Entradas de la categoría ‘Tecnologías varias’
TDT con MHP

MHP
Es curioso que la tecnología MHP tenga ya unos añitos pero todavía no se haya extendido de manera importante, teniendo en cuenta que puede ser un gran filón comercial y, además, tremendamente divertida.
MHP es una sigla anglosajona que significa Multimedia Home Platform, o lo que es lo mismo Plataforma Multimedia Doméstica. Es un servicio que corre sobre la Televisión Digital Terrestre y que, básicamente, permite ejecutar aplicaciones interactivas en el televisor. Teniendo en cuenta que el sistema TDT recibe información digital, no resulta extraño imaginar que también pueda recibir programas, juegos y, en general, cualquier tipo de software. Eso sí, con la capacidad de interactivad añadida.
El sistema MHP define una plataforma común para las aplicaciones interactivas de la televisión digital, independientemente tanto del proveedor de servicios interactivos como del receptor de televisión utilizado. Eso sí, este último tiene que ser compatible, y lo podemos identificar mediante el logo MHP en su frontal. Vamos que nuestro sintonizador de TDT no puede ser uno cualquiera.
La arquitectura de MHP está divida en tres capas: la capa de recursos, la capa de software y la capa de aplicaciones. La primera de ellas comprende el hardware del equipo (procesador, dispositivos de entrada y salida, memoria, etcétera); la segunda se refiere a un nivel intermedio que hace las veces de intercomunicador entre el hardware y las aplicaciones que se reciben; la capa tercera es el conjunto de las aplicaciones en sí, que se reciben vía TDT junto con las señales de audio y vídeo.
Este sistema es de código abierto y utiliza el lenguaje de programación Java para el desarrollo de las aplicaciones, implementado en la plataforma DVB-J, basada en una máquina virtual de Java.
MHP define tres perfiles, y es aquí donde podemos disponer de mayor o menor interactividad y diversión, dependiendo del perfil que soporte nuestro equipo y, por supuesto, de las aplicaciones disponibles.
El primer perfil se denomina Enhanced Broadcast Profile, y es la especificación MHP 1.0 del sistema. Este perfil no incluye canal de retorno, por lo que la interactividad se queda entre tu mando a distancia y el televisor. Las aplicaciones son emitidas periódicamente, y el espectador interactúa con la información que está almacenada en su receptor. El usuario puede acceder a la información pero no puede enviar datos de vuelta desde su receptor. Los ejemplos más claros de este tipo de interactividad son el EPG (Guía Electrónica de Programación), el teletexto, servicios de información varia (noticias, tiempo, bolsa, tráfico, deportes…) o juegos.

El tráfico en Madrid en tiempo real
El segundo perfil se conoce como Interactive Broadcast Profile, y se corresponde también con la especificación MHP 1.0, pero en este caso sí se incluye canal de retorno, una comunicación bidireccional con el proveedor de servicios interactivos. De esta forma, además de ver contenidos adicionales en su televisor, el consumidor puede enviar respuestas mediante un canal de retorno, que puede ser la línea de teléfono o el ASDL, entre otros. Ejemplos claros de este tipo son las encuestas, chats, vídeo bajo demanda, comercio electrónico, concursos interactivos o votaciones en concursos.

Chat sobre cine
Sobre este segundo perfil se pueden hacer dos distinciones, que serían, por un lado, los servicios interactivos permanentes y, por otro, los servicios interactivos sincronizados. En el primero de los casos, el telespectador los puede encontrar de forma continua en la emisión; se puede interactuar con ellos independientemente de la programación (tele-chat, por ejemplo). En el segundo caso, los servicios van unidos a un determinado programa o a sus contenidos (por ejemplo el tele-voto en concursos).
El tercero de los perfiles es el llamado Internet Access Profile, definido como MHP 1.1, que incluye las características de los dos anteriores y añade el acceso a Internet.
Actualmente, ya se está trabajando en el MHP 1.2 que añade la posibilidad de disponer de aplicaciones en ejecución permanente (unbound) y soporte opcional para receptores que serán controlados por el proveedor de servicio o el operador de red.
La arquitectura de las plataformas MHP se completa con la capacidad de admitir plug-in, lo que aporta una gran flexibilidad a la misma. Un plug-in se define como un conjunto de funcionalidades que pueden ser añadidas a una plataforma, de tal forma que sea capaz de interpretar aplicaciones y formatos de datos que no han sido definidos en la especificación. Mediante el concepto de plug-in se resuelven dos problemas simultáneamente. Por un lado, se consigue que un amplio espectro de aplicaciones que han sido desarrolladas hasta la fecha sobre otras plataformas puedan llegar a funcionar en una plataforma MHP, facilitando en cierta medida la adopción del estándar a través de una transición suave hacia el mismo. Por otro lado, si se forzase la situación, obligando a que todas las plataformas MHP funcionen de la misma forma y con las mismas características, se estarían eliminando elementos diferenciadores que, al fin y al cabo, son los que permiten competir a los proveedores de plataforma. Utilizando los plug-in se pueden incluir en una plataforma ciertas funcionalidades que otros proveedores no ofrecen, presentando de esta forma un elemento diferenciador con el cual competir.
En España la implantación de MHP no es para nada una realidad. En Murcia se presentó hace tiempo una aplicación que permitía pedir cita médica desde el televisor vía MHP, y también, en su día, Telecinco incluyó la posibilidad de envío de declaraciones de la renta en su servicio. Pero la realidad no es tan bonita como la pintan.
Un sistema como MHP suele ralentizar bastante el cambio de canal, la carga de contenidos y el acceso global a esos contenidos. Asimismo, los verdaderos promotores de estos contenidos, las propias cadenas de televisión, no parecen prestarle mucho interés por la escasa oferta de este servicio, ya que después de un par de años se siguen viendo los mismos contenidos. De hecho, ninguna televisión ha apostado desde el principio por el MHP como norma. Además los propios fabricantes no dan el primer paso para emplear el MHP en todos los receptores, de ahí que encontremos pocos modelos.
En cuanto el apagón analógico sea una realidad total (en cuatro días) es posible que MHP comience su despegue en este país, aunque todo parece indicar que esto no va a suceder, y que esta tecnología no va a disfrutar de la relevancia que se merece. Es una pena, pero es así. Hasta el momento en que alguien pegue un pelotazo con una aplicación que haga cambiar a todos los usuarios de receptor TDT y, entonces, todos los demás irán a rebufo del primero para intentar forrase antes y más rápido.
España nunca ha sido ni será un país de innovación y vanguardia. Aquí todo produce recelo hasta el momento en que se le puede sacar partido económico. En ese momento sí, en ese momento somos los más avanzados tecnológicamente de todo el mundo conocido y de las galaxias más cercanas.
La picaresca nacional aguza el ingenio, pero si no hay pasta de por medio mejor irse a echar la siesta, que pensar cansa un huevo.
Un cuento para no dormir (o por qué las impresoras son tan baratas y los cartuchos tan caros)

Impresora láser ('laser printer' en inglés)
Ven aquí, mi nietecito bonito. Ven, siéntate en mi regazo que te voy a contar un cuento. Así muy bien; apoya tu cabecita en mi hombro que esta historia que voy a relatarte pertenece a una realidad pretérita, de no hace mucho tiempo, pero real como la vida misma. ¿Recuerdas que el otro día le comentaste a tu abuelo que los cartuchos de la impresora que hemos comprado eran muy caros para la poca tinta que tenían? Pues escucha, mi hijito, escucha.
Érase una vez, en las oficinas generales de Hewlett Packard en Palo Alto, California, no hace muchos años, que el presidente de la compañía convocó en una reunión a los mejores ingenieros de la empresa con el objeto de ponerles a prueba. El problema radicaba en que HP estaba literalmente perdiendo dinero con sus impresoras láser. Este tipo de máquinas acaban de salir al mercado y eran tan caras, pero tan caras, que se vendían fatal, sobre todo en el mercado doméstico.
Una bandada de ingenieros trajeados y encorbatados accedió a la sala de reuniones, y todos se fueron acomodando alrededor de una enorme mesa ovalada. La tensión se palpaba en el ambiente, pues no sabían por qué oscuro motivo el gran jefe les había citado allí con tal nivel de misterio y secretismo. Cuando el anfitrión apareció, el silencio se enseñoreó de la habitación mientras todos los participantes se levantaban en gesto de cortesía. Decenas de pares de ojos siguieron pausadamente el recorrido de aquel decano hacia su cómodo sillón, en la presidencia de la mesa. Se sentó y todos hicieron lo propio.
—Señores, tenemos un grave problema —comenzó tajante—. No vendemos impresoras láser al usuario doméstico y muy pocas a la empresa. ¿Y cuál es la razón? El precio. El costo de fabricarlas, de por sí ya alto, y nuestro propio beneficio hacen que su valor en el mercado sea tan elevado que se antojen prácticamente inaccesibles para los cosumidores.
Todos se miraban entre sí asintiendo. Ellos sabían que lo que decía el gran jefe era totalmente cierto, sin ningún género de dudas.
—Les he convocado hoy aquí —prosiguió— para solventar este tema de manera prioritaria. Tienen ustedes una semana exacta para encontrar una solución eficaz que permita rebajar los precios drásticamente. En la próxima reunión deberán proponerla.
Todos se quedaron atónitos y expectantes. Probablemente el que aportara la mejor solución recibiría una buena recompensa y sería ascendido. Era la oportunidad ideal para todos y cada uno de ellos.
Pasada una semana de la primera reunión, los ingenieros fueron de nuevo convocados por las altas esferas. Llegaron todos con multitud de papeles, estudios de mercado, gráficos, hojas de cálculo y demás parafernalia para referir sus exposiciones. Uno a uno fueron interpelados por el gran jefe acerca de las soluciones propuestas. Algunos hablaron de reducir el grosor y la calidad del plástico para ahorrar dinero, otros comentaron sobre las dimensiones y el ahorro del troquelado, muchos llevaban propuestas para disminuir el coste de los materiales de la maquinaria interna y hasta algunos sugirieron reducir el número de tornillos, documentando con cientos de datos la merma de presupuesto que ello conllevaría. Todas las ideas eran muy válidas, aunque no lo suficiente como lo que se deseaba desde la dirección de la empresa.
Había un joven ingeniero acomodado en un sillón de cuero que no había abierto la boca desde el principio de la reunión. El gran jefe se fijo en él y le preguntó por qué no comentaba nada, a ver si no había tenido ninguna idea.
—Estoy escuchando al resto de mis compañeros, señor —contestó él.
—¿Y podrías comentarnos qué impresión te causan las ideas que aquí se están proponiendo?
—La verdad es que están todas muy bien documentadas y estudiadas, pero no creo que ninguna funcione al cien por cien.
—¿Y quizás tú tienes alguna otra mejor?
—Por supuesto, señor. Yo tengo la idea clave para que la gente compre impresoras láser y ganemos dinero con ellas.
—¿Y nos la podrías comentar a todos, si no es mucha molestia? —Todos sonrieron de manera burlona.
—Claro que sí. Debemos vender las impresoras por debajo de su coste.
La tremenda risotada por parte de todos retumbó en las paredes de la sala de reuniones como un eco estruendoso rebotando en el interior de una caverna. Todos comenzaron a tachar de loco y demente al joven ingeniero. Los comentarios altisonantes circulaban alrededor de la mesa, pero el joven mantuvo el tipo y esperó a que todos sus colegas dejaran de reír.
—No habéis dejado que termine —comentó cuando por fin el silencio regresó a la sala—, permitidme que lo explique. La clave consiste en vender las impresoras por debajo de su coste y, por otro lado, triplicar el precio de los consumibles.
Todos quedaron perplejos mirando a aquel joven delgaducho y de aspecto desgarbado. El gran jefe se quedó pensativo durante varios minutos para, al final, esbozar una taimada sonrisa.
Aquel joven, nietecito mío, fue ascendido y colocado como un muy alto directivo de la empresa, ganando millones de euros al año. Las impresoras láser bajaron de precio drásticamente y la gente comenzó a comprar indiscriminadamente, sin sospechar el susto que posteriormente les daría el comprar el tóner en cuestión.
Y es por eso que desde ese día, la estrategia para la venta de impresoras, no ya sólo de HP, sino de todos los demás ahora también, se basa en rebajar al máximo su precio, elevando a veces hasta un 400% el precio de cartuchos y otros consumibles. Tampoco es hoy terreno cerrado a las impresoras láser, porque al final la política ideada por aquel joven ingeniero se trasladó al resto de sistemas de impresión.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Y baja ya del regazo so vago, que te estás durmiendo y con treinta y seis años que tienes ya no puedo contigo. ¡Parásito. Busca un trabajo, hombre! A ver si tú tienes algún día una idea así y me compras un chalé en Torremolinos.
NOTA: La historia de este post es totalmente verídica.
Te compras un «yorsai» y a los dos días sale el «yorsiete»

Yorkshiete
¡Qué cruz, jesusmariayjosé! Estoy hasta las bowlings del mundo de la tesnología fina y la informástica diversa. Los clientes de la empresa para la que trabajo alucinan en blanco y negro cuando les digo que su ordenador es del precámbrico proterozoico, que se tiene que comprar uno nuevo o la cosa no tira más. «¿Pero si tiene sólo cinco años?», me interpelan. Señora mía, un ordenador con cinco años ya no es un ordenador, es una calculadora muy aparatosa.
Y es que la cosa es así y así va a seguir siendo, por desgracia. El software de nuevo diseño procura adaptarse lo más posible a las capacidades técnicas de las máquinas existentes en el mercado en determinado momento. Y qué vamos a decir de los videojuegos, que lo último de lo último ya no corre sobre tu flamante tarjeta gráfica, comprada el año pasado, porque no es capaz de renderizar medio polígono más cada segundo. Teniendo en cuenta que cada seis meses, más o menos, aparecen nuevos microprocesadores más pequeños y más veloces, potentes y ágiles memorias y discos duros de capacidades que se nos escapan del contar con los dedos, los nuevos programas y juegos serán concebidos para estas nuevas arquitecturas, dejando obsoleto un ordenador de hace cuatro días.
Todas las alarmas han saltado con el nuevo iPad de Apple. Y es que los usuarios se han puesto en pie de guerra contra la compañía de la manzana mordida, porque una cosa es innovar y otra muy distinta reírse a la puta cara de la gente. El iPad este no es multitarea (algo inconcebible hoy día), no tiene cámara, ni salida HDMI, ni soporta Flash. Por no tener, no tiene ni un puñetero puerto USB. ¿Qué coño de aparato es este? Además corre el sistema operativo de un iPhone (iPhone OS) en lugar de OS X, que sería lo más lógico para un Tablet PC de Apple. Vamos, que es un iPhone grandote, aunque no permite servicios de voz, ni incluso en los modelos con 3G. Tócate los cojones.
Los consumidores no somos gilipollas y nos damos cuenta de las cosas. La estrategia de Apple está clarísima, ya que se aprecia que su deseo es vender miles de cacharritos de estos para, posteriormente (pasado mañana), sacar el iPad 2 con cámara y servicios de voz, por ejemplo. Luego más tarde (pasado pasado mañana) el iPad 3 con puerto USB y salida HDMI. Y así sucesivamente. Compra hoy uno y dentro de un año te vendo otro.
Esta maniobra es muy típica de empresas tecnológicas. ¿Cómo es posible que hoy consigan desarrollar un disco de 800 GB de capacidad y dentro de cuatro meses otro de 1 TB? ¿Hace cuatro meses no existía la tecnología necesaria para desarrollarlo? ¡Vamos, hombre! El lema es vender, vender y vender; y a poder ser vender un poco más después.
Ocurre con los teléfonos móviles también. Las compañías idean continuamente modelos nuevos que aumentan las prestaciones (y el precio) de los modelos anteriores considerablemente. El dilema surge del espacio de tiempo que transcurre desde la aparición de una versión hasta la comercialización de otra. Es un período demasiado corto para sospechar que la tecnología utilizada podría haberse incluido antes sin problema alguno.
No quiero dar a entender con todo ello que las empresas tecnológicas no deban ganar dinero con sus productos, pero todo tiene un límite: el de la vergüenza torera. Y Apple ha quedado como el culo en este aspecto. Vamos, que es mejor no comprar nada nunca porque sabes a ciencia cierta que dentro de poco va a haber algo mejor. Tampoco es eso, no. Hay que comprar pero sin instinto compulsivo consumista.
Y de ahí precisamente viene el título de este post, que no es otra cosa que el final del primer cuplé de la chirigota «Los que no se enteran» (del gran José Luis «Selu» García Cossío), de la fase de preliminares en el COAC de este año, que se está celebrando en estos días. Jugando con el sai, que es como se dice en gaditano puro «seis», y el siete. Es un cuplé sin desperdicio por lo que os lo adjunto para escuchar aquí abajo.
Primer cuplé de preliminares (chirigota «Los que no se enteran»).
Retroiluminación LED

Diodo LED
Nos vuelven locos, joder. Si ya es bastante complicado comprar una tele en función del precio y de si te cabe en el hueco o no, ahora tienes que discernir entre tantas o cuantas pulgadas, elegir el nivel de contraste, el brillo, el tiempo de respuesta, la velocidad de refresco y el ángulo de visión. Las tienes con TDT (ahora todas) o sin él, con salidas HDMI, DVI, VGA y tropecientos euroconectores. HD Ready o Full-HD, formato panorámico 16:9 o la cuadradita de toda la vida. De tubo, LCD, de plasma y de tecnología LED. ¡Qué belén, por el amor de Dios!
Cuando la tele era en blanco y negro, te ibas a la tienda, te contaban un poco la diferencia de precios y te llevabas una para casa. La encajonabas y siempre tenías que mandar a algún amiguete carpintero que te hiciera una maderita de 30 × 10 porque la profundidad de aquel aparato siempre excedía la del mueble del salón, y aún así, con maderita y todo, el culo pegaba contra el papel de terciopelo de la pared que se terminaba por poner negro del calor que despedía aquello. La enchufabas a corriente, al conector de antena y listo. Sólo tenía un botón para encender y apagar y dos ruedas escandalosas que al girar hacían clac, clac, clac y que te servían, una de ellas, para subir y bajar el volumen y, la otra, para cambiar de la primera al UHF. Punto.
Y cómo avanza la tecnología, recopón. Ahora resulta que se empiezan a llevar cada vez más las teles con retroiluminación LED, que es la última moda aunque los LED se hayan inventado en la época del cancán (no tanto, no tanto). Y de ellas nos vamos a ocupar aquí, porque hay mucha gente que me pregunta sobre el tema y percibo que existe una gran desinformación a nivel general.
No, los televisores de tecnología LED no llevan un LED por cada píxel o punto en pantalla, que estaría cojonudo que en un cacharro de estos Full-HD, con una resolución de 1920 × 1080, hubiera… [estoy multiplicando]… 2.073.600 LED detrás de la pantalla. Pedazo de televisor gigante que iba a ser aquello, que hay LED muy pequeñitos pero no tanto. Lo de tecnología LED se refiere a la iluminación posterior de la pantalla, a lo que se ha dado en llamar retroiluminación.
LED es el acrónimo guiri de Diodo Emisor de Luz (Light-Emitting Diode). Es un dispositivo semiconductor. Cuando se suministra corriente a un LED, los electrones se mueven a través del material semiconductor y algunos pasan a un estado energético más bajo. Durante el proceso, se emite la energía «excedente» en forma de luz. La longitud de onda (y, por lo tanto, el color) se puede ajustar utilizando diferentes materiales semiconductores y procesos de manufacturado distintos. Es más, la difusión de la longitud de onda de la luz emitida es relativamente corta, por lo que los colores son más puros.
Los diodos LED se conocen desde los años sesenta. Todos esos pilotitos rojos de los electrodomésticos (la cafetera, el microondas, la lavadora, etcétera), que se encienden cuando se les das marcha, son LED. Están formados por una caperuza de plástico y, como decía antes, por un material semiconductor que al recibir una corriente eléctrica muy pequeña emite luz. Y además, emite luz sin producir calor y con un color muy definido o incluso sin color, como ocurre, por ejemplo, con los LED infrarrojos de los mandos a distancia del televisor o el vídeo.
Los diodos rojos y verdes siempre han sido muy sencillos y baratos de fabricar, pero los azules no. Y, como todos sabemos, para un sistema de imagen RGB necesitamos los tres colores básicos que, mezclados, producirán el resto de gamas. Pero hace cuatro días, en 1993, el japonés Shuji Nakamura (el también inventor del propio LED) descubrió un proceso infinitamente más barato utilizando dos compuestos químicos. La alarma saltó y los LED azules pasaron a dominar el mundo del tuning automovilístico y los electrodomésticos de diseño chic. Además, y a eso vamos, comenzaron a aparecer televisiones y monitores de ordenador con retroiluminación LED, mucho más ecológicos, mucho más ligeros y, también, mucho más caros (lo nuevo es lo que tiene, qué se le va a hacer).
Las televisiones LED son, realmente, televisiones de tecnología LCD con retroiluminación LED. Es decir, en lugar de iluminar los paneles de estos televisores con lámparas fluorescentes de cátodos fríos (CCFL) como se hacía hasta ahora (y se sigue haciendo en los televisores llamados simplemente LCD), se hace con un montón de diodos LED blancos o de colores. Las LCD cuentan con un gran inconveniente, y es que los colores de la pantalla se reflejan al ojo humano como artificiales y los tonos negros se vuelven grisáceos debido a la falta de precisión que esa tecnología obtiene a la hora de oscurecer las distintas zonas de visionado. Las pantallas de televisión LCD con tecnología LED suponen un verdadero salto cualitativo en el sector audiovisual, al iluminar por detrás las pantallas de los televisores con la luz blanca y neutra de gran intensidad que ofrecen los LED. De este modo, la visión del espectador de la imagen se convierte en más clara, nítida y natural. Las teles apagan los diodos en las zonas donde no sean necesarios y así se producen en el monitor verdaderas zonas negras, al igual que consiguen perfilar con mayor precisión los colores en la pantalla.
Además de todo ello, reducen el grosor de la pantalla a la mínima expresión, suprimiendo el espacio innecesario para las lámparas fluorescentes. Algunos modelos miden menos de 1 centímetro (el Sony Bravia KDL-40ZX1 tiene 9,9 milímetros de grosor).
Existen dos tipos de iluminación LED: retroiluminación LED y Edge LED. La retroiluminación LED se coloca detrás de la pantalla y cada grupo de luces se puede atenuar en su zona. Esto ayuda a la pantalla LCD a proporcionar colores más profundos, un mayor contraste y un rango más elevado de sombras en los tonos oscuros del espectro. La tecnología Edge LED coloca los LED blancos alrededor del borde de la pantalla, lo que permite la creación de aparatos de, como decíamos, menos de 1 cm de grosor.
Asimismo, existe la iluminación con LED blancos o la llamada retroiluminación RGB dinámica, con LED en conjuntos de rojo, verde y azul. Esta segunda opción ofrece imágenes con una nitidez y calidad de color que recrea perfectamente la fuente original. Los LED reaccionan según lo que esté sucediendo en pantalla y permiten apagar zonas para conseguir tonos negros puros y reales, así como emitir una gama más amplia de colores en otras zonas de pantalla haciendo al usuario partícipe de una experiencia de calidad televisiva no vista hasta el momento, sobre todo en imágenes de alta resolución de fuentes como Blu-ray Disc o juegos de PlayStation 3, por ejemplo. Esta tecnología acerca la calidad del plasma (en cuestión de resolución y calidad de imagen) al mercado económico.
Por último, comentar que existen también los diodos LED RGB integrados, es decir un único LED que contiene tres pequeños diodos, cada uno de un color. Estos diodos no se utilizan actualmente en los televisores, pero están dando una nueva vida increíble a discotecas y puticlubs, consiguiendo ambientes lumínicos tan especiales y sugerentes que abarcan toda la gama del colorido más cursi y soez, desde la iluminación lila y fucsia hasta un verde mar o un butano chumbeta apto para altas horas de la madrugada.
PLC, la alternativa (¿?) al WiFi

PLC
PLC son las siglas de Power Line Communications, o sea, lo que más o menos viene a ser comunicaciones mediante línea eléctrica. Es un conjunto de tecnologías que definen las características para establecer conexiones de red mediante el cable eléctrico que todos tenemos en casa. El propio cable actuaría de conductor de la información y los enchufes de la pared de interfaz conectora entre la red y nuestros equipos informáticos y digitales. Y es que los cables eléctricos están muy mal aprovechados, porque sólo se utilizan para conducir electricidad, y a algún lumbreras se le ocurrió que esto es derrochar infraestructura y medios. ¿Para qué tirar cable de fibra óptica por el mundo cuando el cable eléctrico ya está implantado y llega a hogares a los que, incluso, no llega ni el teléfono?
Esta tecnología no es nueva para nada, ya tiene sus añitos a las espaldas. Sin embargo, es algo que no ha conseguido consolidarse debido a múltiples factores de índole técnica y a otros de mercadotecnia. La tecnología PLC permite la conexión de ordenadores dentro de una red doméstica o laboral y, también, permite el acceso de banda ancha a Internet a través de líneas de energía ordinarias, utilizando los enchufes como punto de conexión mediante un módem PLC especial. El sistema utiliza dos grupos de portadoras, uno por el que el usuario envía su solicitud de información y otro por el que recibe la información solicitada.
En la actualidad, esta tecnología nos ofrece una alternativa a la banda ancha ya que las PLC utilizan una infraestructura ya desplegada, como son los cables eléctricos. Basta un simple enchufe para estar conectado. Además, ofrece una alta velocidad, suministra servicios múltiples con la misma plataforma y permite disponer de conexión permanente. Adicionalmente, al utilizar los cables eléctricos como medio de transmisión, la instalación eléctrica casera se comporta como una red de datos en donde cada enchufe es un potencial punto de conexión a Internet. El ancho de banda típico es de 45 Mbps, aunque actualmente ya se alcanzan velocidades de 135 Mbps y en breve se llegará a 200 Mbps, permitiendo la distribución de datos, voz y vídeo de manera rápida y confiable.
La arquitectura de esta red consta de dos sistemas formados por tres elementos. El primer sistema denominado outdoor o de acceso, cubre el tramo de lo que en telecomunicaciones se conoce última milla, y que para el caso de PLC comprende la red eléctrica que va desde el lado de baja tensión del transformador de distribución hasta el medidor de la energía eléctrica. Este primer sistema es administrado por un equipo de cabecera (primer elemento de la red PLC) que conecta esta red con la red de transporte de telecomunicaciones o backbone. De esta manera, el equipo de cabecera inyecta a la red eléctrica la señal de datos que proviene de la red de transporte.
El segundo sistema se denomina indoor y cubre el tramo que va desde el medidor del usuario (el contador de la luz) hasta todas las tomas de corriente o enchufes ubicados en el interior del hogar. Para ello utiliza como medio de transmisión el cableado eléctrico interno.
Para comunicar los dos sistemas se utiliza un equipo repetidor (segundo elemento de la red PLC) que normalmente se instala en el entorno del medidor de energía eléctrica y que está compuesto por un módem terminal y un equipo de cabecera.
El tercer y último elemento de la red PLC lo constituye el módem terminal o de cliente, que recoge la señal directamente de la red eléctrica a través del enchufe. De esta manera, tanto la energía eléctrica como las señales de datos que permiten la transmisión de información, comparten el mismo medio de transmisión, es decir el conductor eléctrico. Al módem terminal se puede conectar un ordenador, un teléfono IP u otro equipo de comunicaciones que posea una interfaz Ethernet o USB.
El equipo emisor en las conexiones PLC retransmite señales de baja potencia en un rango de frecuencias que va desde 1,6 MHz hasta 35 MHz, es decir en una frecuencia varios miles de veces superior a los 50 Hz en donde opera la energía eléctrica. El hecho de que ambos servicios, los de energía eléctrica y los de transmisión de datos, operen en frecuencias muy distintas y distantes, permite que estos puedan compartir el medio de transmisión sin que uno interfiera sobre el otro. De esta manera, la tecnología PLC utiliza una cualidad propia del conductor eléctrico que hasta la fecha se encontraba sin aprovechar.
¿Cuáles son, entonces, las ventajas que nos ofrecen este tipo de conexiones? Pues la verdad es que son varias. Para empezar, el despliegue de PLC es sencillo y barato, porque utiliza la infraestructura eléctrica ya instalada. Además, proporciona una conexión a Internet continua y permanente y permite crear redes LAN fácilmente y con velocidades superiores a otro tipo de infraestructuras como pueden ser las redes WiFi. También es posible desplegar otros servicios como VoIP, videoconferencia, teletrabajo o VPN gracias al elevado ancho de banda.
Sin embargo, la tecnología PLC aún ha de enfrentarse a una serie de problemas que es necesario resolver. El primer escollo que debe superar es el propio estado de las líneas eléctricas. Si las redes están deterioradas, los cables se encuentran en mal estado o tienen empalmes mal hechos no es posible utilizar esta tecnología. La distancia también puede ser una limitación, la medida óptima de transmisión es de 100 metros por lo que, a mayores distancias, se hace necesario instalar repetidores
Además, el cable eléctrico es una línea metálica recubierta de un aislante. Esto genera a su alrededor unas ondas electromagnéticas que pueden interferir en las frecuencias de otras ondas de radio. Así, existe un problema de radiación, bien por ruido hacía otras señales en la misma banda de frecuencias como de radiación de datos, por lo que será necesario aplicar algoritmos de cifrado.
El mayor problema de PLC son las interferencias, sobre todo en las líneas de alta y media tensión, no tanto en los cables de baja tensión del interior de una vivienda. Este es el principal problema con el que se han topado las empresas eléctricas en todo el mundo y la razón primordial para que compañías como Iberdrola o Endesa abandonaran ya hace años sus tímidos intentos de distribuir una conexión a Internet vía cable eléctrico.
Así y todo, para conformar una red casera o de trabajo, PLC sigue siendo una buena alternativa a WiFi, ya que no necesitamos de una infraestructura adicional de la que ya disponemos los que tenemos luz en casa o en la oficina. Sin embargo, la rápida proliferación de conexiones ADSL y el bajón de precios que han sufrido en los últimos años ha propiciado que los usuarios se decanten más por esta tecnología que por algo que no está muy extendido ni, a pesar de los años, muy estudiado. Además, la masiva adquisición de ordenadores portátiles por parte de los consumidores requiere prácticamente de manera obligatoria de conexiones inalámbricas tipo WiFi en los domicilios y, aunque ambas tecnologías se pueden combinar, resulta más barato y sencillo tirar de router WiFi con conexión ADSL y punto pelota.
¿Llegará la tecnología PLC a desbancar al WiFi? Pues francamente lo dudo. Aunque sí es posible que en un futuro se desarrolle más profundamente y se nos cuele en los hogares de forma masiva. Qué cosas tiene la tésnica y la tesnología, cualquier día nos mandan el Internet ese con el agua corriente o con el gas natural. Al tiempo.