El dorado disco de las Voyager: una botella en el océano con un probable mal desenlace

Sonidos de la Tierra

Sonidos de la Tierra

La Voyager 1 y la Voyager 2 son dos sondas espaciales gemelas que los Estados Unidos lanzaron hacia los confines del Universo hace ya 35 años, concretamente el 20 de agosto de 1977 (Voyager 2) y el 5 de septiembre del mismo año (Voyager 1). Sí, efectivamente, la 2 alzó el vuelo antes que la 1, sin embargo esta última ha llegado mucho más lejos y camina algo más rápido que su hermana.

Ambas sondas tenían la misión de estudiar Júpiter y Saturno pero, tras dar un paseo por allá, los científicos de la NASA decidieron dejarlas seguir su viaje a ver hasta dónde son capaces de llegar. Llevan baterías de plutonio, concretamente generadores termoeléctricos de radioisótopos (RTG), que convierten el calor de la desintegración radiactiva del plutonio en electricidad. Esto les permitirá operar y enviar datos a la Tierra hasta, aproximadamente, un momento entre los años 2025 y 2030.

Porque sí, las Voyager siguen enviando mediciones, datos y fotografías vía radio desde donde se encuentran. Pero claro, al hallarse a 18.000 millones de kilómetros de nuestro planeta, esos datos tardan 17 horas, minuto arriba minuto abajo, en llegar. Que para estar tan a tomar por culo, la verdad, me parece bastante rápido.

Que ambas sondas gemelas estén a 18.000 millones de kilómetros de la Tierra significa que son los objetos creados por el ser humano más distantes o alejados de nuestro mundo. ¿Más lejos, incluso, que Australia? Más, mucho más. Eso quiere decir que se encuentran ya muy cerca de lo que los astrónomos conocen como frente de choque de terminación, esto es, es límite final de la heliosfera, o región espacial que se encuentra bajo la influencia del viento solar y de su campo magnético; que viene a ser nuestro sistema solar, hasta la órbita de Plutón, y un poco más. Sobrepasado este punto, el Sol ya no tiene influencia magnética sobre los objetos, el viento solar se detiene y se entra en una zona interestelar desconocida para el hombre.

Cuando la Voyager 1 traspase ese límite, si no lo ha hecho ya, los datos que recibamos de ella pueden ser esclarecedores para conocer más acerca del Universo y lo que hay más allá. Ello, claro está, si la sonda no es capturada por una nave de condición alienígena con luces girando a todo meter y hombrecitos verdes en el interior. Y por si esto sucediera, las Voyager van equipadas con un curioso elemento: un disco de gramófono (que cuando lo enviaron no existía el deuvedé) bañado en oro y que lleva registrados numerosos saludos, imágenes y sonidos terrestres a modo de cápsula del tiempo o botella en un océano de estrellas. Si algún extraterrestre, más o menos avispado (tipo E.T.), encontrara aquello, se supone que podría descifrarlo y ponerse en contacto con nosotros para, por ejemplo, aniquilarnos. Muy buena idea, sí señor.

El disco en cuestión contiene una primera sección de audio con un saludo en inglés de la Secretaría General de la ONU, una segunda sección con saludos en 55 idiomas y una tercera que incluye otros saludos en varios idiomas, incluyendo 4 idiomas adicionales que no se encuentran en la segunda pista de audio. Es lo que se conoce como «Sonidos de la Tierra».

Disco de las Voyager; Cara A

Disco de las Voyager; Cara A

Por otro lado, el repertorio también incluye sonidos de nuestro planeta, como el del viento, rayos, volcanes, un perro, latidos de corazón, coches, código Morse o besos, y una sección de música de diferentes culturas en la, desgraciadamente, no se ha incluido a Camela.

En lo que al registro de imágenes se refiere, contiene una colección de 116 fotografías que muestran las diferentes formas de vida en la Tierra y la sociedad humana (estructuras de ADN, un feto, un grupo de niños, dunas de arena, un cocodrilo, un recolector de uvas, un museo, la página de un libro, un tren, etcétera).

Pero lo más curioso de todo es la cubierta del disco, es decir, la parte opuesta a las pistas de audio e imagen (fotografía siguiente). Está repleta de símbolos prácticamente indescifrables para un humano medio, sin embargo se cree que los extraterrestres son mucho más listos que nosotros por lo que, si no lo encuentra el tonto de la tribu y directamente se lo come, en un abrir y cerrar de ojos cualquier foráneo mil millones de años más avanzado que un terrícola resuelve la ecuación y viene y nos aniquila, por capullos.

Disco de las Voyager; Cara B

Disco de las Voyager; Cara B

La verdad es que la explicación a tal diagrama es bastante rebuscada, pero existe y tiene su cierta lógica. El primero de los símbolos (Diagrama 1) es un círculo que representa al propio disco dorado en sí, con su agujerito central para colocarlo en el tocadiscos. Los segmentos verticales y horizontales que envuelven la circunferencia especifican, codificada en binario, la velocidad adecuada de rotación del disco para que se escuche convenientemente, esto es, 3’6 segundos por vuelta. Los palotes verticales son unos binarios (1) y las rayitas horizontales son ceros (0). Lo más cachondo es que, además, la velocidad está expresada en 0,70 × 10-9 segundos, o sea casualmente el periodo de tiempo asociado con la vibración molecular del átomo de hidrógeno en su estado fundamental o más bajo. Vamos, como para entenderlo de un sólo vistazo.

Diagrama 1

Diagrama 1

Asimismo, esta imagen muestra también la posición correcta de la cabeza lectora para comenzar la reproducción del disco correctamente. Es lógico especificar esto porque es más que posible que los marcianos de más allá de Marte sean todos zurdos por naturaleza genética y tengan las agujas de sus giradiscos al revés.

Si consideramos este dibujo como una vista en alzado del disco de oro, lo que hay justo debajo es la vista en planta, con su disco y su cabezal. En la parte inferior, y también en formato binario ocupando el radio del disco, está precisada la duración total de una cara de grabación (una única grabada), que se corresponde con una hora aproximadamente. Vamos, que toda esta primera sección del gráfico es el manual de instrucciones del disco.

Diagrama 2

Diagrama 2

Lo que aparece a continución (Diagrama 2), en esa misma columna izquierda pero en la zona inferior, es un diagrama que define la localización de nuestro Sol utilizando 14 púlsares de direcciones conocidas desde nuestra estrella. Los códigos binarios marcados sobre ellos determinan la frecuencia de los pulsos.

Por su lado, y ya en la columna de la derecha, disponemos de las instrucciones necesarias para decodificar la sección de imágenes que contiene el disco, cómo están registradas y cómo deben ser construidas desde las señales grabadas. La primera parte (Diagrama 3) muestra la apariencia general en forma de onda de las imágenes de la grabación. Los códigos binarios inferiores que abarcan una longitud de onda se refieren al tiempo de muestreo o escaneo (aproximadamente unos 8 milisegundos). Debajo se muestran los momentos de disparo o desencadenado de la onda.

Diagrama 3

Diagrama 3

Por otra parte, y más abajo, aparecen dos rectángulos superpuestos (Diagrama 4). El primero de ellos, el superior, muestra un fotograma de imagen indicando la dirección de barrido. Los códigos binarios del segmento superior especifican el tiempo entre escaneos, con un total de 512 líneas verticales para cada fotografía completa. El rectángulo inferior representa la primera de las imágenes que contiene el disco (un círculo) si se procede a su correcto decodificado. No sé por qué me da a mí que los que diseñaron esto se había tragado las diez temporadas de ‘Stargate SG-1’ a golpe de temporada cada dos días.

Diagrama 4

Diagrama 4

Por último, y en la zona inferior del disco, aparecen un par de circunferencias unidas por un segmento (Diagrama 5), que no es otra cosa que, como cualquiera ha podido imaginar, un diagrama que ilustra los dos estados más bajos del átomo de hidrógeno. Las líneas verticales con los puntos indican los momentos angulares intrínsecos (o spins) del protón y el electrón. El tiempo de transición de un momento al otro proporciona la referencia fundamental de registro utilizada en todos los demás diagramas de la cubierta del disco y las imágenes decodificadas. Algo evidente para cualquiera con un poco de chispa mental.

Diagrama 5

Diagrama 5

En fin, que como esto realmente lo encuentre una civilización extraterrestre algo más aventajada que nosotros pueden ocurrir dos cosas, a saber: la primera que lo descifren y vengan a aniquilarnos de inmediato y, la segunda, que no tengan ni repajolera idea de qué va todo este rollo, sigan las ondas de radio del aparato, nos descubran y nos aniquilen. Hombre, también pueden llegar en plan ‘Encuentros en la tercera fase’, con sus lucecitas y sus bocinazos, para establecer lazos entre culturas y todo ese rollo. Pero, como aseguraba no hace mucho Stephen Hawking, es «racional» asumir que hay vida fuera de la Tierra, pero lo más cabal es no intentar ponerse en contacto con ella, por lo que pueda pasar.

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