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Programar una aplicación Facebook para torpes en cinco minutos

Desarrollo para Facebook

Desarrollo para Facebook

La gente se asusta sobremanera cuando escucha hablar de aplicaciones para Facebook, pues parece algo muy complicado de llevar a cabo, con un montón de requisitos, pegas y escollos por todos los lados. Y, la verdad, es que resulta la más auténtica insulsez del universo, siempre, claro está, que no tengamos grandes exigencias y que lo que vayamos a desarrollar sea algo más o menos sencillo. Vamos a desentrañar a continuación las bases del desarrollo para Facebook, algo muy sencillo y muy fácil de explicar. Aquel que así lo desee, podrá adentrarse más profundamente en el asunto; misión que, por cierto, no es tampoco harto complicada para un programador mínimamente experimentado.

Cuando «alojamos» una aplicación en Facebook, realmente no la estamos alojando allí, sino que estamos utilizando Facebook como un proxy entre nuestra aplicación y los usuarios de la red social. Una aplicación típica basada en Facebook funciona de la siguiente manera:

  1. Los usuarios acceden a http://apps.facebook.com/nombre_de_nuestra_aplicacion.
  2. Facebook hace una llamada a nuestros servidores, esto es, donde tenemos alojada la aplicación, a través de una etiqueta iFrame de HTML.
  3. Los servidores reciben la llamada y formatean los datos que van a enviar acorde a la petición. Durante este tiempo, estos servidores donde alojamos la aplicación pueden devolver llamadas al API de Facebook para solicitar información adicional (amigos, información del perfil, etcétera) antes de mandar los datos al usuario.
  4. Entonces, nuestras máquinas devuelven a Facebook los datos formateados a través de un iFrame, a modo de marco dentro de la red social
  5. Facebook parsea (lee y comprueba) esos datos y los formatea más a fondo, añadiendo su encabezado, columna lateral y demás.
  6. Por fin, Facebook envía la página completa al usuario.

Es un proceso sencillo y lógico, como se puede comprobar. Elegir un lenguaje de programación y un entorno de desarrollo va en función de nuestras pretensiones, gustos o limitaciones. Al final es desarrollo web puro y duro, sin más. Existe un Facebook Javascript SDK que es, sin lugar a dudas, la librería de código abierto (open source) más fácil de utilizar. Hay también un Facebook PHP SDK, un Facebook Python SDK y hasta kits de desarrollo oficiales para iOS y Android. También existen entornos no oficiales en Ruby, Perl, Java e, incluso, en .Net. Por supuesto, también se puede utilizar programación web a pelo en HTML, JavaScript, Java, PHP, ASP o lo que sea. Al fin y al cabo, el resultado ha de ser una web embebida.

Por lo tanto, desarrollar una aplicación para Facebook se podría resumir en cuatro simples pasos: el primero es elegir un editor para escribir el código; el segundo, decidirse por un hosting o alojamiento web que sirva nuestras páginas; tercero, un lenguaje de programación y, si lo prefieres, un entorno de desarrollo; y, el cuarto y último, instalar la aplicación de extensiones de desarrollador, lo que llaman Facebook Developer Application (algo que se hace en dos clics desde la web de Facebook).

Una vez que tengamos acceso a las herramientas de desarrollo de Facebook, es necesario contar con cierta información básica acerca de la aplicación que se va a desarrollar. Como mínimo, debemos saber cómo llamar a su instancia y dónde alojarla. De esta manera, Facebook puede ofrecer a los usuarios la dirección correcta cuando quieran visitar nuestra aplicación. A su vez, Facebook nos aportará información que se puede utilizar para construir la aplicación, como por ejemplo el ID de la aplicación y, en función del tipo, una clave secreta de su API.

Para todo ello necesitamos dirigirnos a http://www.facebook.com/developers y hacer login con nuestros datos de la red social. Si nos lo pregunta, deberemos hacer clic en el botón Permitir, para que Facebook acceda a la información de nuestra cuenta. Y ya está, ahora ya tenemos asociada la aplicación de desarrolladores a nuestra cuenta en Facebook. El siguiente paso es crear nuestra aplicación, y lo vamos a hacer en sólo cinco minutos. Sí, sí; sólo cinco minutos.

Minuto 1. Configurar la aplicación. En la web del desarrollador hacemos clic en App y luego en Crear una nueva aplicación. Escribimos el nombre de la aplicación (le llamamos teknoPrueba), el espacio de nombres (el nombre de nuestra aplicación para la URL en Facebook; que no debe existir ya, por cierto; le ponemos teknoprueba) y seleccionamos categoría y subcategoría. Escribimos el captcha y listo. En la opciones bajo el epígrafe App on Facebook escribimos la URL real del alojamiento de la aplicación, por ejemplo http://www.teknoplof.com/teknoAPP/ (importante la barra inclinada del final). Guardamos los cambios.

Configuración (clic para agrandar)

Configuración (clic para agrandar)

Minuto 2 a minuto 4. Programar la aplicación. Dos minutos son más que suficientes para generar un HTML sencillito. Pensemos que, como ya hemos aclarado, una aplicación de Facebook no es más que una web que se muestra encima de la de Facebook a través de un marco del tipo iFrame. Podemos generar una web sencillita y, también, podemos complicarnos la vida de la manera más perversamente intrincada (mostrar nombre y foto de perfil del usuario que entra, actualizar su muro, guardar datos asociados y un largo etcétera). Para aprender sobre todo ello tenemos la posibilidad de recurrir a los documentos en línea para desarrolladores, desde donde podremos obtener información muy valiosa sobre las distintas API de Facebook, los plugin, los SDK y demás.

Minuto 5. Ver y comprobar la aplicación. En nuestro ejemplo accederíamos a http://apps.facebook.com/teknoprueba y, si todo va bien, podremos ver la web diseñada totalmente embebida en Facebook.

Ya está, ya hemos creado nuestra primera aplicación para Facebook. ¿Fácil, verdad? Pues a practicar se ha dicho.

Los medios no sólo no entienden de tecnología, sino que encima se copian entre ellos los muy cabestros

Borregos al redil

Borregos al redil

Esta mañana ha ocurrido una cosa muy curiosa grave entre los medios de comunicación digitales no especializados; que es lo que tiene Internet, que todo se sabe al momento y luego resulta muy difícil desdecirse. Resulta que leo, vía ALT1040, que Google ha decidido, de manera unilateral y sin previo aviso, eliminar los términos BitTorrent y uTorrent de los filtros antipiratería que contienen sus autocompletados y sus resultados de búsqueda. Esto es, y repito, ELIMINAR dichos términos de SUS FILTROS ANTIPIRATERÍA, o sea, dejar de considerarlos como algo susceptible de ser considerado una violación de los términos del copyright.

Como decían en este blog, hace tiempo, «la batalla de los defensores del copyright contra la llamada (o mal llamada, en muchos casos) piratería llevó a los principales responsables de los motores de búsqueda más importantes de la web a filtrar, parcialmente, algunos resultados de búsquedas relacionados a los entes malvados y demoníacos, como los catalogan asociaciones como la MPAA (Asociación Cinematográfica de Estados Unidos) […]. Por supuesto, términos como BitTorrent, uTorrent, Rapidshare y Megaupload, fueron las principales víctimas de los filtros».

ALT1040 basaba su entrada en otra anterior de TorrentFreak (en inglés), a la cual citaba como fuente. El caso es que me llama poderosamente la atención ver la primicia llegar al agregador de noticias Menéame (era cuestión de minutos), enlazando a un periódico valenciano en línea. Y digo que me llama la atención porque la crónica contaba la noticia totalmente al revés (imagen siguiente). Venía a decir que Google pasaba «a retirar los términos BitTorrent y uTorrent de sus servicios de autocompletado y Google Instant […]. Estos términos han pasado a formar parte de la lista de términos relacionados con la piratería, aunque en un principio la compañía del buscador no los consideró como tal».

Noticia en Levante

Noticia en Levante

¿Mande? ¿Qué demonios estaba ocurriendo aquí? Yo no entendía nada. Retorno a ALT1040 y a TorrentFreak y vuelto a leer la reseña por segunda, tercera, cuarta y quinta vez; por si las moscas, no vaya a ser que tenga yo el día retorcido y no me entere de las evidencias más allá del arco de mis narices. Pues nada, oiga, lo mismo que antes. Me quedo frío.

Empiezo a investigar y compruebo, con estupor, asombro y desconcierto, que la mayor parte (por no decir todos) de los medios digitales españoles están dando la noticia (los que la dan) totalmente tergiversada y deformada; totalmente al revés, vaya. El ABC, El País, La Nueva España, El Imparcial y el anterior diario Levante, entre otros muchos. Esto me lleva a pensar que el borregueo mediocre que caracteriza a la prensa española ha vuelto a surgir de su letargo una vez más.

Noticia en ABC, El País y La Nueva España

Noticia en ABC, El País y La Nueva España

Tiro de la manta con intención de llegar a la fuente principal, que sospecho sea una agencia de noticias, y termino en Europa Press, donde ofrecen la noticia igual de mal y cuyo texto tiene un extraño tufillo que me recuerda a los ya leídos anteriormente en los medios. Pero lo más gracioso deprimente del asunto es que desde Europa Press se cita como fuente ¡el mismo post de FusionFreak que se cita en ALT1040! Impresionante.

Noticia y fuente en Europa Press

Noticia y fuente en Europa Press

¿Puede ser una cuestión de falta de cultura tecnológica o es que simplemente en Europa Press no saben inglés? Tanto un asunto como el otro me parecen igual de graves, así que elijan ustedes mismos.

NOTA: Europa Press ha cambiado ya su noticia, de ahí que me apresurara yo a realizar capturas de pantalla en el momento exacto (que me lo veía venir). Los demás medios aún no han reculado. Una retirada a tiempo no siempre es una victoria, pero salva un poquillo la honra.

Nathan Fielder, ese cabronazo cachondo y sus bromas vía Twitter

Nathan Fielder

Nathan Fielder

Este tipo con cara de Mr. Bean, Nathan Fielder, es un treintañero canadiense, escritor, director y humorista, muy conocido en Estados Unidos por su participación en comedias televisivas. Ganador de algún que otro premio por su carrera, es un cachondo mental aficionado a las redes sociales y al contacto con la gente, con sus seguidores. Chancero donde los haya, es famoso en la Red por espolear a las masas de jóvenes y adolescentes que le siguen a gastar bromas a sus respectivos padres o parejas para luego compartirlas a través de Twitter. Un mal trago para progenitores y amantes; un cachondeo online asegurado. Vamos a comentar por aquí abajo sus dos mayores éxitos: la broma de los dos gramos y la de la honestidad.

Es posible que no fuera la primera, pero la broma de los dos gramos ha sido la más conocida, difundida y retuiteada a lo largo y ancho de Internet. En abril de este año 2013, escribió un mensaje en su cuenta de Twitter (véase más abajo) que venía a decir algo así como «Experimento: escribe este mensaje a tus padres 'tengo 2 gramos por 40 dólares', luego escribe inmediatamente 'lo siento, ignora este mensaje, no era para ti' y, por fin, tuitea una imagen con su respuesta«. Imagínense el panorama de un padre, o una madre, que recibe dicho mensaje en su teléfono móvil. ¿Estupor, pasmo, asombro, desconcierto, angustia, mala hostia, cabreo monumental…?


Las respuestas no se hicieron esperar. La verdad es que algunas contestaciones de los padres son para morirse de risa, como ese que responde: «¿En serio? Demasiado tarde. Olvídate de sacar el carné de conducir y de cualquier esperanza de tener coche. Voy a la farmacia, prepárate para hacer pis en un vaso«. Me estoy imaginando a ese hijo intentando, posteriormente, explicarle a su padre que todo era una broma para Twitter. ¿Colaría la disculpa, mearía ese día en un vaso? A continuación recogemos algunas de las capturas de pantalla (de la versión de la broma en castellano) con las mejores respuestas paternas y maternas. Sin desperdicio.

Pantallazos de respuestas a la broma de los dos gramos

Pantallazos de respuestas a la broma de los dos gramos

Habida cuenta del éxito de esta propuesta, en junio del mismo año (hace bien poco) se le ocurrió un nuevo desastre sentimental. En este caso, los chavales debían enviar un mensaje a la persona con la que estuvieran saliendo (novio, novia, pareja…) que dijera así como «Experimento: escribe este mensaje a la persona con la que estás saliendo 'no he sido totalmente honesto contigo', para luego, no contestar en una hora, y envía la foto de sus respuestas a Twitter«. La notoriedad del asunto se multiplicó con respecto a la broma anterior: miles de retuiteos y difusión ya internacional. A continuación se muestra el tuit original.


Las respuestas, por supuesto, antológicas; desde «¿Acerca de qué? ¿Hola? ¿De qué coño estás hablando?«, hasta «¿Qué? ¿Por qué no contestas al teléfono? ¡Que te jodan!«, pasando por un lacónico e inquietante «Yo tampoco«. De mearse, vaya. Veamos, a continuación, algunas de las más divertidas (en este caso sólo en inglés, de la versión americana de la broma).

Pantallazos de respuestas a la broma de la honestidad

Pantallazos de respuestas a la broma de la honestidad

El amigo Fielder la ha liado en varias ocasiones más. En otro tuit instó a los adolescentes a que preguntaran a sus padres, vía mensaje de texto, si es ilegal no decirle a un compañero sexual que tienes una enfermedad venérea y se la has podido transmitir. Sólo imaginar el gesto facial de algunos padres me resulta desternillante. En otra ocasión solicitó a sus seguidores que enviaran un correo electrónico a sus padres con la única palabra «ayuda» en el mensaje y, otra vez, animó a los jóvenes a que remitieran mensajes a sus padres preguntando por la calidad de los condones comprados en los comercios chinos, enviando a posteriori imágenes de las respuestas.

Vamos, lo dicho, un auténtico cabronazo de mente calenturienta este Nathan, pero muy divertido (sobre todo cuando las respuestas son de las madres de otros, claro).

Pingüinos googleanos dos punto cero (¡webspam, webspam, webspam y toma webspam!)

Google Penguin 2.0

Google Penguin 2.0

El que piense que el algoritmo que maneja tu karma en Menéame es lo más complicado que ha podido parir la mente calenturienta de un programador informático, es que está muy equivocado o vive encerrado en una lavadora. Si existe algo enrevesado, embrollado e intrincado, más complejo que intentar resolver la conjetura de Hodge o la hipótesis de Riemann, eso no es otra cosa que la familia de algoritmos PageRank de Google, un conjunto de cómputos matemáticos, estadísticos, de probabilidad y algo de alquimia y magia negra con el objeto de calcular la posición de los distintos sitios web en los resultados que devuelve el motor de búsqueda de la gran G.

Hace un par de meses, Google decidió actualizar a la versión 2.0 su algoritmo de posicionamiento conocido como Penguin, y la comunidad bloguera se ha puesto en pie de guerra. El nuevo pingüino viene cargado con armas de doble filo que amenazan tormenta en la blogosfera, y es que las nuevas restricciones y modificaciones han dado al traste con la estrategia SEO de muchos expertos, aunque también es cierto que muchos de ellos es posible que no estuvieran haciendo las cosas de manera muy elegante.

Para empezar, comentar que Penguin 2.0 viene a torpedear la línea de flotación de aquellas páginas que mueven Internet desde la base. En esta ocasión, el nuevo algoritmo no va a afectar sustancialmente a los sitios de grandes corporaciones, potentes empresas, gobiernos o asociaciones internacionales. Lo que se pretende ahora es (como ya viene siendo tendencia), sobre todo, ir a muerte contra lo que Google define como webspam, es decir, aquellas prácticas contrarias a las directrices editoriales de Google que se sirven de técnicas de SEO para mejorar sus posiciones en los resultados de búsqueda.

Las optimizaciones de sitios en motores de búsqueda pueden ser positivas, constructivas y eficaces para que una web sea más fácil de rastrear y que sus páginas individuales sean más accesibles y sencillas de encontrar. Estas prácticas (conocidas como de «sombrero blanco» o white hat) ayudan a mejorar y enriquecer el contenido de una web, a hacerla más rápida y accesible y a mejorar su usabilidad. Por el contrario, el denominado black hat webspam, o «webspam de sombrero negro», pretende alcanzar un alto ranking en Google y un mayor tráfico en la web mediante técnicas que no benefician a los usuarios, donde la intención es buscar atajos o lagunas para clasificar las páginas en puestos más altos de lo que realmente se merecen.

Existen diversas técnicas para hacer webspam. Un método es el relleno fraudulento en una web de palabras clave (keywords) falsas, que se corresponde con la práctica de colapsar una página con términos o números relevantes para el buscador, aunque no vengan a cuento ni tengan nada que ver con el contenido de la página. A veces, incluso, y para no molestar al usuario, dichas palabras clave se esconden entre el código HTML haciéndolas invisibles al visitante, pero no al indexador del motor de búsqueda.

Webspam

Webspam

Otra técnica es la conocida como esquemas de enlaces o hipervínculos. El posicionamiento en los resultados de Google se basa, en gran manera, en el análisis de los sitios que enlazan con nuestro sitio web, proporcionándonos calidad y popularidad. Cuánto mayor es la reputación (para Google) de un sitio que nos enlaza, mayor será nuestra reputación; y al revés. Esto también se puede intentar manipular mediante, por ejemplo, la compraventa de enlaces (hay muchas web que se dedican a ello, sea por dinero o intercambio de bienes), mediante el intercambio (excesivo) de vínculos entre sitios web, mediante la creación fraudulenta de páginas con el simple hecho de enlazar, mediante granjas de enlaces, por medio de software especializado que genera vínculos a nuestra web, etcétera.

También va a ser penalizado por Google el hecho de encontrar palabras o frases en nuestros escritos que sean hipervínculos a páginas web que no tengan absolutamente nada que ver con el texto del enlace o, incluso, con el contexto del escrito en sí, evitando también así el fraude que se intenta ocultar entre los renglones de una redacción de manera presuntamente taimada y sagaz.

Pues bien, el nuevo algoritmo de Google sabe ya reconocer esto y mucho más. Es capaz de detectar enlaces fraudulentos, vínculos sin sentido, palabras clave que desentonan con el contexto y términos ocultos que sólo intentan ganar relevancia. Y desde mayo hasta hoy, muchos bloger, webmaster y administradores de sitios han visto descender la reputación online de su web de manera estrepitosa, llevando el grito al cielo y poniendo patas arriba las redes sociales. Pero todo tiene solución.

Google ha prometido revisar a lo largo de un tiempo el funcionamiento de su nuevo algoritmo, recogiendo quejas y afinando en los cálculos, y es que un típico y simple blogroll en el lateral de tu blog, llenito de enlaces a sitios de tus colegas y amigos, hoy podría hacer descender tu clasificación, apareciendo en lugares más alejados de los que aparecías antes. Peores prácticas pueden hacer desaparecer tu web de los principales resultados de Google, haciéndote invisible.

¿Soluciones? Pues claro, faltaría más. Los expertos recomiendan prácticas sanas a la hora de diseñar y mantener sitios web. Lo primero, y más importarte, es trabajar pensando en el usuario, no en los motores de búsqueda. Crear sitios de calidad, que se actualicen a un ritmo constante (alto o bajo, pero siempre parecido) y que aporten un valor añadido al conjunto de información que hay en Internet. Por otro lado, hay que olvidarse de la obsesión por enlazar y ser enlazado, que nos lleva a puntos extremos como el intercambio o la compra de hipervínculos. No debemos invertir nuestro tiempo en buscar triquiñuelas para intentar engañar a los motores de búsqueda, y sí para hacer las cosas bien y de calidad.

Debemos tener en cuenta que un único enlace de buena calidad es mucho mejor que doscientos de mala fama. Además, ahora va a importar también bastante el texto que sirve de sustento para ese enlace, ya que, cuando antes un mismo texto apuntando a un mismo hipervínculo generaba mucho buen rollo googlero para posicionar un término o un sitio web (de ahí las conocidos google bomb), ahora aquello se va a terminar, pues será más importante para Google que el texto de ancla (anchor text) sea variado, utilizando sinónimos y transformaciones de palabras.

SEO + Social Media

SEO + Social Media

Y, también, otro punto muy importante: de ahora en adelante, el concepto de SEO y los Social Media van unidos de la mano más que nunca. Los enlaces a nuestro sitio desde y hacia redes sociales tienen un impacto inmediato en los posicionamientos de búsqueda. Comentarios y retuiteos en Twitter, megustas y comparticiones de Facebook y, sobre todo, un +1 en Google Plus (entre otros movimientos en diversos medios sociales) pueden ser determinantes para nuestro posicionamiento en Google.

Google es Google, y es lo que hay. Si no te gusta no sigas sus normas, pero tienes que entender que es el primer buscador del mundo (por no decir el único). Si quieres tener una presencia notable en Internet, deberás poner el culo y pasar por el aro. Dicen las malas lenguas que Google ya tiene incluido en sus algoritmos el mejor o peor posicionamiento en función de las faltas de ortografía cometidas. No estaría mal, la verdad, para que muchos buenos blogueros se pusieran las pilas en ese tema y aportaran, además de calidad, calidad acorde a las normas del lenguaje. Al tiempo…

La delgada línea entre el artista innovador y el puto friqui

Gangnam style

Gangnam style

La Red es caprichosa, y lo mismo te encumbra que te hunde en el más absoluto de los ostracismos. Pero la Red no es algo etéreo que se alimenta a sí misma de un oculto no sé qué, sino que es el pensamiento, los anhelos, las pretensiones, las querencias, el odio y las ilusiones de millones de humanos que la sustentan. Es por ello que nadie suele salir impune cuando cuelga su vida o su trabajo en Internet, para bien o para mal. Y, normalmente, esos humanos que hay detrás, a los que se les supone inteligencia homínida, saben muy bien lo que es digno de encomio y lo que simplemente es una jodida basura.

Desde hace bien poco martillea nuestras cabezas un nuevo ritmillo musical al que su autor vino a llamar ‘Gangnam Style‘, un tema del rapero surcoreano conocido como PSY. Esta canción ha roto todos los moldes en lo que a cultura musical internetera se refiere: quinientos millones de visitas en el Tubo y Record Guiness al mayor número de megustas, con nada más y nada menos que 2,6 millones en sólo dos meses (ahora lleva ya más de cuatro millones), superando, vaya usted a saber por qué, al mismísimo ‘Baby’ del Justin Bieber ese de los cojones.

Gangnam style, de PSY

¿Cómo es esto posible? ¿Qué tiene el ‘Gangnam Style’? La primera apreciación tras un visionado inicial del clip es que el coreano este se va a convertir en otro friqui digital al más puro estilo Delfín Hasta el Fin, La Tigresa del Oriente o Wendy Sulca, o, por qué no decirlo, a las joyas nacionales patrias del tipo Tamara o Leonardo Dantés (¿cómo es posible que esta gente tenga entrada en la Wikipedia?). Pero esto no va a ocurrir, y tú lo sabes. Veamos un ejemplo del amigo Delfín y sus compis y comparémoslo con el vídeo anterior. Es una canción alabando las bondades del pueblo israelí, que ya tiene cojones la cosa, aunque no seré yo el que me meta ahora en el conflicto político palestino-israelí, que esta entrada no va de eso.

Israel, Israel, qué potito es Israel

Es evidente que nuestros ojos nos juegan una mala pasada desde el minuto cero. La vista es un sentido bastante básico que se limita a enfocar, captar, recoger y enviar al cerebro, y es este último el que se encarga de dilucidar lo registrado. Nuestro primer impulso, después de aguantar tanto friqui por la Red, es el de etiquetar de carne de galería de los horrores al coreano y a su endemoniado baile, pero no comprendemos por qué coño no podemos parar de mover nuestro pie al son la tonadilla y por qué no se nos borra esa estúpida sonrisa de la boca. ¿Qué clase de magia negra es esta?

La magia no existe más allá de lo que nuestras débiles mentes quieran creer. Park Jae-Sang, el tal caballero que se hace llamar PSY, es un artista surcoreano de 35 años, cantante, rapero, bailarín, compositor y productor. Habla inglés perfectamente, pues residió en Estados Unidos muchos años. Durante ese tiempo, estudió música en la Universidad de Boston y en la Escuela de Música de Berklee. Presume de una carrera musical de más de diez años en la que ha publicado 6 discos. En su país es poco más que un Dios de los videoclips humorísticos y las actuaciones cachondas. Vamos, que no es ningún mindundi, y, aunque parezca que no, eso se nota. Escuchándole hablar en cualquiera de las intervenciones que se pueden encontrar por ahí, desde luego no parece precisamente un retrasado mental al que le han grabado un clip para que la gente se descojone de él. Ni muchísimo menos.

El ritmo de ‘Gangnam Style’ es muy pegadizo, y esto no es casualidad, pues está perfectamente estudiado para que así lo sea. Mezcla diversos estilos que, aunque a su autor no le satisfaga el apelativo, están encuadrados en lo que se conoce como K-Pop, un género musical que incluye música dance electrónica, rap, rock, pop occidental, R&B, y otros, y que se refiere específicamente a la música popular de Corea del Sur. Como sabemos, en estas cuestiones los paises asiáticos van bastante por detrás que el resto del mundo, y lo que a ellos les mola ahora es lo que se llevaba aquí en los ochenta. Sin embargo, esta gente se pone al día cagando chiribitas, porque la cultura hoy, vía Internet, es inmediata y global, así que dan a luz perlas ingeniosas como esta.

Si volvemos sobre la comparanza de los dos vídeos anteriores, es inevitable comentar la calidad del clip de PSY en contraposición con el del avechucho ese del Delfín (and company). Este vídeo no ha costado cuatro pesetas precisamente, las coreografías están muy bien ensayadas, los escenarios, los efectos especiales (muchos humorísticos a posta), el atrezo, las bailarinas y bailarines, el vestuario y etcétera no han costado cuatro pesetas. ¡Hasta las coreanas que aparecen están buenas, hombre!  Es un vídeo muy trabajado y muy bien producido. No en vano, el tío es un ídolo en su tierra y, aunque los demás no entendamos ni papa de coreano, el efecto de absorción es máximo. Hoy todas las discotecas, bares y pub del mundo occidental pinchan el ‘Gangnam Style’, y la gente lo baila como si le fuera la vida en ello; es la canción del momento, no hay duda.

Expertos como Luke Seoul, director de artistas y de repertorio de Sony Music Korea, aseguran que su éxito se debe «a su potente vídeo, su singularidad, su ritmo pegadizo y su estilo rompedor». En opinión de Ángel Carrión, jefe de producto de Universal Music Spain (sello que tiene los derechos de PSY en España), que tal combinación resulte irresistible no deja de ser curioso, teniendo en cuenta que casi ningún occidental conoce la lengua coreana. «Posiblemente se trate de la clave del éxito: el factor exótico, el atractivo de lo desconocido. Todo ello unido a que, en el fondo, se trata de una propuesta muy visual«, apunta. Extremadamente visual, apostillaría yo.

‘Gangnam Style’ se ha convertido en todo un movimiento. Decenas de vídeos en Internet parodian el tema, realizan versiones, muestran flahsmob espontáneos y la gente los adora como a dioses indios. La corriente incluso ha superado el férreo control informativo de la vecina Corea del Norte, lo que ha provocado que el Ministerio de Defensa surcoreano se esté planteando la posibilidad de utilizar la cultura K-Pop como instrumento para desmoralizar a las tropas norcoreanas, según el diario conservador Chosun Ilbo (estos a su ritmo y con el rollo de siempre).

Todo un lujo musical que, sí, durará cuatro días, pero que en sus primeros momentos ha hecho que el álbum que lo contiene genere unas ganancias de 360 millones de dólares, amén de otros 760 por su venta en formato MP3. El videoclip, además, ha recaudado ya 40 millones de dólares más, y la decena de firmas que lo han elegido para su publicidad han pagado cada una entre 400 y 500 millones. ¿La efímera gallina de los huevos de oro? Para mí la querría yo, en pepitoria.

V I R I I

Un thriller ciberpunk retrotecnológico de conspiraciones, resistencia digital y ciudades ahogadas en neón, humedad rancia y corrosión.

[Jonathan Préstamo Rodríguez]

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