en la imagen de más abajo), y así lo conocía todo perro de pichichi en aquellos tiempos.

Télétaxe viejuno

Télétaxe viejuno

En los ochenta y noventa de nuestro país se puso de plena moda, como las hombreras y los chalecos, pero el Télétaxe era ya unas cuantas décadas más antiguo por Europa y Estados Unidos. Realmente era lo que se conocía como un indicador de tasas o tarifador de llamadas; contaba pasos telefónicos y, en función de ello, el propietario del aparato calculaba la tasa que debía cobrarte por el uso del teléfono (público). El «paso» era aquello que se inventaron las compañías telefónicas para controlar el tiempo de conexión. Una rueda de plástico numerada (después serían digitales, como se puede observar en la última imagen de esta entrada) realizaba un giro cada equis tiempo y a aquello lo llamaban «paso»; después sólo había que multiplicar el número total de pasos por tantas pesetas (o céntimos de peseta) que se aplicaba a cada uno de ellos. Años después, a finales de los noventa, el gobierno obligaría a las telefónicas a facturar en segundos, tanto aparatos públicos como privados, que resultaba en un cálculo mucho más objetivo del tiempo que habíamos invertido en hablar por teléfono.

Hojas del manual de asistencia técnica (clic para ampliar)

Hojas del manual de asistencia técnica (clic para ampliar)

Normalmente se instalaba siempre un emisor e indicador de tasas de 12 kHz entre el contador del abonado y la central de telefonía. El Télétaxe tenía dos hilos de cobre de entrada, al igual que cualquier teléfono. Sólo cuando existían inconvenientes técnicos para el funcionamiento (por problemas de la infraestructura) se instalaba un indicador de tasas de 50 Hz. Asimismo, en los locutorios se podía montar en la línea, como equipo complementario, lo que se conocía como contador visible, que era una extensión del indicador de tasas que, colocado en la cabina, permitía al usuario observar los pasos transcurridos simultáneamente a la conversación que estaba manteniendo. La función era la del propio autocontrol por parte del interlocutor, para que luego no hubiera sorpresas.

Hojas del manual de instalación (clic para ampliar)

Hojas del manual de instalación (clic para ampliar)

El Télétaxe tuvo también su puntito de polémica, y es que desde su instalación, las reclamaciones comenzaron a llover en aguacero contra Telefónica por el mal funcionamiento del cacharro o por el presunto manipulado del sistema por parte de la compañía para que midiera barriendo para casa. Por ejemplo, el diario El País recoge en su hemeroteca de cartas al director [no se señala enlace al original en web por ser medio AEDE] una queja, de 1977, de un usuario que aseguraba lo siguiente:

[…] Cada paso de contador hasta las ocho de la tarde (teóricamente) se produce aproximadamente cada dos segundos en conferencias con la península, siendo cada cuatro segundos, aproximadamente, a partir de las ocho de la tarde y hasta las ocho de la mañana. Yo he comprobado por Radio Nacional de España que esto no se produce hasta las 20.05, y a veces, como ayer día 30-12-76, hasta las 20.10. Yo me pregunto: ¿No usan relojes en Telefónica? ¿Por qué esta falta de puntualidad?

Comprobamos, pues, que los ánimos ya estaban calentitos en el momento inicial de esta tecnología en España. O eso, o es que siempre ha habido tiquismiquis que, ya en aquel momento, estaban con una mano en el ‘Teletax’, con un ojo en el reloj de la iglesia del pueblo y con una oreja pegada al transistor a la escucha de la señal horaria de Radio Nacional de España. ¡Jesús, qué país!

En fin, Serafín. Que nuestra infancia transcurrió con la completa ausencia de teléfonos móviles y seguimos vivos. Que cuando salíamos por ahí y necesitábamos llamar a casa, hacíamos uso de las cabinas telefónicas instaladas a tal efecto. Que en época vacacional viajábamos a lugares de veraneo donde había locutorios plagaditos de aparatos TRM (Teléfono Regular de Monedas) y de artilugios de Télétaxe (que aún se pueden conseguir por ahí), en los que había que hacer cola en hora punta para llamar a la familia y decir que todo iba bien. Y la abuela que se enrollaba como una persiana, y nuestro padre que nos miraban con ojos asesinos y nos susurraban gesticulando «¡corta, córtala ya, que corre el teléfono!».

Y así era la vida antes. Pero ahora sabemos, de buena tinta, que el teléfono nunca ha corrido, lo que corría era el cabrón suizo del ‘Teletax’.

'Teletax' digital español de los noventa

‘Teletax’ digital español de los noventa

4 comentarios a “‘Teletax’: el contador público de pasos telefónicos de los ochenta”

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