Tecnología NFC para no mover un solo dedo
NFC son las siglas anglosajonas para Comunicación a Corta Distancia (Near Field Communication), una tecnología de conexión inalámbrica que permite la transmisión instantánea de datos entre dispositivos a alta frecuencia y en corto alcance. El tema ya es antiguo, pero en los últimos años ha cobrado vida en diversos instrumentos de uso diario, sobre todo teléfonos celulares tipo smartphone, tarjetas de acceso, máquinas expendedoras, puntos de información y registradoras.
NFC está basada en la tecnología RFID, un sistema de almacenamiento y recepción de datos remotos que funciona mediante radiofrecuencia y que, personalmente, a éste que escribe no le gusta un pelo a causa de su comprometida seguridad. Sin embargo, los impulsores de NFC aseguran que el sistema está más que blindado y es tan seguro que están dispuestos a implementarlo ya, nada más y nada menos, para que realicemos pequeñas transacciones comerciales. ¡Uy, uy, uy! Yo no me fiaría mucho por el momento.
Los dispositivos que incluyen un chip NFC se comunican entre sí mediante la inducción de un campo magnético que emiten y reciben unas antenas en forma de anillo o espira. Están regidos por el estándar NFCIP-1, pueden alcanzar velocidades de transmisión de hasta 848 Kbps y trabajan en la banda de los 13,56 MHz, lo que propicia que no estén sujetos a ninguna restricción y que no sea necesaria ninguna licencia para utilizarlos (¿esto es bueno o malo?). El chip en sí es muy pequeñito (un cuadrado de 4 milímetros de lado), aunque la pegatina o el soporte que lo aloja se antoje de un tamaño mucho mayor, precisamente a cuenta de la antena que necesita. En la imagen de esta entrada, el NFC es el pequeño cudradito de la parte inferior; todo lo demás es antena.
Esta tecnología, al igual que su base RFID, puede trabajar en dos modos diferentes, a saber: pasivo y activo. En el modo pasivo, un aparato NFC receptor genera un campo electromagnético que reacciona con el chip NFC del emisor, produciendo que éste emita sus datos hacia el primero (llamado tag, o etiqueta). Sólo es necesario que disponga de energía el receptor. Este es el típico ejemplo de una tarjeta de control de acceso a una empresa (emisor pasivo) y una máquina canceladora que abre o no una portezuela en función del dato que reciba de la tarjeta (número de empleado, por ejemplo) y, por supuesto, que contrasta con una base de datos de trabajadores.
Por su parte, el modo activo requiere que ambas partes (receptor y emisor) dispongan de fuente de energía y generen sus propios campos magnéticos, básicamente porque, en realidad, ambos emiten y reciben datos. Un ejemplo real es el de algunos auriculares inalámbricos específicamente diseñados para teléfonos móviles. Cuando los campos de ambos chips entran en contacto a una distancia programada, automáticamente intercambian datos de conexión Bluetooth, como código de conexión y otros. Tanto teléfono como auriculares activan sus respectos sistema de Bluetooth, se conectan y se emparejan, sin necesidad de acción alguna por parte del usuario.
El modo activo (el más prometedor) permite, pues, enlazar dos instrumentos NFC entre sí con el fin de establecer una conexión mediante un protocolo particular, léase Bluetooth, Wi-Fi, irDA o lo que sea. NFC no está diseñado para anchos de banda amplios, pues sólo es capaz de transmitir pocos bytes en cada conexión, lo justo para compartir un código, un PIN, un valor clave, etcétera. En función de lo compartido, las diferentes máquinas (teléfonos, ordenadores, tabletas…) realizarán la misión para la que hayan sido programadas: abrir puertas, realizar transacciones, establecer otro tipo de conexiones o lo que se antoje.
Las aplicaciones reales de NFC son muy de cuento de hadas, pero resultan poco prácticas. Y no porque no sean prácticas en sí, sino porque la gente de a pie es muy reacia a utilizar según qué tecnologías, sobre todo cuando se usan para mover dinero de la cartera a otro lado (aunque sean micropagos). Desde comprar billetes de transporte con el teléfono, pagar en supermercados y otros establecimientos, utilizar manos libres de automóviles, acceder a museos y centros culturales, abrir y arrancar coches o sacar dinero de cajeros automáticos con tarjetas NFC sin necesidad de teclear PIN. Esta última se convirtió en una de las primeras quejas de los usuarios en lo que a seguridad de refiere. Y es que NFC no parece ser tan seguro como dicen.
Las comunicaciones cifradas de este estándar no resultan concluyentes. Todos sabemos que cualquier transmisión de datos inalámbrica puede ser interceptada y sometida a diversos algoritmos con el objeto de descodificarla, por lo que NFC está en el punto de mira de aquellos que promulgan que la escucha y la interceptación de datos es más que posible, así como los ataques de denegación de servicio u otros. Es más, expertos en la materia han demostrado ya que la seguridad de NFC es quebrantable bajo determinadas condiciones.
Cada vez son más los dispositivos que incluyen chips NFC en su interior, como un montón de móviles de todos los colores (Android, BlackBerry, Windows Phone, iOS y otros), auriculares y cascos para música, dispositivos de manos libres y hasta el próximo mando controlador de la futura consola de Nintendo Wii U.
En fin, un sistema del mañana que ya está aquí hoy, pero que nos costará implantar a fondo hasta pasado mañana con total seguridad. Tecnología para vagos que permite acercarse a una puerta y que se abra ella solita, porque mire usted que cansa ese agotador, despiadado e inhumano trabajo de tener que introducir una llave en una cerradura y girarla tres vueltas seguidas. ¿¡Tres vueltas!?, cruel hasta la depauperación, por el amor de Dios.
Aprovecho para felicitarte por tu blog. Lo sigo desde hace mucho (creo que desde una portada en meneame) y siempre me ha gustado tanto la temática de los post como la forma de tratarlos.
Me he leído y releído del primer a último post y hasta ahora había sido incapaz de dejar un mísero comentario, así que de hoy no pasa que te de las gracias por el trabajo y el tiempo dedicado y te felicite por la calidad del blog.
Un saludo, Toño.
@Toño
Muchas gracias, Toño. La verdad es que de los miles de visitantes que tenemos al mes son pocos los que comentan, como habrás podido comprobar, así que no te sientas culpable XD