El grabar se va a acabar

Fin de la grabación

Fin de la grabación

Cual adivino proveniente de las más lejanas laderas del planeta XO-3b, dotado de excepcionales aptitudes para la clarividencia y el oráculo, pronostico el fin de la grabación de programas televisivos con vídeos VHS (para eso no hace falta ser adivino) y, también, con aparatos grabadores de DVD (para eso, sí).

Estoy convencido de que la gente grabará cada vez menos, tendiendo a cero en pocos años. Los DVD grabadores han aparecido en una época de transición. Ya no se venden vídeos VHS desde hace mucho tiempo, y el DVD (sólo reproductor) surgió de la nada en un momento en el que se esperaba más de él. Era un artilugio que reproducía películas con mucha muchísima mejor calidad que hasta entonces, pero carecía de la capacidad de grabar, por lo que la mayoría de las personas humanas del mundo mundial optó por mantener su viejo vídeo conectado al euroconector 2 para grabar y, asimismo, adquirir un reproductor de DVD para reproducir únicamente. Algunos irresponsables compraban incluso aquellos horribles combos de DVD + VHS que, en ocasiones, se convertían en tricombos, añadiendo una televisión al engendro por la parte de arriba.

Los años han ido pasando y, hoy día, tenemos DVD grabadores que hacen maravillas y hasta te graban de la TDT (los más modernos), y tienen discos duros enormes y te permiten grabar en distintas calidades y hasta preparan café para las películas soporíferas y palomitas para las de Bruce Willis. Pero, como decía antes, han llegado en mala época.

¡El grabar se va a acabar, señores! En pleno siglo XXI, y con la masificación masivamente masificada del Intenné global, aquella manida sentencia de «voy a poner el vídeo a grabar la peli de esta noche» va desapareciendo y deja paso a nuevas afirmaciones más acordes con la realidad digital actual. ¿Para qué quiero grabar una película que me voy a perder en la tele si, al día siguiente, la puedo descargar de Internet? No tiene sentido, pues la bajaré mañana en calidad DVD y sin anuncios ni molestas publicidades sobreimpresas del próximo capítulo de House.

¿Realmente hay hoy alguien de menos de 35 años que vea películas de la televisión? Exceptuando ahora las que se emiten en TVE sin publicidad, pero que suelen ser bastante antiguas y más vistas que el tebeo. Resulta absurdo (o perversamente sadomasoquista) tragarse más minutos de anuncios que de película teniendo la oportunidad de no hacerlo. Sin tener en cuenta la pérdida del hilo argumental después de tres bloques de anuncios seguidos con la omnipresente abuela de la fabada en todas sus versiones. ¡Qué legendaria aquella frase del día después: «No, no la vi terminar; me dormí en el segundo intermedio»!

Por supuesto que, si queremos mayor rapidez y no aguantamos el ansia de visionar el telefilme, siempre podemos visualizarlo online en cualquiera de los múltiples sitios que se pueden encontrar en la Red. Vídeo en tiempo real, sin cortes, sin intermedios y sin descargar nada.

Todo ello no es privativo de las películas, sino que se puede hacer extensible al resto de basura televisiva que por la caja tonta aparece día tras día. Que quiero ver el último capítulo de mi serie favorita, me lo bajo (o lo veo online en Series Yonkis, por poner uno de los mejores ejemplos); que quiero deleitarme con el último engarramiento de Yola Berrocal con sus antiguas compañeras de grupo ¿musical?, me lo veo en YouTube; el documental de la BBC en La2 tan interesante sobre la emigración del colibrí que me perdí, pues YouTube otra vez (o Veoh, o Metacafe, o el que sea). Hasta existen webs dedicadas exclusivamente a los vídeos de recetas de cocina, de series infantiles, de dibujos animados clásicos o de documentales y reportajes.

Parece que todo lo anterior es algo como muy pirata, algo así como ilegal o de bucaneros de ultramar. No me meteré a valorar ese tema porque creo que todo el mundo conoce ya a estas alturas mi punto de vista sobre el tema, pero sí diré que las propias cadenas televisivas se están subiendo al carro, distribuyendo sus contenidos completos vía web un segundo después de que termine el programa en cuestión emitido por las ondas. Es el caso de Cuatro, Telecinco o Antena 3, entre otros, en sus plataformas web respectivas. Renovarse o morir, como diría aquel.

Los aparatos receptores de radio ya no vienen hace mil años con su grabador en cinta de casete, el cual nos permitía guardar una canción de nuestro programa favorito en una calidad impresionante (de mala, quiero decir) y con la interrupción, segundos antes del final, de la voz del disc-jockey, que nos hacía acordarnos de sus familiares más cercanos por no haber podido grabar el tema completo. Si esto es así porque existe el MP3 e Internet, ¿qué demonios pintan en nuestras casas cacharros para grabar imagen de la tele? Esto tenía que estar ya más desfasado que la tecla Bloq Despl (Scroll Lock).

Las predicciones de este adivino que les escribe casi nunca se cumplen, así que obvien deshacerse en elogios hacia mi persona, porque lo más seguro es que me equivoque. Pero, ¿realmente alguno de los que leen sigue grabando algo de la TV?

Nota final: Sí, el planeta XO-3b existe. No se rompan los cuernos (con perdón) buscándolo en Internet para ver si me lo he inventado.

1 comentario a “El grabar se va a acabar”

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