RapeLay, el videojuego que fue prohibido en varios países

RapeLay

RapeLay

El 21 de abril del año 2006 aparece en Japón (porque esto sólo podía haber aparecido en Japón) uno de los videojuegos más indecentes, vergonzosos e indecorosos que ha parido la mente humana. La misión: acosar y violar a una mujer y a sus dos hijas, una de ellas claramente menor de edad. El juego se llamaba RapeLay.

La desarroladora Illusion, con sede en Yokohama, tiene los santos huevos de lanzar al mercado del ocio digital un juego, del tipo eroge, de estas características para plataformas Windows. Poco después de su lanzamiento inicial, el título atrajo poderosamente la atención y la controversia internacional debido a su contenido y fue prohibido en varios países del mundo.

El videojuego, como decimos, se fundamenta en la historia de Masaya Kimura, un joven pervertido que acecha a la familia Kiryuu (una madre y sus dos hijas). El jugador puede elegir entre una variedad de posiciones sexuales y controla la acción mediante los movimientos del ratón y su rueda. El juego cuenta con un realista simulador sexual que permite al jugador, en un principio, manosear y desnudar a los personajes en un tren lleno de gente al más puro estilo chikan. Posteriormente, es posible forzar a las mujeres a una relación sexual por medio de distintas posturas y prácticas: misionero, felaciones, tríos, uso de juguetes sexuales, etcétera.

RapeLay

RapeLay

Los críticos de la imaginería violenta en el mundo de los videojuegos, como el miembro del parlamento británico Keith Vaz, enseguida se lanzaron a la yugular de la empresa desarrolladora, aportando hechos (las violaciones a mujeres y niñas) como ejemplos claros de por qué el contenido de los videojuegos debe ser regulado de manera más estricta. Por lo que RapeLay, además de ser una desfachatez de juego, ayudó más bien poco a la industria del ocio digital y más bien mucho a los que se la quieren cargar o a los que le quieren poner barreras y cortapisas por todos los lados.

Vendido en la tienda online de Amazon desde un principio, el juego llegó a los oídos de Vaz, que llevó el tema al parlamento y consiguió que se retirara de la plataforma de venta. La organización Equality Now realizó un seguimiento del juego, urgiendo a sus activistas a que escribieran una carta de protesta al primer ministro japonés Taro Aso, argumentando que el título violaba (nunca mejor dicho) todas las obligaciones de Japón para con el Convenio de 1985 sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer.

En mayo del año 2009, estas acciones culminan con la prohibición de venta y producción de RapeLay por la EOCS (Ethics Organization of Computer Software), una organización japonesa independiente de calificación para juegos de adultos. Desde ese momento, su compra se convirtió en algo imposible, y comenzó a correr por los circuitos piratas alternativos.

Además de ello, el juego fue prohibido también en otros países como Australia, Argentina o Estados Unidos. En algunos puntos del planeta, algunas asociaciones han intentado censurar los resultados del motor de búsqueda local de Google para que no se pueda siquiera buscar el título o su descarga en Internet, cosa que no se ha producido.

Algunos iluminados del asunto han escrito artículos en defensa de videojuego, señalando que la violación es un delito menor en comparación con el asesinato, acto que se practica en miles de juegos de video todos los días. Algo que no creo que se pueda comparar; también se ensalza al héroe peliculero que asesina malos en las salas de cine, pero nunca a un violador o a un acosador de mujeres.

La compañía Illusion salió al paso de la controversia también, reiterando que el juego no contravenía las leyes japonesas y que ellos no lo vendían fuera de Japón. Al final hubo de retirar cualquier tipo de referencia a RapeLay de su sitio web y terminó por cesar su distribución, citando preocupaciones sobre el impacto en la industria.

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