Espías muleros

eMule

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Los programas peer to peer que tan buenos momentos de ocio (y negocio) nos proporcionan, pueden llegar a convertirse en nuestros peores enemigos, chivatos públicos de nuestros secretos mejor custodiados. Nos centraremos exclusivamente en eMule, aunque lo que contaré a continuación puede extrapolarse a cualquier otro software que permita compartir archivos vía Internet y teniendo como base el intercambio entre pares.

Como bien es conocido, este tipo de aplicaciones relacionan usuarios conectados a través de un servidor común que se encarga de poner en contacto a los clientes en función de sus peticiones. Pa’ que me entienda usté, señá María, que si quiere conseguir la discografía completa de la Pantoja en emepetrés, usted se me conecta con la mula, busca y automáticamente se empieza a bajar las canciones de aquellas otras personas que ya las tengan y las quieran compartir con su persona de usted.

A la hora de configurar un software de este tipo, uno de los pasos más importantes es el que se corresponde con definir la carpeta o carpetas que queremos compartir con el resto de usuarios de la red. Esta acción, que puede parecer sencilla y sin aparente peligro anejado, puede convertir nuestro pecé en un jugoso reclamo de espías, cotillas y voyeurs ávidos de información ajena que, en la casi totalidad de los casos, ni les va ni les viene.

La falta de información y, quizás, la poca experiencia de muchos nuevos usuarios de estas tecnologías, hace que la tediosa práctica de compartir carpetas muleras cuando se dispone de varios gigas de música, películas y juegos, se despache de un plumazo compartiendo la carpeta Mis documentos completa. Craso error.

Si compartes su carpeta Mis documentos al completo, además de ofrecer a todo pichichi aquello que quiere realmente ofrecer, estás compartiendo todo aquello que, seguramente, no estés tan interesado en compartir, léase las fotografías del viaje a Lanzarote, las cartas a tu amante, tus vídeos descargados del teléfono móvil o la contabilidad doméstica en esa hoja de Excel que te quedó tan chula.

¿Crees que nadie puede ser tan estúpido como para compartir el directorio Mis documentos completo? Efectivamente estás en lo cierto. Hay todavía estúpidos de mayor rango que ponen a disposición del espía mulero la totalidad de sus discos duros, los pendrives y los discos externos uesebé. Y Dios me perdone por lo de estúpidos, ya que lo más probable es que sean novatos integrales mal informados y peor informatizados por los «especialistas» de alguna de las grandes superficies del sector.

Hacer la prueba es tan fácil como probar. Teniendo un poco de picardía podemos pensar que la mayoría de las cámaras de fotos guardan las mismas en una carpeta llamada DCIM y que, muchas veces, los usuarios copian la carpeta entera al ordenador para pasar las fotografías. También se nos puede venir a la mente que los nombres con los que etiquetan las máquinas digitales las fotografías suelen comenzar por DSC, o por IMG, o por PANA (las Panasonic), o algo similar seguido de un número de orden. Haz el favor de buscar con tu mula imágenes con el texto DSC; o busca IMG_; o busca DCIM. Te sorprenderás. Eso sí, si descargas la foto de tu vecina en paños menores y das con tus huesos en la cárcel, no le eches la culpa a este humilde post que sólo quiere ayudar.

También puedes intentar buscar documentos con el nombre currículum o currículum de y te asombrarás de la gente que comparte sus documentos sin saberlo. O prueba lo que se te ocurra que alguien puede guardar en sus Mis documentos: vacaciones, fiesta, contabilidad, facturas, secreto

No me seáis gañanes y pagafantas y acotad el terreno de caza contra furtivos sin escrúpulos que sólo desean ver vuestros datos por pura cotillería (o no). Cualquiera puede aparecer pasado mañana en el tubo en aquel vídeo privado que grabó con la parienta aquella noche de juerga.

1 comentario a “Espías muleros”

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