Pornografía infantil vía eMule

Pornografía infantil NO

Pornografía infantil NO

Hace ya bastante tiempo me encontré con un vídeo de pornografía infantil descargando archivos con eMule. ¿Y qué coño andabas buscando, tú? No se me soliviante, que ahora verá como esta banda de cabrones es capaz de esconder fotos y películas en los ficheros más comunes que se pueda usted imaginar; y no necesariamente bajo la apariencia de archivos de imagen o vídeo, que ahí está el peligro.

El problema de la pornografía infantil es, a mi entender, uno de los más acuciantes que deben ser resueltos en el amplio espectro de la delincuencia en la Red. Algunos gobiernos (ejem, ejem) deberían preocuparse más por buscar soluciones a los verdaderos delitos y menos por intentar encontrar delincuentes entre adolescentes que descargan música de Internet. Aunque cierto es, las cosas como son, que la policía de este país funciona muy bien en ese sentido y nos regala con varias redadas y detenciones al año de alimañas pedófilas que campan (o creen campar) a sus anchas por Internet.

Andaba yo buscando, decía, un documento que fuera manual de instrucciones de determinada versión de determinado software servidor de datos; no daré más pistas por si las moscas. El caso es que, filtrando los resultados, encontré un documento en formato PDF que respondía a mis requerimientos. Me mosqueó un poco el tamaño, más de 900 MB, pero bueno, pensé que sería un buen manual o un libro completo con mucha información valiosa, imágenes y ejemplos. ¿Más de 900 MB un puto PDF?, me repetía yo. Esto promete.

Tardó más de dos semanas (en días no consecutivos) en bajar, ya que sólo tenía un par de fuentes o tres, creo recordar. Y, por fin, un día, ahí lo tenía yo descargado. ¡Qué bien! Doble clic y el Abode Reader arrancando los motores… Mensajito: «No se puede abrir debido a que no es un tipo de archivo admitido o está dañado».

¡Mecagüentó! Después de estar esperando dos semanas y ahora esto. A mí este archivo no me toca los huevos. Vamos a intentar abrirlo con el amigo Word, no vaya a ser que no sea un PDF aunque venga con esa extensión. Venga, vamos allá. ¡Porca miseria!, caracteres raritos, de esos tipo cuadradito, flecha, flecha, redondelito (parece que estoy jugando al Leisure Suit Larry en la PS2).

No entendía nada. Y justo en ese momento me percaté de que en la cabecera del archivo, abierto en Word como de texto plano, estaba escrito el texto AVI. Ondia, tú. Esto va a ser un tutorial en vídeo. Miel sobre hojuelas; a ver si no está en inglés.

Cierro Word, cambio la extensión del archivo de PDF a AVI y ejecuto. Efectivamente era un vídeo, pero no era un tutorial, si no la aberración más desagradable y estremecedora que he visto en mi vida. No entraré en muchos detalles porque se me revuelven las tripas y el alma, aunque no pude ver más que los primeros segundos.

Acto seguido lo denuncié ante la Guardia Civil, la Policía Nacional y la Ertzaintza. Todos estos cuerpos tienen oficinas virtuales o correos electrónicos destinados a denunciar delitos de pornografía infantil y otras infracciones telemáticas. Por supuesto todos me contestaron, antes o después, agradeciendo la colaboración y sugiriéndome borrar el archivo cuanto antes, no me fueran a confundir con un depravado.

¿Por qué los pederastas hacen estas cosas y por qué no les sirve de nada y terminan por dar con sus huesos en la cárcel? Parece que en principio su intención es ocultar los vídeos y las imágenes variando su extensión, haciendo creer que comparten algo tan inofensivo como un manual de instrucciones. Y es que hay que ser manzanillo y poco avispado para creer que la policía es tonta y que de este modo se engaña a alguien. El truco está en el hash del archivo.

Hash es un método criptográfico para generar claves que representan de manera casi unívoca a un documento, registro, archivo, etc. Existe software especializado para generar o extraer el hash de un archivo utilizando métodos especializados que se basan en parámetros tales como su nombre interno, su longitud, la hora de creación, los datos que contenga, etcétera, aplicándole diversas transformaciones y operaciones matemáticas.

El hash se utiliza para muchas funciones dentro del campo de la informática, como por ejemplo para identificar un archivo unívocamente en las redes P2P; más de una vez habrás descargado algo con tu mulita y al ir a ver los comentarios y valoraciones, te das cuenta de que algunos tienen nombres de archivo diferentes, sin embargo el hash es el mismo. También se usa para corroborar que un archivo no ha cambiado (no ha sido infectado por un virus, por ejemplo) tras descargarlo de Internet, como el archiconocido algoritmo MD5. Y también para identificar un registro en una base de datos y acceder a él más rápido, entre otras cosas.

El caso es que el hash de cualquier documento, película, vídeo, archivo de música o lo que sea que circule por Internet puede ser extraído, almacenado en una base de datos y comparado con el de otros archivos para evitar fraudes. Por lo tanto, por mucho que yo cambie la extensión de un archivo, o incluso el nombre, el hash no varía y puedo saber con total fidelidad si me la están intentado colar o no.

La policía dispone de software, como el famoso CETS canadiense desarrollado con la colaboración de Microsoft, que rastrea las redes de pares (y otros sitios) buscando archivos cuyo hash sea igual al de uno ya registrado en sus bases de datos y marcado como de contenido pedófilo. Cuando encuentra algo sospechoso, automáticamente se monitoriza a la persona que lo está descargando y a la persona que lo está sirviendo. La suerte está echada. Si se detecta que estas personas sólo han descargado ese archivo y no se percibe circunstancia de ilicitud más en ellas, es posible que piensen que haya sido un error o un accidente. Pero si sucede que alguno de estos individuos, sobre todo los que sirven el fichero, se dedica a servir y descargar más archivos cuyos hashes estén tildados de delictivos, se procede a abrir una investigación más exhaustiva y a detenerle si procede, porque un archivo puede ser un fallo de descarga, pero diez al día va a ser que no.

Ahora bien, también hay mucho listo suelto, como aquel que tenía miles de fotografías y vídeos de pornografía infantil (no recuerdo de dónde era la noticia) y, cuando lo detuvieron, declaró que guardaba aquel material para denunciarlo a la policía. La Brigada de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional recibe unos 30.000 avisos anuales de internautas que han descargado «accidentalmente» pornografía infantil de la Red; el Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil recibe 7.300 denuncias, al año también; la ONG Protégeles, 3.000 al mes.

Lo cierto es que la policía se está empezando a cansar de tanto accidente fortuito y ha dirigido procesos de investigación contra este tipo de descargas «sin querer». También es cierto que mucho no se puede hacer, a no ser que te pesquen con una colección de cinco mil imágenes, por lo que por parte de los internautas se están comenzando a demandar sistemas como el empleado por la CoPeerRight Agency, que propone algo tan simple como utilizar las propias herramientas de comunicación o chat de los programa P2P para advertir a los usuarios. Oiga, usted, que se acaba de descargar una foto que es ilegal y como le pillemos bajándose otra le empapelamos de arriba a abajo. Seguro que eso acojona a más de un pedófilo y, seguro también, que advierte a los «descargadores accidentales» para que la próxima vez tengan más cuidado.

Este sistema CoPeerRigth es el mismo que se utiliza en España desde hace algunos años y que hace que te envíen un mensajito a tu chat de eMule cuando detectan (por el hash, claro que sí) que estás descargando una película española con derechos de autor registrados. Una buena tecnología desperdiciada en pamplinas. Te invitan a detener la descarga y a no hacerlo más, porque a la próxima se te presenta en tu casa una patrulla de los GEO y te esposan y te leen tus derechos y hasta te meten en un coche patrulla. He de reconocer que a mí esto me pasó una vez (lo del mensaje al chat, no lo de los GEO) y me acojonó tanto, que al final tuve que parar la descarga y bajarme la peli del BitTorrent. Qué canguelo me entró, oye.

Pues lo dicho, y poniéndonos serios de nuevo. La lacra de la pederastia debe ser erradicada de la Red a marchas forzadas. Quizás gracias a la Red se están descubriendo tramas de pedofilia que antes se encontraban más ocultas e inaccesibles, pero lo que no es de recibo es que semejante escoria se sirva de la tecnología para distribuir o compartir este material del todo execrable.

Y recomiendo encarecidamente a todo aquel que descargue algo por error, porque a cualquier puta se le escapa un pedo, que lo denuncie de inmediato y elimine automáticamente los archivos de su disco duro. Al final del post están las direcciones a las que hay que dirigirse.

Por último, me gustaría contar que el día aquel en que, desgraciadamente, descargué aquel vídeo oculto, salí a dar un paseo por la tarde y vi, en un parque, unas niñas de unos ocho años jugando en los columpios. Se me revolvieron las entrañas al recordar a aquella pobre niña de aquel inmundo vídeo, pensando que podía haber estado allí también jugando, feliz y radiante, y que, por culpa de una manada de hijos de puta, lo más probable es que su vida termine siendo un infierno igual o mayor del que esté soportando en este preciso instante.

¿Dónde denunciar?

11 comentarios a “Pornografía infantil vía eMule”

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