Cuando Arturo enseñó a programar a los niños de mi generación
En los años 1984 y 1985, respectivamente, la emblemática editorial Paraninfo, especializada desde sus orígenes en la edición de libros de formación profesional y técnica, hizo que vieran la luz dos de los títulos más simbólicos y representativos de la programación informática ochentera: ‘BASIC para niños‘ y ‘BASIC avanzado para niños‘. Escritos por Sofía Watt y Miguel Mangada, nos descubrían y presentaban a Arturo, una suerte de muñeco de trapo naranja, de ojos grandes y zapatones blancos, que hacía las veces de nuestro eminente profesor del lenguaje de desarrollo BASIC.
Dirigido, especialmente por su contenido y presentación, a los más jóvenes de la casa (de 8 a 14 años), ambos libros nos conducían poco a poco por los entresijos de la programación en BASIC: órdenes e instrucciones, variables, entrada y salida de datos, bucles, estructuras condicionales, subrutinas, almacenes de datos, operadores aritméticos, operadores lógicos, estructuras de ordenación, manejo de cadenas y un largo etcétera. Todo ello, por supuesto, escrito y presentado de una forma excepcionalmente amena y divertida, haciendo uso del humor y de multitud de ejemplos, de manera sencilla, progresiva y muy intuitiva.
Asimismo, los libros contenían notas y apuntes para los adultos del hogar con instrucciones claras y concisas para complementar el aprendizaje. Aquella implicación, de manera común, terminaba por hacer aprender a programar a los propios padres o educadores, porque eran ellos quienes debían explicar conceptos más abstractos al niño, jugar con ejemplos nuevos o ayudar a comprender el comportamiento de las diversas instrucciones BASIC.
No obstante, aquellos padres o tutores que quisieran profundizar más en el aprendizaje y la didáctica de BASIC, tenían acceso también a otro título de la editorial llamado ‘BASIC para maestros‘. Además de ello, el lenguaje BASIC que se utilizaba para enseñar era de una estructura muy genérica y podía ser probado en todos los sistemas más populares de la época, como Sinclair ZX Spectrum, Commodore 64, MSX, Amstrad CPC, etcétera.
Yo aprendí a programar con Arturo aporreando las gomas de un Spectrum 48K, y todavía conservo ambos libros como un pequeño y viejuno tesoro del que nunca voy a deshacerme. Sin embargo, el que desee un hálito de nostalgia, que sepa que aún pueden conseguirse en formato PDF (e incluso comprarse, también) por ahí, por entre las entrañas digitales. No puedo decir dónde, porque Ediciones Paraninfo es una empresa que aún existe y, además, no es muy amiga de que se publiquen estas cosas.
Un lujazo de libros y miles de millones de recuerdos infantiles.
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Menos mal que ahora tenemos Scratch… sin ofender a la berenjena radioactiva.