Entradas de la categoría ‘Off topic’

¡Feliz Navidad!

Olentzero

Olentzero

Ayer, unos amigos míos (amigo él y amiga ella, esto es, una pareja) me confesaron que en enero van a comprar un ordenador. Pero, ¿uno nuevo?, pensarán ustedes. No, nuevo no, un ordenador. O sea, el primero.

Sí, ya lo sé. Aunque parezca mentira, hay gente en el mundo que todavía no tiene ordenador y vive feliz. Existen personas privilegiadas que no saben qué es esto de Internet, la informática y todas esas cosas friquis de las que solemos hablar por aquí.

Pues eso. Para los que no tienen ordenata todavía, para los friquis, para los guays que se creen muy guays porque tienen una Xbox 360, para los desarrolladores y para los que no saben qué cojones es un bucle For... Next, para los ciegos a muerte de Linux y para los seguidores listillos y visionarios de Microsoft, para los hackers, para los crackers también, para los programadores de virus y para los mediogenios de Panda que se esfuerzan por neutralizarlos, para los de HP, para los de Lexmark, para los de Microsiervos, para los de ALT1040, para los sudamericanos y para los que no lo son, para los que cogen el ratón con la izquierda, para los que cogen el ratón con la otra, para los que no pueden coger el ratón y para los que ni siquiera pueden teclear y sólo miran, para los que me abrasan a preguntas, para los que me van a abrasar a preguntas pasado mañana, para los técnicos, para los autodidactas, para los ingenieros en telecomunicaciones y para los que saben de informática de verdad, para los que todavía tienen un módem, para los que tiran de ADSL…

En fin, para todos, para todos:

¡FELIZ NAVIDAD!

Y que os den morcilla, pedazo de geeks.

14 errores lingüísticos demasiado comunes

Error

Error

Con este post estreno la categoría Off topic, es decir, esta es una entrada que no tiene nada que ver con el tema (o tópico) principal del blog, que se supone que es la tecnología o la informática o Internet o yo que sé. ¿Y por qué ahora? Pues porque me sale de los audiobaudios, qué pasa.

NOTA MENTAL: explicar alguna vez lo que son eran los audiobaudios, que seguro que nadie lo sabe, porque no aparece ni en el Google.

El caso es que siempre he querido escribir un post como el que están ustedes a punto de leer, y como mi intención no es dedicarme a hablar de la lengua española muy a menudo, pues lo encajo con calzador en la categoría Off topic y listo.

¡Pero calla de una vez y cuenta lo que tengas que contar, pesado! Ya voy, ya voy.

Hablaremos, pues, de errores lingüísticos demasiado comunes. No piensen que van a encontrar aquí errores del tipo «me se ha caído», «la agüela» o «el sartén», no. Lo que voy a pasar a comentar es una serie de incorrecciones que, de tan comunes y aceptadas, las cometen prácticamente la totalidad de los hablantes en esta lengua. ¿Ah sí? Pues sí, usted también seguramente. Al menos algunas de ellas.

Y es que a lo largo de los años he ido recopilando una serie de patadas al diccionario que, incluso, yo mismo he propinado en tiempos pretéritos y que, cuando descubrí la luz, a veces hasta me asusté de lo borregos que llegamos a ser los seres humanos. Todos por la misma senda.

Son palabras, expresiones y demás que, no sé por qué oscura razón (de razones hablaré someramente), se han tomado como buenas cuando, en realidad, son erróneas. Pero no piense que usted y yo, de pueblo de toda la vida, somos los únicos que las decimos mal, no. Son errores cometidos por redactores de medios de comunicación, políticos (mal ejemplo, pero bueno) e incluso escritores de renombre. Sí, sí. ¿A que le pica la curiosidad, eh? Pues vamos allá.

Para una identificación más clara, escribiré lo erróneo en color rojo y lo correcto en azul.

ERROR DEMASIADO COMÚN Nº 1: Se dice radiactividad, no radioactividad.

No es un buen modo de comenzar, porque la Real Academia Española de la Lengua acaba de admitir hace cuatro días la palabra errónea, dándola por válida. Y precisamente ha sido así porque su profusa utilización (mala utilización) ha conllevado a aprobar algo que está mal dicho.

No es la primera vez que ocurre, y es que cuando la conciencia de inexactitud sobre algo desaparece, los poderes lingüísticos responden autorizando lo incorrecto, siempre y cuando sea una cosa lógica, claro está. No vayamos a pensar que admitan en un futuro la palabra «fistro» porque mucha gente la utilice (o sí, ¿quién sabe?).

Sospecho que la «o» esa que se coló en la palabra radiactividad fue por similitud con el elemento químico radiactivo denominado radio, aún así, la RAE sigue aconsejando que de forma mayoritaria y preferible se siga escribiendo (y diciendo) radiactividad.

Algo parecido pasa con la voz «paralímpico», a la que mucha gente (no mucha, mucha, y cada vez menos) le mete una «o» por ahí en medio.

ERROR DEMASIADO COMÚN Nº 2: Se dice eructo, no erupto.

Afortunadamente es un error demasiado común que va desapareciendo con el tiempo. Es curioso que muchos hablantes sean prácticamente incapaces de pronunciar una «p» al final de una sílaba; la verdad es que es algo raro en castellano. Pero existe un gran número de personas que pronuncian «captus» o «cóptel» en lugar de «cactus» y «cóctel». Esa misma impericia ha hecho que la palabra «eructo» se haya ido deformando con el pasar del tiempo y convirtiéndose en un error demasiado común, sobre todo entre los niños y los más jóvenes.

Por supuesto, las variantes palurdas como «eruto» o «iruto» son totalmente reprobables.

ERROR DEMASIADO COMÚN Nº 3: Se dice Ku Klux Klan, no Ku Kux Klan.

Al clan de organizaciones racistas, antisemitas, xenófobas y anticomunistas de EEUU parece que se le ha perdido la letra «l» de su segunda palabra. Poca gente he oído que pronuncie y escriba bien este nombre, informativos de Tele 5 incluidos.

Después de la Guerra de Secesión americana se formó el KKK. El nombre del clan se compuso a partir del vocablo griego kuklos (círculo). El capitán Kennedy añadió Klan en recuerdo de los grupos familiares ancestrales, ya que todos tenían ascendencia escocesa. Los fundadores decidieron escribir clan con «k», para darle más notoriedad a la organización. Les gustó el sonido rítmico de las palabras y decidieron separar «Kuklos» en dos palabras, cambiando la «o» por la «u» y la «s» final por una más impactante «x».

ERROR DEMASIADO COMÚN Nº 4: Se dice estalagmita, no estalacmita.

Es curioso que la que cuelga de arriba se llame estalactita (con esa «c» en medio) pero la que se forma por debajo se llame estalagmita (con una «g» en medio). Es muy curioso, pero es así.

El término estalactita proviene del griego culto stalaktos (que gotea), y la palabra estalagmita viene también del griego culto stalagma (filtración). Muy parecidas pero con una sutil diferencia, ¿verdad?.

El hecho de que estalactita se escriba con «c» ha propiciado que a la pobre estalagmita se la crucifique con una «c» también, en lugar de su correcta «g».

ERROR DEMASIADO COMÚN Nº 5: Se dice grosso modo, no a grosso modo.

Entre los errores demasiado comunes, éste es uno de los más demasiados y de los más comunes de todos los errores. Cometido con total impunidad por maestros, profesores, periodistas, presentadores y locutores.

La preposición «a» que se cuela delante de este latinismo parece ser influencia de otras expresiones castellanas con parecido significado que sí es correcto que la lleven, como ‘a vuelapluma’, ‘a ojo de buen cubero’ o ‘a bulto’. Sin embargo, «grosso modo» es una locución latina que prescinde totalmente de dicha preposición para completar su significado.

Así pues, una oración correcta sería, por ejemplo, ‘les voy a explicar a ustedes, grosso modo, cómo funciona la economía sumergida’.

ERROR DEMASIADO COMÚN Nº 6: Se dice motu proprio, no motu propio.

Entiendo que es una puñetada pronunciar «proprio» sin atragantarse; demasiadas erres para dos sílabas de nada. Pero, lo siento, este es otro giro de la lengua latina que prácticamente el 100% de los hablantes dice de manera errónea.

Utilizado como expresión para indicar que se hace algo espontáneamente, sin responder a petición previa, se utiliza mucho en la lengua española, por lo que ha ido derivando en el sentido del adjetivo «propio» castellano, que nada tiene que ver con el «proprio» latino. «Propio» es el caso ablativo de proprius (con movimiento propio) y, como tal ablativo que es, ya lleva implícita la preposición que, y este es otro error, muchas veces se le coloca por delante.

Por lo tanto, y aparte de la «r» de marras, como hemos comentado ya con «grosso modo», tampoco deben utilizarse las preposiciones «de» o «por» (‘de motu proprio’, ‘por motu proprio’) antes de este latinismo. Una frase correcta sería, por ejemplo, ‘el acusado admitió su falta motu proprio en la segunda jornada del juicio’.

ERROR DEMASIADO COMÚN Nº 7: Se dice areola, no aureola.

Aunque esta afirmación no es del todo correcta, porque ambas palabras existen, me estoy refiriendo, por supuesto, a ese círculo rojizo algo moreno que rodea el pezón de los pechos. Eso que todos tenemos, y que a las mujeres se les nota algo más, se denomina areola, o aréola también. Aureola (con «u») es el resplandor, disco o círculo luminoso que suele figurarse detrás de la cabeza de las imágenes sagradas.

Este es otro ejemplo de error demasiado común aceptado por la RAE, ya que hoy día es correcto utilizar «aureola» por «areola», aunque, de nuevo, la Academia recomiendo el uso del segundo término.

ERROR DEMASIADO COMÚN Nº 8: Se dice impreso, pero también imprimido.

Es curioso que en los últimos tiempos cada vez oigo más la palabra «impreso» y menos la palabra «imprimido». Parece que a los nuevos repipis de la lengua les suena a cateto eso de»imprimido» y te sueltan en cualquier momento ‘¿has impreso lo que te mandé?’.

Pues bien, en castellano existen alguno verbos que tienen dos participios, uno regular («imprimido») y otro irregular («impreso»). Estos verbos utilizan su participio regular sólo como adjetivo y nunca como verbo, a excepción de «freír», «imprimir» y «proveer». (Sí, freír tiene forma regular de particio, es correcto decir ‘he freído’, aunque se considera arcaico).

Los dos participios pueden utilizarse indistintamente en la formación de los tiempos compuestos y de la pasiva perifrástica, aunque la preferencia por una u otra forma varíe en cada caso. Según la RAE lo lógico es utilizar el participio regular «imprimido» en oraciones activas con el verbo conjugado como participio, por ejemplo: ‘he imprimido el documento’, ‘¿has imprimido lo que te envié?’ o ‘hemos imprimido el libro completo’, y el participio irregular «impreso» cuando actúe como adjetivo: ‘coja usted un folleto impreso del mostrador’ y en oraciones pasivas ‘el manual de usuario ha sido impreso en Alemania’.

Por lo tanto, tan bien dicho está ‘he imprimido’ como ‘he impreso’, pero la primera forma es (o debería ser) la más aceptada. Lo que nunca utilizaremos es la forma regular en los casos en los que sea un participio como sustantivo, es decir, cuando se utiliza la forma verbal como un nombre. Nunca diremos ‘tiene usted que rellenar el imprimido’, sino ‘tiene usted que rellenar el impreso’.

ERROR DEMASIADO COMÚN Nº 9: Se dice incluido, no inclusive.

Tampoco es una afirmación correcta del todo, ya que ambos términos existen. Me refiero aquí a la proliferación de carteles y cartelitos que veo, y cada vez más, en comercios de todo tipo. Esos cartelitos que rezan ‘Este establecimiento permanecerá cerrado desde el día 1 hasta el día 14, ambos inclusive’.

Vamos a ver, «inclusive» es un término que proviene del latín escolástico y que significa incluyendo el último objeto nombrado. Lo correcto sería escribir ‘Este establecimiento permanecerá cerrado desde el día 1 hasta el día 14, ambos incluidos’ o ‘Este establecimiento permanecerá cerrado desde el día 1 hasta el día 14 inclusive’. Pero nunca lo anterior.

ERROR DEMASIADO COMÚN Nº 10: El problema con súper y super-.

En castellano existen tres palabras muy parecidas, a saber, el adjetivo «súper» (‘mi coche utiliza gasolina súper’, ‘tenemos un plan súper para esta noche’), el sustantivo «súper», que es un acortamiento coloquial de la voz «supermercado» (‘vamos al súper a comprar leche) y, por último, el elemento compositivo prefijo «super-«, que denota lugar situado por encima, superioridad o excelencia (‘superpotencia’, ‘superpoblación’ o ‘superproducción’). El problema recae en este último, y es que la RAE sólo acepta el prefijo «super-» cuando precede a sustantivos y nunca a adjetivos o adverbios.

Así pues, palabras como ‘superhombre’, ‘supercasa’ o ‘supercamión’ serían correctas, pero nunca lo serían otras como ‘superbien’, ‘superútil’ o ‘superreservado’, que tan de moda están.

En su caso, la Real Academia acepta que en el español coloquial actual se usa «super-» con mucha frecuencia para añadir valor superlativo a los adjetivos o adverbios a los que se une, pero nunca admite abiertamente su utilización como correcta. De todas maneras, advierte también que si se utiliza de esta forma, debe escribirse junto a la palabra, sin guiones y sin tilde, y no confundirlo con el otro «súper».

Es el típico ejemplo de algo que, no tardando mucho, será aceptado por la RAE, y Paris Hilton, cuando venga a España, podrá decir sin complejos y sin miedo a equivocarse que esto o aquello es superguay.

ERROR DEMASIADO COMÚN Nº 11: Se dice no, no para nada.

Vaya lío que me ha quedado; lo explico.

Les ha dado también últimamente a los recursis por contestar con un «para nada» a la hora de negar algo categóricamente. Pues bien, en castellano sólo se acepta un adverbio de negación, y ese es nuestro querido «no». Ahora bien, nadie dice que este «no» no pueda ir acompañado, pero nunca sustituido. Así, si alguien nos pregunta a ver si nos hemos hecho del Opus, nunca contestaremos ‘¡Para nada!’, es erróneo, sino ‘¡No, para nada!’; o con un simple y sencillo ‘¡No!’.

ERROR DEMASIADO COMÚN Nº 12: Yo no doy más de mí.

Una expresión que a veces plantea dudas de concordancia es aquella de «dar de sí» (‘María no da más de sí’ o ‘Esta camiseta se ha dado de sí’). El problema es que siempre se tiene que mantener la concordancia entre el sujeto y el pronombre que sigue a la preposición «de». O sea, diremos: ‘yo no doy más de mí’ y ‘tú no das más de ti’. Todos los demás con «sí». Se considera incorrecto decir ‘yo no doy más de sí’, aunque está bastante arraigado en el habla popular como para eliminarlo de un plumazo.

ERROR DEMASIADO COMÚN Nº 13: Se dice encima de mí, no encima mío.

Este error es otro de esos que lo comete prácticamente el 100% de los hablantes. El origen de este error está en equiparar el complemento preposicional introducido por la preposición «de» (‘detrás de María’) con los complementos de posesión, de estructura formalmente idéntica (‘la casa de María’). Sin embargo, se trata de construcciones diferentes: en la primera (‘detrás de María’), el núcleo del que depende el complemento preposicional es un adverbio («detrás»), mientras que en la segunda (‘la casa de María’) es un sustantivo («casa»). Puesto que los adjetivos posesivos son modificadores del sustantivo, sólo si el complemento encabezado por «de» depende de un sustantivo puede sustituirse sin problemas por un posesivo: ‘la casa de María’ = ‘su casa’ o ‘la casa suya’.

Sin embargo, los adverbios no son susceptibles de ser modificados por un posesivo, de forma que no admiten la transformación descrita: ‘detrás de María’ no equivale a ‘su detrás’, por lo que no es admisible decir ‘detrás suyo’. En consecuencia, no se dice ‘delante mío’, ‘detrás tuyo’ ni ‘encima mío’, sino ‘delante de mí’, ‘detrás de tí’ y ‘encima de mí’.

Evidentemente, los derivados utilizados en el sur de España, del tipo «encima mía», tampoco son correctos. Particularmente soy un defensor a ultranza del idioma andaluz (porque yo lo considero un idioma, no un dialecto o un deje) y me encanta escuchar algo como ‘¡quillo, no te sienteh ensima mía, que mira que canijaso tengo!’, pero lamentablemente la Real Academia no recoge esta posibilidad. Igual en un futuro, y cuando se le dé la importancia que tiene a este idioma, cosas como la anterior aparacen reflejadas en un diccionario. Así sea.

ERROR DEMASIADO COMÚN Nº 14 (y último): El burro delante para que no se espante.

Este error es uno de mis favoritos, porque nace de la creencia errónea de que existe un error donde realmente no lo hay.

¿Cuántas veces hemos oído de pequeños eso de el burro delante para que no se espante cuando decíamos, por ejemplo ‘Yo y Pablo vamos a jugar a fútbol’? Te lo decía tu madre, te lo decía el profesor y hasta te lo decía la vecina de abajo; qué maja ella. Y claro, a partir de entonces, a prestar atención al hablar, no se te fuera a colar otro burro de esos.

Pues lo cierto es que no existe ni ha existido nunca una norma en castellano que trate sobre el orden de los sujetos (cuando hay varios) en una oración. Es algo así como el mito aquel famoso de que las mayúsculas se pueden no acentuar, falso hasta decir basta. Lo que si dice la RAE al respecto es que, por educación, se recomienda nombrar antes al otro que a ti mismo (‘Pablo y yo’), pero sólo por educación. Decir o escribir ‘Yo y Pablo’ no es de ningún modo un error gramatical. Que lo sepas.

Bueno, pues aquí termina este post. Espero haber aclarado algún que otro concepto a más de uno y, de ahora en adelante, espero que todo aquel que haya leído estas líneas se preocupe por hablar y por escribir un poquito mejor.

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