Los teclados Casiotone de los niños de los ochenta
En el año 1979 del siglo pasado, la compañía nipona Casio Computer Co. estrena su serie de teclados electrónicos baratos con el VL-Tone VL-1, el único predecesor de la gama Casiotone, un grupo de sintetizadores de sonido asequibles a todos los bolsillos, intuitivos y destinados al público infantil. La estrategia no era otra que continuar su afán de inundar el mercado de electrónica de consumo económica que había comenzado en la década anterior con calculadoras y relojes digitales.
Así como ese VL-Tone VL-1 hacía uso para funcionar de una técnica se síntesis basada en la función de Walsh, aquellos primeros teclados ochenteros de Casio fueron los pioneros en utilizar un novedoso tipo de síntesis de sonido desarrollado por los propios técnicos internos de la empresa y a la que denominaron «síntesis vocal-consonante» (vowel-consonant synthesis), que no era otra cosa que una síntesis híbrida (digital y analógica) en la que las ondas cuadradas de dos osciladores se mezclaban para pasar después por una combinación de filtros emuladores de instrumentos. Esos filtros se modelaban para imitar las frecuencias presentes en el tracto vocal humano, de ahí el nombre dado por los técnicos de Casio durante el proceso de investigación y desarrollo.
El primer Casiotone oficial —después de aquel VL-Tone VL-1— fue el CT-201. Lanzado en 1980, era un teclado muy pesado, pues estaba revestido de madera, sin embargo resultó muy innovador al incluir 29 sonidos predefinidos intentando emular todo tipo de arpas y liras, entre otros. Esta primera serie de teclados, a la que pertenecía el CT-201, fue la familia que hacía uso del método de síntesis «vocal-consonante» antes comentado y que se terminó con el modelo MT-65, uno de los mas conocidos y solicitados, ya que también contenía un acompañamiento de ritmos de batería y líneas de bajo.
Los Casiotones eran limitados, técnica y acústicamente, pero cumplían rigurosamente su cometido de instrumento electrónico que un niño o un adulto sin conocimientos musicales podría llegar a tocar fácilmente. Sin embargo, debido a la falta de experiencia de Casio en estas lides, sus primeras experiencias creando instrumentos musicales no fueron del todo espléndidas con algunos de sus diseños. Al mismo tiempo, esa falta de experiencia es la que llevó a la compañía a fabricar algunos de los teclados más maravillosos durante sus primeros años, con funciones extraordinarias, extrañas, flexibles y fáciles de usar que nunca se vieron antes (y muchas veces tampoco después).
Todos los teclados de este tiempo son muy divertidos para jugar y vale la pena manejarlos con el fin de aprender; algunos de ellos, como el el PT-30 o el MT-65 pertenecen al grupo de los mejores teclados caseros de todos los tiempos. Estos sintetizadores hacían uso de una combinación de dos números binarios ponderados: el bit con más peso proporcionaba la fundamental del acorde; el de menor peso aportaba la complejidad armónica.
Desafortunadamente, Casio aprendió demasiado rápido y, desde mediados de los ochenta, sus ingenieros se concentraron menos en innovaciones y comenzaron a construir teclados más o menos aburridos con sonidos seudorrealistas y funciones menos divertidas. Muchas de las mejores características se eliminaron cuando la compañía (en su intento de imitar a Yamaha) intentó convertirse en diseñador de teclados profesionales y fáciles de usar. De aquella época son los instrumentos de la serie CZ, que usaban una síntesis FM con distorsión de fase que, matemáticamente, era casi idéntica a la síntesis de modulación de frecuencia que utilizaba Yamaha en sus instrumentos, aunque se implementó de manera ligeramente distinta para evitar la infracción de patentes.
Todos los intentos de Casio en aquel entonces de lograr éxito fabricando instrumentos profesionales fracasaron, ya sea debido a una mala estrategia mercadotécnica o a una interfaz demasiado compleja. Además, Casio aún llevaba encima el sambenito de imagen de «compañía de calculadora de bolsillo», algo que no ayudaba nada.
Mientras la empresa descuidaba, pues, al usuario doméstico, se atrevió a lanzar un instrumento innovador, el afamado SK-1 (1986), desde el que el generador de tonos basado en PCM se convirtió en dominante en su línea de teclados. Después de los años noventa, la mayoría de los teclados Casio utilizan este generador de tonos PCM o sus variantes.
Algunos modelos de principios de los ochenta de la serie PT, como PT-30, PT-50, PT-80 y PT-82, no fueron comercializados bajo el nombre de Casiotone. El nombre fue recuperado más tarde para modelos como el PT-87 (que era básicamente el mismo que el PT-82), que volvió a venderse como Casiotone. Asimismo, algunos teclados vendidos de 1983 en adelante incluían una bahía para un tipo propietario de cartucho llamado Casio ROM Pack, cartuchos que contenían partituras en formato digital, y los aparatos podían tocar las notas automáticamente e iluminar los LED de cada tecla para guiar al usuario al interpretar la canción.
A continuación podemos escuchar el mítico tema preconfigurado que traían los primeros Casiotones.
El atractivo de los Casiotone hoy en día está arraigado a la nostalgia de los niños ochenteros de aquella época. Existen multitud de modelos y se vendieron millones de teclados en todo el mundo, por lo que no es difícil encontrar hoy estas joyas a muy buen precio. Una mirada hacia atrás cargada de añoranza y melodía a base de pitidos más o menos reconocibles.
Recuerdo perfectamente el botón de Reguetón al lado del de Ritmo Samba.