La delgada línea entre el artista innovador y el puto friqui

Gangnam style

Gangnam style

La Red es caprichosa, y lo mismo te encumbra que te hunde en el más absoluto de los ostracismos. Pero la Red no es algo etéreo que se alimenta a sí misma de un oculto no sé qué, sino que es el pensamiento, los anhelos, las pretensiones, las querencias, el odio y las ilusiones de millones de humanos que la sustentan. Es por ello que nadie suele salir impune cuando cuelga su vida o su trabajo en Internet, para bien o para mal. Y, normalmente, esos humanos que hay detrás, a los que se les supone inteligencia homínida, saben muy bien lo que es digno de encomio y lo que simplemente es una jodida basura.

Desde hace bien poco martillea nuestras cabezas un nuevo ritmillo musical al que su autor vino a llamar ‘Gangnam Style‘, un tema del rapero surcoreano conocido como PSY. Esta canción ha roto todos los moldes en lo que a cultura musical internetera se refiere: quinientos millones de visitas en el Tubo y Record Guiness al mayor número de megustas, con nada más y nada menos que 2,6 millones en sólo dos meses (ahora lleva ya más de cuatro millones), superando, vaya usted a saber por qué, al mismísimo ‘Baby’ del Justin Bieber ese de los cojones.

Gangnam style, de PSY

¿Cómo es esto posible? ¿Qué tiene el ‘Gangnam Style’? La primera apreciación tras un visionado inicial del clip es que el coreano este se va a convertir en otro friqui digital al más puro estilo Delfín Hasta el Fin, La Tigresa del Oriente o Wendy Sulca, o, por qué no decirlo, a las joyas nacionales patrias del tipo Tamara o Leonardo Dantés (¿cómo es posible que esta gente tenga entrada en la Wikipedia?). Pero esto no va a ocurrir, y tú lo sabes. Veamos un ejemplo del amigo Delfín y sus compis y comparémoslo con el vídeo anterior. Es una canción alabando las bondades del pueblo israelí, que ya tiene cojones la cosa, aunque no seré yo el que me meta ahora en el conflicto político palestino-israelí, que esta entrada no va de eso.

Israel, Israel, qué potito es Israel

Es evidente que nuestros ojos nos juegan una mala pasada desde el minuto cero. La vista es un sentido bastante básico que se limita a enfocar, captar, recoger y enviar al cerebro, y es este último el que se encarga de dilucidar lo registrado. Nuestro primer impulso, después de aguantar tanto friqui por la Red, es el de etiquetar de carne de galería de los horrores al coreano y a su endemoniado baile, pero no comprendemos por qué coño no podemos parar de mover nuestro pie al son la tonadilla y por qué no se nos borra esa estúpida sonrisa de la boca. ¿Qué clase de magia negra es esta?

La magia no existe más allá de lo que nuestras débiles mentes quieran creer. Park Jae-Sang, el tal caballero que se hace llamar PSY, es un artista surcoreano de 35 años, cantante, rapero, bailarín, compositor y productor. Habla inglés perfectamente, pues residió en Estados Unidos muchos años. Durante ese tiempo, estudió música en la Universidad de Boston y en la Escuela de Música de Berklee. Presume de una carrera musical de más de diez años en la que ha publicado 6 discos. En su país es poco más que un Dios de los videoclips humorísticos y las actuaciones cachondas. Vamos, que no es ningún mindundi, y, aunque parezca que no, eso se nota. Escuchándole hablar en cualquiera de las intervenciones que se pueden encontrar por ahí, desde luego no parece precisamente un retrasado mental al que le han grabado un clip para que la gente se descojone de él. Ni muchísimo menos.

El ritmo de ‘Gangnam Style’ es muy pegadizo, y esto no es casualidad, pues está perfectamente estudiado para que así lo sea. Mezcla diversos estilos que, aunque a su autor no le satisfaga el apelativo, están encuadrados en lo que se conoce como K-Pop, un género musical que incluye música dance electrónica, rap, rock, pop occidental, R&B, y otros, y que se refiere específicamente a la música popular de Corea del Sur. Como sabemos, en estas cuestiones los paises asiáticos van bastante por detrás que el resto del mundo, y lo que a ellos les mola ahora es lo que se llevaba aquí en los ochenta. Sin embargo, esta gente se pone al día cagando chiribitas, porque la cultura hoy, vía Internet, es inmediata y global, así que dan a luz perlas ingeniosas como esta.

Si volvemos sobre la comparanza de los dos vídeos anteriores, es inevitable comentar la calidad del clip de PSY en contraposición con el del avechucho ese del Delfín (and company). Este vídeo no ha costado cuatro pesetas precisamente, las coreografías están muy bien ensayadas, los escenarios, los efectos especiales (muchos humorísticos a posta), el atrezo, las bailarinas y bailarines, el vestuario y etcétera no han costado cuatro pesetas. ¡Hasta las coreanas que aparecen están buenas, hombre!  Es un vídeo muy trabajado y muy bien producido. No en vano, el tío es un ídolo en su tierra y, aunque los demás no entendamos ni papa de coreano, el efecto de absorción es máximo. Hoy todas las discotecas, bares y pub del mundo occidental pinchan el ‘Gangnam Style’, y la gente lo baila como si le fuera la vida en ello; es la canción del momento, no hay duda.

Expertos como Luke Seoul, director de artistas y de repertorio de Sony Music Korea, aseguran que su éxito se debe «a su potente vídeo, su singularidad, su ritmo pegadizo y su estilo rompedor». En opinión de Ángel Carrión, jefe de producto de Universal Music Spain (sello que tiene los derechos de PSY en España), que tal combinación resulte irresistible no deja de ser curioso, teniendo en cuenta que casi ningún occidental conoce la lengua coreana. «Posiblemente se trate de la clave del éxito: el factor exótico, el atractivo de lo desconocido. Todo ello unido a que, en el fondo, se trata de una propuesta muy visual«, apunta. Extremadamente visual, apostillaría yo.

‘Gangnam Style’ se ha convertido en todo un movimiento. Decenas de vídeos en Internet parodian el tema, realizan versiones, muestran flahsmob espontáneos y la gente los adora como a dioses indios. La corriente incluso ha superado el férreo control informativo de la vecina Corea del Norte, lo que ha provocado que el Ministerio de Defensa surcoreano se esté planteando la posibilidad de utilizar la cultura K-Pop como instrumento para desmoralizar a las tropas norcoreanas, según el diario conservador Chosun Ilbo (estos a su ritmo y con el rollo de siempre).

Todo un lujo musical que, sí, durará cuatro días, pero que en sus primeros momentos ha hecho que el álbum que lo contiene genere unas ganancias de 360 millones de dólares, amén de otros 760 por su venta en formato MP3. El videoclip, además, ha recaudado ya 40 millones de dólares más, y la decena de firmas que lo han elegido para su publicidad han pagado cada una entre 400 y 500 millones. ¿La efímera gallina de los huevos de oro? Para mí la querría yo, en pepitoria.

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