El noble retroarte de girar el tornillo del azimut en los casetes del Spectrum

Antiguo Computone

Antiguo Computone

Los que dimos nuestros primeros pasos en esto de la informática delante de un ordenador de 8 bits aún recordamos con nostalgia las maneras en las que había que tratar a aquellos arcaicos cacharros y a sus periféricos. En los años ochenta la computación doméstica era todo un propósito de buenas intenciones, parca exactitud y mucho trabajo de campo. No existía Internet, ni amigos expertos en la materia ni, por supuesto, la ingente cantidad de información a la que tenemos alcance hoy día por diversas vías.

La mayoría de ordenadores de aquella época tenían la mala y sufrida costumbre de aceptar datos externos hacia su memoria desde dispositivos tan avanzados como ellos, esto es, desde delgadas cintas magnéticas enrolladas y encerradas en carcasas rectangulares de plástico; lo que toda la vida se ha conocido como cintas de casete. Para almacenar programas se servían del mismo método, pero haciendo viajar los bits en sentido contrario.

El ZX Spectrum (que en él nos vamos a centrar), en sus primeros años, codificaba todo su software en cintas de casete como una secuencia de pulsos que producían sonidos similares a los de los módem analógicos actuales (¿actuales?). Aquellos mágicos pitidos, hoy mitificados por muchos, se reproducían en un aparato lector de casetes común y corriente, haciendo pasar los baudios al computador por medio de un cable de sonido, mono o estéreo, de conectores tipo minijack clásicos.

ZX Spectrum cargando un juego

Los molestos, y a la vez que encantadores, chirridos del Spectrum se grababan en las cintas magnéticas haciendo uso de una modulación muy fiable y, al tiempo, inusualmente simple, similar a la modulación por ancho de pulsos, pero sin una frecuencia de reloj o período constate. Los impulsos de diferentes duraciones se correspondían con ceros o unos, a saber: un 0 se representaba por un pulso de, aproximadamente (aquí la exactitud brillaba por su ausencia), 244 µs (microsegundos), seguido por un espacio de la misma duración (855 golpes de reloj cada uno a 3,5 MHz), haciendo un total de 489 µs. Un 1, por su lado, ocupaba el doble de tiempo, es decir, un total de 977 µs. Esto permitía el registro de 1.023 unos y 2.047 ceros por segundo. Por lo tanto, la velocidad de carga de un Spectrum venía a ser, de media, de unos 1.535 bits por segundo, lo que hacía que un programa de sólo 48 KB tardara alrededor de cinco interminables minutos en entrar en memoria.

Cada cinta original venía grabada de aquella manera y, aunque en un principio parece lógico pensar que todas ellas estaban codificadas igual, la verdad es que cada grabadora era de su padre y de su madre, y el volumen, el tono, el balance o la situación física de los sonidos en la cinta magnética podían diferir bastante de unas a otras. Ni te cuento cuando la grabación era pirata, no ya proveniente de las afamadas piezas de software de la época conocidas como copiones, sino de la copia casera en equipos de doble pletina o de la más socorrida y rudimentaria de todas: el duplicado desde tu casete al de tu vecino en una habitación sin ruidos y aguantando la respiración hasta que terminara (¡qué tiempos aquellos!; y, cuidado, algunos juegos copiados así hasta funcionaban y todo).

Con la aparición de los ordenadores ochobiteros, comenzaron a proliferar los reproductores-grabadores de cinta diseñados específicamente para estos menesteres. Los que hasta entonces habíamos tirado del casete Philips de toda la vida conectado al Spectrum, alucinamos con la aparición de los nuevos modelos de lo que se dio en llamar «datasetes», por aquello de ser casetes diseñados para la emisión y recepción de datos. Panasonic, SANYO, Commodore (sobre todo para sus máquinas), DYNADATA (muy típico también en MSX), PhoneMark y, sobre todo, el muy reconocido y extendido Computone fueron algunos de aquellos instrumentos tecnológicos que hacían de la carga de nuestros juegos y programas un auténtico suplicio o la más grata de las experiencias.

Todos (o casi todos) ellos venían con funciones muy útiles para la carga y el salvado de datos como, por ejemplo, contador de vueltas de cinta, reguladores varios, diversas salidas y entradas de audio, lucecitas de estado y, sobre todo, el famoso regulador del azimut. El azimut era un concepto directamente traído de la cartografía, la topografía o la geodesia, en lo que al ángulo (contado en el sentido de las agujas del reloj y a partir del norte geográfico) se refiere.

Las unidades de casete para Spectrum (otros también) disponían de un cabezal lector que se encargaba de interpretar la polaridad de las partículas magnéticas de la cinta, convirtiéndola en sonidos que, posteriormente, el aparato transformaría en bits. Dicho cabezal era basculante, esto es, era capaz de, anclado en un punto fijo, subir y bajar por el otro extremo una determinada cantidad angular. El lado móvil montaba un muelle de sujeción (que le posibilitaba ascender y descender con un control más o menos preciso) y un tornillo diseñado para ejecutar la acción de basculación. Básicamente lo que se observa en la siguiente ilustración.

Detalle del azimut

Detalle del azimut

Este tornillo del que hablamos es el que se conocía como tornillo del azimut o, por extensión, simplemente como azimut. Era el tornillo que nos traía de cabeza a los jovenzuelos de aquella época y el que terminó, en muchos equipos, destrozado, quebrado, destruido, golpeado, sacudido, apaleado y, en algunos casos, hasta incinerado.

En la era dorada del «gomas», como se le conocía a nuestro querido ZX Spectrum, no era para nada infrecuente recibir el típico y fatídico mensaje R Tape loading error, 0:1 al momento de intentar cargar un juego o programa. Aquel temido fallo de carga presagiaba una de las tardes más largas del fin de semana. El primer movimiento pasaba por toquetear los controles habituales como volumen, tono (graves y agudos), balance, cambio de mono a estéreo, etcétera. Las cintas, como decíamos anteriormente, estaban grabadas por equipos distintos, por lo que los diferentes mandos habían de regularse prácticamente para cada carga, siendo la práctica más típica un volumen del 75%, un 100% de agudos y 0% de graves. Además se aconsejaba desactivar los diversos filtros de audio (volumen, Dolby…) y no utilizar equipos Hi-Fi para cargar programas. Aunque todo esto muchas veces servía de bien poco.

Error de carga en un Spectrum

Error de carga en un Spectrum

Si el protocolo básico fallaba, tocaba girar el azimut, es decir, controlar el ángulo que formaba el cabezal magnético con la cinta. Parece mentira que dicho ángulo fuera tan importante para que el Spectrum escuchara bien al casete, y es que la música se puede oír mejor o peor, pero en una secuencia de datos, como se pierda uno, date por jodido.

Esquema de la lectura de cinta

Esquema de la lectura de cinta

El tornillo del azimut, comúnmente el de la derecha del cabezal (por llevar la contraria al esquema anterior), solía aceptar destornilladores planos y de estrella. El ajuste debía hacerse con el casete reproduciendo (modo PLAY) sobre todo, por aquello de regular a oído, pero también era posible girarlo en parado (modo STOP o PAUSE). Lo malo es que algunos modelos de casete, en los que los cabezales no sobresalían de la carcasa al reproducir, no disponían de un agujero practicado al efecto de acceder al azimut, por lo que muchos adolescentes de los ochenta tuvieron que recurrir al bricolaje casero, taladro y broca en mano, para agujerear la carcasa en el punto exacto del dichoso tornillo. También era importante hacer una marca en la posición original del azimut para, en cualquier momento, retornar a los ajustes de fábrica del aparato.

Regular el azimut en tiempo de reproducción mientras se cargaba un juego ─realmente─ era una tontería de rango aleatorio, pues el Spectrum vomitaba errores de carga en cuanto los primeros datos del proceso no le fueran gratos. En este caso, habría que rebobinar la cinta y volver a comenzar la carga mientras se gira el tornillo de nuevo, esperando cualquier cosa. Para evitar este tedioso cometido, se recurría a programas de software que permitían monitorizar los valores de entrada de audio de una manera gráfica hasta dejarlos perfectos, aunque esto no quisiera decir que para determinada cinta funcionaran.

Software de ajuste (Revista MicroHobby, Especial Nº 5, 1986)

Software de ajuste (Revista MicroHobby, Especial Nº 5, 1986)

Los programas de monitorización eran una especie de carta de ajuste de audio que, tras ser cargados en memoria, permitían visualizar de un modo intuitivo cada uno de los pulsos que el Spectrum recibía, a saber: ceros, unos o el denominado leader; este último se refiere a la señal inicial piloto, antes de la propia carga, acompañada por bandas rojas y cian. Los tres ajustes gráficos mostraban, por medio de unos pequeños cuadros, una vibración mayor o menor en función de la uniformidad y de la claridad de los impulsos recibidos desde el casete; a menor elongación de vibración, mejor calidad. Por medio del tornillo del azimut podíamos regular ese movimiento hasta ajustarlo al máximo. En teoría, el ajuste más preciso debería permitir la carga correcta de la cinta. En teoría.

Según sus diseñadores, el espectro de pulsos en el que trabajaba el Spectrum debía ser compatible con casi cualquier reproductor de cintas de casete y la verdad es que, pese a las diferencias en la reproducción y en la fidelidad del audio, el proceso de carga de software era bastante confiable. Pero, como comentábamos, no era nada extraño recibir en algún momento un error de carga y tener que empezar a tirar de giro de azimut.

Otro método más rudimentario para cambiar el ángulo de la cinta con respecto al cabezal era hundir físicamente con los dedos la casete hacia abajo, ejerciendo más o menos presión hasta que la señal llegara a la perfección. No pocos eran aquellos que iban introduciendo, poco a poco, trocitos de papel doblados de mayor o menor grosor entre la cinta y la tapa hasta que la inclinación del ángulo fuera el deseado. Por supuesto, estos casos eran exclusivos de los reproductores que carecían de azimut y su tornillo, o de aquellos usuarios que nunca descubrieron este mecanismo, que también los hubo.

Aquellos maravillosos años ya no volverán, gracias a Dios. Sin embargo, nadie puede negar el romanticismo que suponía girar un simple tornillo para que pareciera que acababas de solucionar el más complicado algoritmo informático de la historia. Romanticismo visto desde la distancia temporal, claro; en aquel tiempo era una puta jodienda.

34 comentarios a “El noble retroarte de girar el tornillo del azimut en los casetes del Spectrum”

  • Gonzalo:

    Que maravilla de post, felicidades

  • Información Bitacoras.com…

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  • Profesor Tarantoga:

    Todavía tengo por algún cajón el pequeño destornillador que usaba…. 🙂

  • ¡Qué recuerdos!. Leer tu explicación y revivir algunos momentos ha sido todo uno. Aún tengo un Amstrad (con su unidad de casete incorporada, su monitor monocromo verde y un montón de cintas con juegos y programas). Fue mi primer ordenador, de segunda mano. No era el primero que manejaba (empezé con el Spectrum de un amigo).

    Gracias por desempolvar estas vivencias.

  • ¡Gracias por tu artículo!

    Leerlo y recordar algunos momentos vividos con equipos de este estilo ha sido todo uno.

    Aún conservo mi primer ordenador: un Amstrad, con su monitor monocromo verde y un montón de cintas con juegos y programas.

    No empecé con este (que lo compré de segunda mano) sino con un Spectrum de un amigo, en la Estación de Jimena de la Frontera… mucho ha llovido desde entonces.

    Gracias por desempolvar estos recuerdos.

  • David:

    En la década de auge de los amstrad recuerdo un programa de radio en Sevilla que llegado un punto te avisaban de que pulsaras REC y emitian pequeños programas ¡por la radio! lo mejor de todo es que funcionaban, si alguien recuerda la emisora y programa que lo ponga.

    Saludos

  • Mapax:

    Has hecho que se me salte una lagrimilla recordando a mi pequeño speccy.

    Muchas gracias!!!

  • dbully:

    Poseedor de spectrum y msx. En según qué casetes la cinta se desplazaba si mantenías el botón del play pulsado.. durante todo el tiempo de carga! Acabábamos con un surco en el dedo que se mantenía dos o tres horas, pero era una buena marca de guerra si, uno de cada tres intentos, acababa cargando.. 😀

    Felicidades por el post!!

  • Ignacio Paredero:

    Yo tenia un msx. Y tenia un juego, el Knigthmare, pasado a cinta. El puto juego era lo mejor que había peeeeero no me funcionaba bien. Vamos, que el reproductor de casetes no me lo leia bien.

    El walkman de mi vecino lo leia a la perfección, el muy hijoputa. Pero el mío, no. En el mio, habia una arcana combinacion de nivel de volumen y azimut que hacia, que cuando las estrellas se alineaban y rlyeh surgía de entre los mares, EN ESE MOMENTO, una vez cada mil años, el puto juego cargaba. Si encontrabas la alineacion cósmica, el puto juego cargaba, hasta que mi madre movia el casete o alguien tocaba el volumen y la pesadilla volvía a empezar.

    Ah, que horror, solo de recordarlo. El puto tornillo.

  • gontxa:

    Yo soy de los que nunca supo lo que lo del azimut pero es que sólo tenía 7 u 8 años 😛 Un artículo excelente. Me ha recordado muchas y largas tardes con mi tele Sanyo en b/n y mi gomas… que aun conservo.

  • […] » noticia original Esta entrada fue publicada en General por admin. Guarda el enlace permanente. […]

  • giuseppe:

    Ahh, que recuerdos de juventud. Yo fui de los que tuvo que hacer el agujero en la carcasa del reproductor y afinar de oído. Que bueno, jajaja.

  • baskerbill:

    No me digas cómo, pero acabé regulando el azimut de oído. Qué artistas que éramos, coño.

  • Oscar:

    Buén artículo, me recuerda a mi spectrum +2 con lector de cintas incorporado y con el tornillo (visible) que alguna vez tuve que tocar.

    Por cierto, cuando dices «Esto permitía el registro de 1.023 ceros y 2.047 unos por segundo» supongo que querías decir lo conrario al ser los unos más largos en tiempo.

  • Lucas:

    Creo recordar que en esos tiempos, en Murcia, había una emisora que se llamaba Radio Azul y que transmitía 2 o 3 programas por la radio durante la hora que duraba el programa.

    Yo grabé algunos de ellos. Te avisaban que a tal hora transmitirían uno de Amstrad o de Spectrum, y le dabas al REC y ellos lo emitían completamente. Los oyentes que no supiesen tendrían que flipar cuando escuchansen los ruiditos de carga.

    Lo gracioso es que eran transmisiones de programas ORIGINALES y famosos, con lo que no sé si los engancharían con su correspondiente multa y palmadita en la espalda.

  • @Oscar.

    Efectivamente, compañero, el dato era incorrecto. Te he visto despierto, sí señor… 🙂

  • marc:

    No, si vais a conseguir que vaya a buscar mi viejo Amstrad

  • Brutal … pedazo de artículo … gracias. Menudos recuerdos …

  • Chaka Khan:

    Bueno… yo estuve una temporada cargando desde este modelo http://cort.as/2J8r

    Porque no tenía dinero para comprar otro cassete. Con el tiempo conseguí un computone.

  • klp2:

    Que tiempos aquellos, uno ahí acaba desarrollando una de paciencia que ya quisiera cualquiera de los niños de hoy en día 😉

    Yo fui un poco más allá y no solo le daba al azimuth, el cacharro que tenia para cargar estaba medio desmontado y el motor que hacia girar las ruedecillas de la pletina tenia un agujero con el que podías variar la velocidad de la cinta.

    Recuerdo también las primeras cintas que pase a PC para algún emulador, a través del puerto de impresora!

    snif!

  • Culoman:

    Lo he comentado en Menéame y se lo dije en su día a Raúl Minchinela en Twitter: en mi casa, cuando iba mal poníamos un botijo lleno de agua sobre la pletina del Spectrum ZX 128K+2 para que la cinta funcionase.

    I+D español lo llaman.

  • Oscarspectrum:

    Cuantos cabreos. Cuantas palabrotas. Recuerdo que me dejaron el outrun, era el más deseado de aquellas fechas, y me funcionó a la primera. Yo contentísimo. No me volvió a funcionar. Y debí probar unas 50 veces.
    Unos meses después me compré el radiocasette de doble pletina, volví a pedir el juego a mi amigo y me lo copié. La cinta original, igual que la otra vez, me funcionó la primera vez y no volvió a funcionar(y eso que esta vez probaba en un reproductor nuevo). Pero la copia que me hice no fallaba nunca.

  • gomas la que no uso tu padre:

    «Gomas» le llamabais en la escalera tuya, para el resto del mundo era un spectrum.

  • @gomas la que no uso tu padre.

    Jajajaja !!!! Fíjate si éramos influyentes en mi escalera que nuestras formas de hablar llegaron hasta diarios como El Mundo:

    http://www.elmundo.es/elmundo/2012/04/20/navegante/1334916499.html

    Pocos Spectrum has visto tú, me parece a mí… 😉

  • Guido:

    Yo lo regulaba a oído, y gracias a eso, si la cinta estaba OK, cargaba a la primera. Creo que si lo tuviera que hacer hoy lo haría sin problemas… Es como andar en bicicleta, no se te olvida mas!!

  • […] los rincones de la estampa probablemente encontraríamos también un diminuto destornillador para operar el azimut en caso de emergencia y toda una biblioteca de Microhobbys entendidas por el muchacho como el […]

  • Jarl:

    Lo de «el gomas» es una chorrada. Un localismo (si es que llegó a eso, que igual sólo se oyó en tu colegio o instituto; ni siquiera en toda tu ciudad o pueblo) que en ningún momento fue universal. Jonathan, remites a ese artículo malísimo del mundo, pero no te dio por revisar los comentarios del mismo, con gente de todo el país extrañándose de esa tontería de «el gomas». En España, el Spectrum era eso mismo, «el Spectrum».

  • canin:

    Es curioso que acabo de dar con esta pagina justo ahora que me estoy peleando con el azimuth de un 128+2 para poder cargar el mundial de futbol de opera soft….pero esto no es nada…lo que tuve que pelearme yo con el casette de mi msx de chaval….para mi las cosas no han cambiado demasiado, sigo en ello….ajajajaajaj…..gracias por los recuerdos.
    Saludos a todos.

  • Melu:

    Otro que se ha topado con este genial reportaje. Muchas gracias por esta fantastica información. Estoy girando el dichoso tornillo en mi Spectrum 128+2, haber si doy con la tecla. Nunca tuve la oportunidad de cargar una cinta en el Spectrum, y este es mi año. Un saludo a todos.

  • Jose:

    Yo estoy restaurando un Computone , y los conectores de audio están todos para cambiarlos ,no solo las gomillas pasadas hasta el cable de alimentación pasado y llevo de manchas de la goma pasada hasta las cejas. Pero el noble arte de la carga de cinta no ha muerto aun , aunque cueste encontrar cintas, quien diría que una cinta pudiera durar 30 años y seguir funcionando, en cambio un DVD no llega ni a 10 años de vida.

  • DAVID BRUNNER:

    No sabia que existiese una radio que pusieran programas de Spectrum y Amstrad, es el primer E-mail que existio, buena idea enviar un archivo Screen$ con la programacion de esa radio 🙂
    Sigo teniendo el Spectrum +2A, le he puesto una entrada de audio con un conmutador para el cassette que lleva y la entrada, conecto la tarjeta de sanido del pc al Spectrum y con wav carga como un pobre un millon de euros, parecido a conectar un usb al pc todo digital ya que al pasar un tzx a voc o wav queda en onda cuadrada, en mp3 no carga, el mp3 ni para musica me gusta, hay varios discos de vinilo con programas para Spectrum, yo tengo el de David el gnomo, aunque sea infantil eso es musica y no la mierda de regueton que llevan años haciendo, hasta el tractor amarillo es mejor que el regueton

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  • Jorge:

    Acabo de «restaurar»un computone que tenía abandonado hace tiempo, y en estos días de confinamiento he aprovechado y bueno ahora viene la fase2 el ajuste del azimut.. espero no sufrir demasiado en las cargas.

    Ciertamente también he vivido las maravillosas épocas del zxspectrum y sus cargas desde cassettes. También recuerdo que las cintas originales a veces tampoco cargaban y había que regular el tornillito. Me acuerdo que conseguí un aparato sanyo, tipo computone, que tenía control de volumen y graves y regulé el azimut y con ese me funcionaban casi todos los juegos, (digo casi porque todos no.. jajajaja).
    Actualmente aún conservo mi spectrum 48k.
    Que maravillosa época.

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