Reciclarse o morir (o no)
Tengo un amigo imaginario, sí, qué pasa. Es un colega que se ha quedado sin currelo hace un par de meses y anda bastante desesperado. Él es un informático de carrera de los de antes, de cuando en la uni les enseñaban a perforar tarjetas para endiñárselas a una computadora gigantesca y horripilantemente lenta. Por causas de la vida que no vienen al caso, estuvo trabajando durante varios años en una asesoría jurídica y dejó el mundo de la tecnología de lado, perdiendo el tren del reciclaje continuo que, en nuestro trabajo, es una inexorable carrera en espiral al jodido país de Nunca Jamás.
Resulta que, como digo, se ha quedado en el paro y, hace unas semanas, me consultaba afligido acerca de mi opinión sobre su situación y las posibles salidas que yo veía. Me decía que qué me parecía a mí que hiciera, tirarse un par de años reciclándose en cursos de formación específicos o aventurarse a buscar curro con lo poco que sabía y recordaba de programación y diseño web.
Este chico tuvo la mala suerte de dedicarse a la informática cuando nadie daba un duro por los informáticos y, después, tuvo la mala suerte de encontrar un muy buen trabajo ajeno a lo suyo cuando la informática despuntó y los profesionales se cotizaban a precio de oro, del oro amarillo de toda la vida, no de ese blanco chungo que se han inventado ahora.
Sus conocimientos y los pequeños reciclajes al principio le han hecho quedarse en Visual Basic 6.0, lo más básico de Access 2000 y mucho HTML del antiguo. No controla de otros lenguajes de programación, ni sabe de gestores potentes de bases de datos, ni de XML, ni CSS, ni PHP, ni ASP, ni de ninguna puta abreviatura más de esas de ahora. Por supuesto que no domina Java, ni ha oído hablar prácticamente del .NET Framework, ni sabe lo que es la programación estructurada, las bases de datos distribuidas o el desarrollo en capas. Es más, cree que Oracle y Cassandra son dos antiguos dioses griegos que se conocieron en Delfos y se casaron muy enamorados. Bueno, muy desencaminado tampoco anda.
¿Os preguntaréis cuál fue mi contestación? Suicídate Lo mejor es que te pongas por tu cuenta. Vamos a ver, seamos sinceros. Con tu currículum y tu edad lo vas a tener muy difícil para que te contraten en una empresa como desarrollador informático, pero por tu propia cuenta te puedes hacer con una cartera de clientes bastante maja y con un dinerito al mes muy jugoso. Y moviéndote mucho, pero mucho, claro está.
Y es que si nos paramos a pensar un poco, el esclavo reciclaje no es tan importante como nos han hecho creer. Con una versión antigua de Visual Basic y una base de datos de Access se pueden hacer maravillas. No pretenderemos, por supuesto, construir una multinacional desde cero que abastezca de software de gestión a los grandes bancos mundiales, o que se dedique de pleno al desarrollo de equipos de aviónica o a la planificación de recursos empresariales. Pero sí seremos totalmente capaces de proveer de complejos y no muy caros programas informáticos a las pequeñas y a las medianas empresas, uno de los puntos fuertes de explotación de negocio en época de crisis.
¿Es necesario dominar todas las técnicas modernas de desarrollo para ello? Pues no, no señor. ¿Y con respecto al diseño web? Lo mismo. Los repijoleros friquichorris del CSS y el XHTML están obsesionados con separar diseño gráfico de contenido, y eso es una táctica perfecta al enfrentarte al desarrollo del sitio web de Telefónica, pero para montarle una paginilla a una peluquería o a una pequeña empresa de transportes no es en absoluto necesario. Mi amigo sabe tirar de Photoshop que da gusto, tiene muy buen sentido de la estética y se curra unos diseños alucinantes que luego trocea y monta mediante tablas en un HTML. ¿Es algún delito? Al final el resultado visual es el mismo.
Muchos de los que se están llevando las manos a la cabeza leyendo este post se asustarían de las empresas (grandes empresas) del sector que conozco (no daré nombres) y que basan sus diseños web, por los que cobran una pasta indecente, en temas gratuitos para WordPress o en sitios prediseñados con diversas apariencias a golpe de plantillas CSS enlatadas y gadgets y otros añadidos en JavaScript, al estilo Blogger.
Con ello no quiero decir que el valor añadido que proporciona un profesional bien formado y reciclado no sea importante. Es más, diría que es vital para sobrevivir en esta jungla de un negocio que ha reventado como la burbuja inmobiliaria: mucha oferta pero poca demanda. Sin embargo, para mi amigo su valor añadido son los años de experiencia en el mundillo que, aunque no del todo aprovechados, le han servido para acumular un bagaje de errores y meteduras de pata solucionadas que le hacen ser un hacha ante cualquier inconveniente repentino de un programa o una página web.
Mi consejo, pues, fue ese y no otro. Recupera todo lo que puedas de tu anterior experiencia, actualízate un poquito (sin perder mucho el tiempo) y ponte al tema, que seguro que consigues grandes logros. Y así ha sido. A día de hoy ya es autónomo, trabaja desde el ordenador de su casa y tiene en mente dos o tres proyectos que me huele que van a darle mucha suerte. Ojalá.
Tengo otro amigo, imaginario también, que no ha estudiado nada de informática, ni tiene intención de, pero que desde siempre le han apasionado los ordenatas y maneja no sé que coño de aplicación que hace sola los programas, sin necesidad de introducir una sola línea de código, arrastrando cuadraditos por la pantalla y generando una especie de diagrama de flujo del funcionamiento. La caña, vamos. Bueno, ha conseguido vender más de uno de estos pequeños engendros.
¡Intrusismo! ¡Muerte al foráneo! No me toques las pelotas. Si alguien es un poquito bueno en algo y tiene la oportunidad y la suerte de desarrollar su propio negocio con éxito se merece una alabanza. Sobre todo cuando el hambre apremia; y los hijos tienen un hambre atroz.
No seamos tan clasistas ni tan chovinistas informáticos. Las herramientas de hoy son para tontos y cualquier tonto puede manejarlas. Eso sí, un profesional siempre será un profesional y, si puede y se lo permiten, será el más capacitado para el desarrollo serio.
Nota final: No hacer extensible las recomendaciones anteriores a aprendices de cirujanos, pilotos aéreos en prácticas y arquitectos con la carrera sin terminar.
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