‘Somos una cultura, no un disfraz’ (o cómo hay gente que lo flipa y otros que lo flipan todavía más)
Los cartelitos de marras mostraban imágenes de jóvenes alumnos de diversas etnias, razas y culturas, junto con fotografías de gente disfrazada con trajes alusivos a dichas culturas. Vamos, lo que viene siendo una china con una foto de alguien vestida de china, una negra con alguien disfrazada de negra, un mejicano con foto de alguien vestido como el típico tópico mejicano, y etcétera.
Por un lado no creo, sinceramente, que disfrazarse de chino, moro, negro o australiano sea faltar al respeto a ninguna cultura. Halloween, o la época de carnaval, son momentos para disfrutar de la fiesta y no para sacar punta a algo que no la tiene. ¿Realmente alguien puede pensar que el típico disfraz de negrito zumbón antropófago, con hueso atravesando la nariz, taparrabos y lanza, molesta a la gente de raza negra? ¿Y un disfraz de chino mandarino, con sombrero de cono, palillos en mano y bigotes a lo Fu Manchú, ofende a las personas chinas? Cuando los límites se colocan más allá de la razón, la parodia y la caricatura pasan a ser pantomima, burla y pitorreo. Lo que me parece de risa es que esos límites los coloquen aquellos que dicen estar en contra del racismo, cuando con sus acciones lo que están consiguiendo es que la gente normal se cachondee de ellos, ya no con ellos. Y claro, eso también es racismo, cómo no.
Y precisamente es lo que ocurrió. Afamados blog de noticias como The Huffington Post, y otros abiertamente comprometidos contra el racismo, como Disgrasian o Angry Asian Man, se hicieron eco de la campaña, dándole difusión mundial y repercusión interplanetaria. Y claro, cuando esto llega a oídos de personas con una mente abierta, sin complejos ni prejuicios, pues se lía. Y se lió. Desde la trincheras de 4chan (qué raro) y desde los parapetos de cuentas en Tumblr (cómo no) comenzaron a aflorar decenas de imágenes que hacían parodia, más o menos sagaz, más o menos lacerante, de los carteles de los alumnos de Ohio. Y aquí tenemos a los otros flipados flipando a la vista, que vale que la idea de los carteles es una auténtica estulticia (léase estupidez suprema), pero tampoco es cuestión de poner el dedo en la llaga que a alguno igual le duele. Déjalo estar y punto. Pero no.
Las burlas sobre los carteles incluían perros con fotos de gente vestida de perro, robots con fotos de gente vestida de robot, humanoides Na´vi mostrando personas disfrazas de ellos mismos y hasta Arnold Vosloo, el que hizo de momia en ‘La momia’, con una fotografía de un hombre envuelto en vendas. Si es que es lo que tiene la chanza y la cuchufleta, que empieza a engordar como una bola de nieve y luego es difícil detenerla. Así pues, el temita este de los pósters se convirtió en meme y dio catorce vueltas a Internet inundando foros, blogues, redes sociales y páginas güebes varias. Cada vez se diseñaban nuevas imágenes que engordaban el fenómeno, y hasta la CNN publicó un artículo acerca de la controversia generada.
La web humorística Something Awful, en su semanal concurso ‘Photoshop Phriday’, dedicó uno de sus temas a este asunto, y hasta la revista Coed publicó un recopilatorio de los mejores montajes. Lo irónico es que la presidenta del grupo STARS, Sarah Williams, de 24 años, afirmó en su Tumblr que estaba encantada con la aceptación que había tenido su campaña de carteles y que se sentía contenta de que a todo el mundo le gustaran. No sé qué se supone que es esto, si un sarcasmo o una ingenuidad, porque lo que realmente le apasionó a la gente en aquel momento fue burlarse, precisamente, de la campaña.
Lo dicho, que me parece hasta peligroso cuando las reivindicaciones se llevan a los extremos o se trasladan hasta el lado del absurdo. Debemos ser más tolerantes y menos quisquillosos con aquellos temas sensibles que pueden herir a las personas, por supuesto, pero también debemos aprender a reírnos de nosotros mismos, que es el primer paso para que los demás no se rían de nosotros. He dicho.
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Patético. Que aburridas son las sociedades multi-culti donde todo tiene que pasar por el filtro inquisidor de la Corrección Política.
El pecado está en el ojo de que mira. Viva el buen humor.
Debemos ser más tolerantes y menos quisquillosos con aquellos temas sensibles que pueden herir a las personas, por supuesto,
¿Por supuesto? ¿Por qué deberíamos andar cortándonos todo el tiempo porque alguien se pueda ver ofendido? Si tienen la piel fina allá ellos. A mi no me ofende que alguien se disfrace de científico loco, no creo que por eso la gente vaya a tratarnos a los científicos de manera diferente.
Tienen toda la razón en quejarse, si alguien se disfraza de gringo con banderas americanas se monta la de dios, pero, claro, como los chinos, los negros, los hispanos y los árabes no entramos en el »VIP»