Pingüinos googleanos dos punto cero (¡webspam, webspam, webspam y toma webspam!)
Hace un par de meses, Google decidió actualizar a la versión 2.0 su algoritmo de posicionamiento conocido como Penguin, y la comunidad bloguera se ha puesto en pie de guerra. El nuevo pingüino viene cargado con armas de doble filo que amenazan tormenta en la blogosfera, y es que las nuevas restricciones y modificaciones han dado al traste con la estrategia SEO de muchos expertos, aunque también es cierto que muchos de ellos es posible que no estuvieran haciendo las cosas de manera muy elegante.
Para empezar, comentar que Penguin 2.0 viene a torpedear la línea de flotación de aquellas páginas que mueven Internet desde la base. En esta ocasión, el nuevo algoritmo no va a afectar sustancialmente a los sitios de grandes corporaciones, potentes empresas, gobiernos o asociaciones internacionales. Lo que se pretende ahora es (como ya viene siendo tendencia), sobre todo, ir a muerte contra lo que Google define como webspam, es decir, aquellas prácticas contrarias a las directrices editoriales de Google que se sirven de técnicas de SEO para mejorar sus posiciones en los resultados de búsqueda.
Las optimizaciones de sitios en motores de búsqueda pueden ser positivas, constructivas y eficaces para que una web sea más fácil de rastrear y que sus páginas individuales sean más accesibles y sencillas de encontrar. Estas prácticas (conocidas como de «sombrero blanco» o white hat) ayudan a mejorar y enriquecer el contenido de una web, a hacerla más rápida y accesible y a mejorar su usabilidad. Por el contrario, el denominado black hat webspam, o «webspam de sombrero negro», pretende alcanzar un alto ranking en Google y un mayor tráfico en la web mediante técnicas que no benefician a los usuarios, donde la intención es buscar atajos o lagunas para clasificar las páginas en puestos más altos de lo que realmente se merecen.
Existen diversas técnicas para hacer webspam. Un método es el relleno fraudulento en una web de palabras clave (keywords) falsas, que se corresponde con la práctica de colapsar una página con términos o números relevantes para el buscador, aunque no vengan a cuento ni tengan nada que ver con el contenido de la página. A veces, incluso, y para no molestar al usuario, dichas palabras clave se esconden entre el código HTML haciéndolas invisibles al visitante, pero no al indexador del motor de búsqueda.
Otra técnica es la conocida como esquemas de enlaces o hipervínculos. El posicionamiento en los resultados de Google se basa, en gran manera, en el análisis de los sitios que enlazan con nuestro sitio web, proporcionándonos calidad y popularidad. Cuánto mayor es la reputación (para Google) de un sitio que nos enlaza, mayor será nuestra reputación; y al revés. Esto también se puede intentar manipular mediante, por ejemplo, la compraventa de enlaces (hay muchas web que se dedican a ello, sea por dinero o intercambio de bienes), mediante el intercambio (excesivo) de vínculos entre sitios web, mediante la creación fraudulenta de páginas con el simple hecho de enlazar, mediante granjas de enlaces, por medio de software especializado que genera vínculos a nuestra web, etcétera.
También va a ser penalizado por Google el hecho de encontrar palabras o frases en nuestros escritos que sean hipervínculos a páginas web que no tengan absolutamente nada que ver con el texto del enlace o, incluso, con el contexto del escrito en sí, evitando también así el fraude que se intenta ocultar entre los renglones de una redacción de manera presuntamente taimada y sagaz.
Pues bien, el nuevo algoritmo de Google sabe ya reconocer esto y mucho más. Es capaz de detectar enlaces fraudulentos, vínculos sin sentido, palabras clave que desentonan con el contexto y términos ocultos que sólo intentan ganar relevancia. Y desde mayo hasta hoy, muchos bloger, webmaster y administradores de sitios han visto descender la reputación online de su web de manera estrepitosa, llevando el grito al cielo y poniendo patas arriba las redes sociales. Pero todo tiene solución.
Google ha prometido revisar a lo largo de un tiempo el funcionamiento de su nuevo algoritmo, recogiendo quejas y afinando en los cálculos, y es que un típico y simple blogroll en el lateral de tu blog, llenito de enlaces a sitios de tus colegas y amigos, hoy podría hacer descender tu clasificación, apareciendo en lugares más alejados de los que aparecías antes. Peores prácticas pueden hacer desaparecer tu web de los principales resultados de Google, haciéndote invisible.
¿Soluciones? Pues claro, faltaría más. Los expertos recomiendan prácticas sanas a la hora de diseñar y mantener sitios web. Lo primero, y más importarte, es trabajar pensando en el usuario, no en los motores de búsqueda. Crear sitios de calidad, que se actualicen a un ritmo constante (alto o bajo, pero siempre parecido) y que aporten un valor añadido al conjunto de información que hay en Internet. Por otro lado, hay que olvidarse de la obsesión por enlazar y ser enlazado, que nos lleva a puntos extremos como el intercambio o la compra de hipervínculos. No debemos invertir nuestro tiempo en buscar triquiñuelas para intentar engañar a los motores de búsqueda, y sí para hacer las cosas bien y de calidad.
Debemos tener en cuenta que un único enlace de buena calidad es mucho mejor que doscientos de mala fama. Además, ahora va a importar también bastante el texto que sirve de sustento para ese enlace, ya que, cuando antes un mismo texto apuntando a un mismo hipervínculo generaba mucho buen rollo googlero para posicionar un término o un sitio web (de ahí las conocidos google bomb), ahora aquello se va a terminar, pues será más importante para Google que el texto de ancla (anchor text
) sea variado, utilizando sinónimos y transformaciones de palabras.
Y, también, otro punto muy importante: de ahora en adelante, el concepto de SEO y los Social Media van unidos de la mano más que nunca. Los enlaces a nuestro sitio desde y hacia redes sociales tienen un impacto inmediato en los posicionamientos de búsqueda. Comentarios y retuiteos en Twitter, megustas y comparticiones de Facebook y, sobre todo, un +1 en Google Plus (entre otros movimientos en diversos medios sociales) pueden ser determinantes para nuestro posicionamiento en Google.
Google es Google, y es lo que hay. Si no te gusta no sigas sus normas, pero tienes que entender que es el primer buscador del mundo (por no decir el único). Si quieres tener una presencia notable en Internet, deberás poner el culo y pasar por el aro. Dicen las malas lenguas que Google ya tiene incluido en sus algoritmos el mejor o peor posicionamiento en función de las faltas de ortografía cometidas. No estaría mal, la verdad, para que muchos buenos blogueros se pusieran las pilas en ese tema y aportaran, además de calidad, calidad acorde a las normas del lenguaje. Al tiempo…