Genios con mucho tiempo libre

Receipt Racer

Receipt Racer

Me encantan los proyectos inútiles, estúpidos de concepción y poco o nada rentables de manufacturación pero que destilan genialidad por los cuatro costados. No sé por qué oscura razón me atraen sobremanera aquellas ideas que resultan asaz avanzadas en el asunto tecnológico mas totalmente inservibles en el fondo práctico, si no es poco más allá del paso ameno del momento y del correspondiente colgado de medalla en el pecho para expectación en el mundo del desarrollo friqui.

La agudeza y el ingenio que requiere doblegar a la máquina, mezclando tecnologías, en principio, incompatibles, dominando la ciencia y el lenguaje de los distintos mecanismos y perdiendo horas de sueño, es simplemente digno de elogio y alabanza. Es por ello que me apasiona el trabajo de aquellos que instalan una distro de GNU/Linux en una Xbox 360, la hazaña de hacer sonar la «Marcha Imperial» de Star Wars con un disco duro, el potencial inerte de la máquina perfecta o el currelo de programar lo que estos chavales, que detallo en esta breve recensión, han sido capaces de desarrollar. Improductivo, sí, pero formidable.

Controlando el juego

Controlando el juego

Material necesario: una impresora de tiques térmica, un rollo de papel para la anterior, un ordenador portátil con sistema operativo Mac, un proyector de luz, el mando de una PlayStation 23 y mucha, pero que mucha, imaginación y sapiencia. En el perfecto marco del festival OFFF (bajo el evento denominado «Vamos a alimentar el taller del futuro»), en Barcelona, el norteamericano Joshua Noble, junto con Martin Fuchs y Philip Whitfield (ambos chicos de Undef), crearon un alucinante juego de carreras en el que el mando de la Play 2 3 es el control principal, el circuito o carretera digital se imprime en tiempo real en la impresora térmica y un proyector de luz marca sobre el papel el coche que dirigimos, la puntuación y otros datos. Lo ideal es contemplar el vídeo siguiente para entender la idea. Esto fue el pasado 8 de junio de este año 2011, y el juego se llama «Receipt Racer».

El juego funcionando

El tamaño máximo del circuito es de 50 metros, ya que esta es la longitud total estándar de los rollos de papel térmico. En un principio pensaron en utilizar la impresora como medio estático único para la representación visual, pero el proyecto se antojaba imposible. Posteriormente, a Joshua se le ocurrió añadir el pequeño proyector de luz que, convenientemente controlado por el mando de videoconsola, era capaz de sobreimpresionar el coche y el resto de datos cambiantes.

La aplicación que controla todo este tinglado (desarrollada enteramente durante el taller) fue generada a partes iguales por los tres tipos sobre la plataforma openFrameworks. Una rutina genera aleatoriamente los circuitos y los coches de relleno y los imprime en tiempo real en la impresora. Asimismo, varias funciones detectan la posición del haz de luz que representa el coche del jugador y cruzan los datos con el circuito dibujado. De esta manera, aunque esto resultó lo más complicado, es posible programar mínimamente una detección de colisiones básica que nos indicará cuando el vehículo que manejamos ha chocado contra otro coche o contra los bordes de la carretera.

Evidentemente, esta tecnología, y desarrollada en tan poco tiempo, muy precisa no resulta. En el vídeo anterior se puede comprobar perfectamente como, antes del choque final, el coche se estrella con al menos dos vehículos impresos; y no sucede nada. El sistema tuvo que ser calibrado en varias ocasiones hasta conseguir la máxima precisión, empero, los caprichos de una máquina mecánica, como es una impresora, son múltiples y variados para conseguir un requerimiento de milímetros.

Al final del taller, los muchachos añadieron algunos detalles finales como la puntuación, el número de nivel y el resto de textos lumínicos de incio y fin. La impresora muestra también un fin de juego al estrellarse el coche, detallando el tiempo transcurrido, el nivel alcanzado y los puntos obtenidos.

En fin, una obra maestra de ingeniería que demuestra que en el mundo hay mucho geek dispuesto a perder algo de su tiempo libre para regalar nuestros sentidos con perlas tecnológicas como esta. Babeando ando todavía.

Por cierto, se puede jugar a una versión virtual del engendro desde la web de Undef y, también, descargar el código fuente compilado para Mac.

3 comentarios a “Genios con mucho tiempo libre”

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