El aburrido, pero increíblemente adictivo, juego ‘Curiosity’ eleva la curiosidad humana al cubo (como poco)

'Curiosity'

‘Curiosity’

Curiosity‘ es el videojuego experimental multijugador que, tras aparecer a principios de este mes de noviembre de 2012, está rompiendo todos los récords participativos sociales del globo 2.0. Este título, gratuito y disponible para iOS y Android, es producto de la nueva compañía de ocio digital 22Cans de Peter Douglas Molyneux, el afamado y cincuentón programador y diseñador británico de juegos de vídeo. El nombre primigenio del juego era simplemente ‘Curiosity’ («Curiosidad»), que fue posteriormente cambiado por ‘Curiosity – What’s Inside the Cube?’ («Curiosidad – ¿Qué hay dentro del cubo?») para evitar confusiones wikipédicas con el robótico vehículo marciano de la NASA.

Técnicamente es el videojuego más absurdo, estúpido y aburrido de la historia de los juegos digitales, algo que ya se me podría haber ocurrido a mí y que habría tardado en codificar un fin de semana. Sin embargo, tiene ese componente de curiosidad malsana y ponzoñosa que tanto nos atrae a los homo sapiens, ese puntito cotilla que nos puede hacer pasar horas, con un iPad entre las manos, rompiendo cubitos binarios sin sospechar siquiera estar perdiendo el tiempo de una forma escandalosa.

Escenario y cubo de 'Curiosity'

Escenario y cubo de ‘Curiosity’

‘Curiosity’ se compone de una simple pantalla o escenario blanco en el que flota un enorme cubo tridimensional construido con billones (sí, billones, con «b») de pequeños cubitos distribuidos en varias capas, los que los creadores llaman cubelets. Un único cubo para toda la humanidad, para todos los jugadores que lo descarguen y comiencen a jugar con él. Los participantes deben ir tocando a golpe de tap cada cubelet en cada cara del gran cubo con el objeto de hacerlos desaparecer, dejando al descubierto la capa inferior, repletita, de nuevo, de más y más pequeños cubitos (es necesario eliminar completamente una capa antes de que la siguiente esté disponible para destruir). Como digo, el juego es colaborativo, por lo que los cubos que tú destruyas desaparecerán para los demás jugadores.

El objetivo del entretenimiento es llegar al centro del cubo gigante, demoler el último cubelet y descubrir qué es lo que se encuentra en su interior. ¿Y qué se supone que hay en el interior? Según la empresa desarrolladora, bajo un número no revelado de capas, se encuentra un asombroso descubrimiento esperando ser desvelado, algo así como la revelación desconocida más importante para la humanidad. Al final, lo más probable, es que sea una chorrada de marca mayor. La persona que elimine el último de los cubelets recibirá en su dispositivo un enlace a un vídeo explicando qué hay dentro del cubo. Esta decisión, el hecho de quién ha sido el último el tapear el cubito final, la disponen automáticamente los servidores de la empresa, que son los que llevan un registro de los miles de usuarios que en este y en ese momento destruyen cubos y el orden en el que actúan.

Según va transcurriendo el juego, cada capa tiene un diseño diferente que muestra una pista de lo que el gran cubo contiene. Según se procede a reventar cubos, se van consiguiendo monedas que pueden ser canjeadas por herramientas temporales que mejoran las habilidades del jugador, tales como petardos para desencadenar explosiones, cinceles de hierro o diamante, bombas y otras. Por ahora no existe la posibilidad de comprar monedas con dinero real abonado directamente a la cuenta corriente de 22Cans, pero parece que, en un futuro próximo, va a ser un opción más que probable. Probable y rentable, porque se especula con cantidades de alrededor de los 8,00 $ por 300.000 monedas. Teniendo en cuenta que 300.000 monedas es lo que cuesta un único cincel de hierro y que éste tiene una duración de cinco minutos, ahí está el dinero fácil de la financiación de la empresa. Para que os hagáis una idea, el cincel de diamante cuesta tres mil millones de monedas y dura 22 horas, 22 minutos y 22 segundos.

El afortunado que sea el primero en tapear sobre el último cubo (yo seguro que no seré) y en recibir el secreto a través de su conexión de red, tiene la opción de compartir la información con todo el universo conocido o de reservársela para sí eternamente (ya hay que ser cabrón y se le ocurre esto último). Lo que tiene terminantemente prohibido es canjear el misterio por dinero contante y sonante, ya sea a través de venta privada o vía subasta pública.

El caso es que en sus pocos días de vida, ‘Curiosity’ ha conseguido más de un millón de jugadores rompiendo cubitos. Su autor asegura que desea y espera alcanzar los cien millones, pero el asunto no parece tan claro. La enorme conectividad simultánea que soporta el juego ha llevado a recibir miles de quejas por cuelgues, apagones, pérdidas de monedas, fallos en la sincronización y eternos lag de comunicación.

¿Quién será el último rompedor cubitero? ¿Qué oculta el cubo? ¿Será del dominio público tras el final del juego? ¿Cuándo se acaba esto? ¿Se acaba? Incógnitas que el cubo revelará. O no.

Tráiler del juego

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