Sinclair ZX Microdrive: auge y caída de una tecnología de almacenamiento «revolucionaria»

Sinclair ZX Microdrive

Sinclair ZX Microdrive

Clive Sinclair afirmó el 23 de abril de 1982 que tenía intención de revolucionar el mundo del almacenamiento del ordenador personal. Un sistema significativamente más barato que el establecido en el momento por las 5,25 pulgadas y, también, que los formatos emergentes de unidades de disquete de 3,5 pulgadas, el juguete nuevo del tío Clive iba a «cambiar el panorama de la computación personal». Quizás exageró un poco; este notable avance tardó más de dieciocho meses en llegar al mercado y se convirtió en un sinónimo de retrasos y decepción. Esta es su historia.

En el lanzamiento del ZX Spectrum, que tuvo lugar el primer día de la Earl’s Court Computer Fair de 1982, Sinclair presentó el prototipo de ZX Microdrive a los periodistas reunidos allí y proporcionó una breve descripción de las capacidades prometidas del dispositivo. Muchos quedaron impresionados. El semanal ‘Popular Computing’ llegó a decir que «tal vez es el mejor conejo que Clive ha sacado de su chistera de mago. Se trata de una unidad de disco muy pequeña que utiliza dos disquetes de un cuarto de pulgada, con una capacidad por cada disquete de 100 KB y una tasa de transferencia de 16 KB por segundo. Además, seremos capaces de conectar hasta ocho de estas unidades a un ZX Spectrum. Y todo ello a un precio de 50 £«.

Y es que el precio era realmente extraordinario e innovador, teniendo en cuenta, por ejemplo, que un disco duro de 5,25 pulgadas de Commodore para el ordenador VIC-20 (lanzado en la misma época) costaba un poco menos de 400 £, esto es, ocho veces el precio de la oferta de Sinclair (aunque con un poco más de capacidad). Incluso los agresivos precios que llevó Sony al Reino Unido en noviembre de 1982 para su unidad de disquete de 3,5 pulgadas eran todavía bastante superiores a los de Microdrive, 235 £ (también de mayor capacidad).

Publicidad de Microdrive (clic para ampliar)

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En aquel lanzamiento de ZX Spectrum, Sinclair admitió que el Microdrive no podría llegar a las estanterías hasta finales de año. 1982 llegó a su fin, y, mágicamente, la estrategia publicitaria con la que se describía al ZX Microdrive comenzó a cambiar. Los anuncios de 1982 habían descrito el producto como «un único microdisco intercambiable«. Pero hacia finales de año, ese texto se cambió para que dijera «un único medio de almacenamiento intercambiable«. La ventana de lanzamiento del dispositivo que se barajaba en la publicidad era de «finales de este año [1982]» a «principios de 1983». ¿Qué estaba sucediendo?

En la primavera de 1983 todavía no había indicios del producto prometido. Nigel Searle, a la sazón jefe de la división de computadoras de Sinclair, tuvo que dar la cara: «El diseño ha sido finalizado y ahora estamos a la espera de que nos lleguen unos chips semiconductores fabricados a medida», dijo a la prensa. Y agregó: «El retraso en el Microdrive ha sido el resultado de dificultades mecánicas que no habíamos previsto. Pero ya han sido resueltas y, además, se ha mejorado el rendimiento de las unidades; ahora son mucho más fiables de lo que esperábamos lograr».

Por aquel momento ya se rumoreaba que el Microdrive no estaba basado en tecnología de disco rotatorio, tomando como referencia el cambio en el eslogan publicitario antes comentado. Parecía que, en lugar de ello, se utilizaría un rollo de cinta de alta velocidad, como apuntaba la revista británica ‘Your Computer’. De hecho, la publicación añade que, probablemente, las unidades de Microdrive ya estaban pensadas así desde hace mucho antes.

Sinclair ZX Microdrive

Sinclair ZX Microdrive

Entre tanto fue pasando el tiempo, y el trabajo de desarrollo de Sinclair Research estaba hecho. En julio de 1983, la compañía anunció que comenzaría el envío de unidades ZX Microdrive, junto con la ZX Interface 1 (complemento necesario para conectarlas al Spectrum), en el siguiente mes de septiembre. Las primeras 1.000 unidades se ofrecían específicamente para la gente que había comprado ya ordenadores ZX Spectrum, como compensación por haber tenido que esperar tanto tiempo.

Cartucho Microdrive

Cartucho Microdrive

En aquel momento, y para sorpresa de muchos y afirmación de otros, se confirmó que cada cartucho Microdrive (de 43 × 30 × 5 mm) no contenía un disco dentro, sino un bucle o rollo de cinta magnética de 2 mm de ancho y fabricada (y en esto Sinclair fue tajante e insistente) con los mismos materiales que la cinta de vídeo de alta calidad, y no con lo que te encontrarías dentro de un casete de audio normal y corriente. Aún así, bastantes fueron aquellos que acusaron a Sinclair de mentir en un primer momento y de vender humo, pues su Spectrum parecía estar condenado a utilizar unidades de cinta de por vida; llámalo casete, llámalo Microdrive.

David Southward, que supervisaba el trabajo de Sinclair Research en los dispositivos periféricos, tomó el control general del proyecto Microdrive en 1982 y puso al frente del trabajo de electrónica analógica del producto a Ben Cheese, un ingeniero electrónico.

El diseñador industrial de Sinclair Rick Dickinson fue el encargado de darle forma a aquel aparato. Dickinson, que dejó la empresa en 1986 para establecer su propia agencia de diseño, comentaba que el aspecto del Microdrive surgió directamente desde el propio Spectrum en sí, replicando la carcasa de plástico de la computadora con su sección trasera levantada como distintivo, e incluso con una placa frontal superior de aluminio pintada de negro, de acuerdo al característico diseño del ZX Spectrum.

Interior del cartucho Microdrive

Interior del cartucho Microdrive

La interfaz ZX Interface 1, que conectaba el Microdrive al ZX Spectrum, fue diseñada por Martin Brennan, que posteriormente trabajaría en la consola de videojuegos Jaguar de Atari. Brennan diseñó la electrónica de la interfaz y produjo el chip ROM de la unidad, escribiendo el código por sí mismo. El diseño mecánico fue dirigido por John Williams.

Ian Logan, un programador independiente de Lincolnshire, también escritor y médico, fue el encargado de escribir los comandos adicionales para el BASIC del Spectrum con el fin de que los usuarios del microordenador pudieran interactuar con Microdrive. Dichos comandos fueron alojados en el chip ROM de 8 KB de la ZX Interface 1, por lo que parcheaban el repertorio original de comandos del ordenador cuando la interfaz se conectaba.

La participación de Logan se detalla en un libro que, en aquella época, tuvo un gran éxito, ‘The Complete Spectrum Rom Disassembly‘, escrito junto con Frank O’Hara. Logan repasa el firmware del equipo, detallando las rutinas, las ubicaciones de las tablas de salto y demás. El resultado fue un manual de referencia muy completo, no sólo para la gran demanda de aspirantes a escritores de código máquina del momento, sino también para los propios empleados de Sinclair Research, pues la compañía no ofreció un compendio de referencia tan detallado como este.

Esquema del circuito de Microdrive (clic para ampliar)

Esquema del circuito de Microdrive (clic para ampliar)

Los primeros Microdrives salieron al mercado con chips EPROM con el objeto de que pudieran ser actualizados con nuevo código posteriormente. Y es que Sinclair quería rediseñar la placa de circuitos en algún momento, y la grabación de un chip ROM definitivo tendría lugar sólo cuando se hubieran dado por depurados algunos errores en el código vigente con el que en ese momento salió a la venta el dispositivo. Rápidamente se supo que había otros problemas añadidos también. La velocidad era la cuestión principal, y también el uso regular de las unidades que revelaría los puntos débiles del diseño.

Como todos los medios basados en una cinta magnética muy estrecha y delgada, los Microdrives acumulaban partículas del material de óxido magnético, un problema exacerbado por la necesidad de tirar de la cinta de 2 mm de ancho y la fricción adicional que ello inducía. La cinta se movía envuelta en una rueda de goma en el interior del pequeño cartucho, manteniéndola entre ella y una pequeña rueda de plástico. Al encender la unidad, la velocidad de la cinta sobre la cabeza lectora pasaba de 0 a 750 milímetros por segundo, lo cual se traducía en un gran tirón que llevaba a un estiramiento tal de la cinta en el punto que, comúnmente, se descentraba de su paso entre las ruedas del mecanismo. Las versiones posteriores de la unidad incorporaban un condensador de 22µF para permitir al motor llegar a la velocidad de funcionamiento completo más paulatinamente y sin tantos problemas.

Mecanismo del cabezal de Microdrive (clic para ampliar)

Mecanismo del cabezal de Microdrive (clic para ampliar)

Incluso Sinclair, en el propio manual del dispositivo, tuvo que admitir que «los cartuchos de Microdrive no durarán para siempre y, con el tiempo, tendrán que ser reemplazados. El síntoma de envejecimiento de un cartucho es que el equipo invierte más tiempo y más tiempo para encontrar un programa o archivo antes de cargarlo. Así que resulta una buena idea mantener copias de seguridad de los programas y archivos importantes en otro cartucho o en una cinta». Empezábamos bien si esto venía ya en el manual.

Más pegas. Mientras que las unidades de Microdrive costaban 49,95 £, lo cual era considerado como muy barato, con los cartuchos de repuesto ocurría todo lo contrario, pues salían por 4,95 £ cada uno, y eso es alrededor de tres veces el precio de un disquete de 5,25 pulgadas del momento. Además, la capacidad de almacenamiento, que se dijo inicialmente que iba a ser de 100 KB, se había convertido durante la publicidad de lanzamiento en «no menos de 85 KB«, para permitir las pérdidas por pequeñas diferencias en la longitud de la cinta de diferentes cartuchos, por motores funcionando a velocidades ligeramente diferentes en diferentes unidades y, en menor medida, por los sectores defectuosos en la cinta.

Más problemas. Cada cartucho no podía contener más de 50 archivos, y la información tenía que ser leída directamente en la memoria del Spectrum por lo que, para modificar un fichero, el aparato borraba el original y escribía la nueva versión en la cinta. No había manera de modificar los archivos directamente, una consecuencia de la falta de un verdadero acceso aleatorio en la unidad.

Y seguimos. Las propias unidades físicas tenían defectos de diseño. Agregar unidades adicionales (hasta 8 en serie) parecía una tarea fácil: bastaba unir unas con otras con un cable plano que se conectaba en el lateral de cada dispositivo. Pero cada unidad, también, había de ser unida a la siguiente mediante un soporte especial de anclaje, porque en Sinclair estaban muy preocupados de que un Microdrive fuera golpeado inadvertidamente y rompiera o cortara su conexión, dando al traste con el sistema y pudiendo, potencialmente, perder todos los datos de un usuario.

Además, algo más tarde, se descubrió que el montaje del sistema que detectaba si la pestaña de protección contra escritura de un cartucho había sido retirada, fue colocado de manera tal que una inserción demasiado vigorosa de dicho cartucho en la unidad podría causar que se doblara, provocando un funcionamiento incorrecto del sistema.

Sistema de expansión a la venta

Sistema de expansión a la venta

A principios de 1984, Sinclair dio a conocer que habían sido vendidas menos de 1.000 unidades Microdrive (incluyendo las nuevas del Sinclair QL) y, aunque aparecieron un par de aplicaciones que habían sido adaptadas para hacer uso de este sistema en almacenamiento de datos, para la mayoría de los desarrolladores de juegos la tecnología era demasiado cara: los jóvenes jugadores, que eran sus clientes, no tenían dinero suficiente en sus bolsillos. Por supuesto, esto ayudó a limitar el número de juegos disponibles en Microdrive. A principios de 1985, Sinclair baja estrepitosamente el precio de los cartuchos a 1,99 £ con el fin de ponerlos en línea con los precios de los disquetes.

Sinclair QL queda suspendido de producción en 1985 para ahorrar dinero (la compañía admitió una pérdida de 18,3 millones de libras). Cuando Amstrad adquirió la empresa en crisis en 1986 por 5.000.000 £, se le dió la puntilla formalmente a la computadora y a la plataforma Microdrive. Amstrad estaba interesada en el formato de disco de 3 pulgadas que había comprado en Asia para su nuevo equipo orientado a eliminar las máquinas de escribir de los escritorios, el PCW8256, y quiso extenderlo, además, a otras máquinas para lograr precios más bajos a través de mayores volúmenes de compra, haciendo crecer así la base de usuarios. Así pues, Amstrad se cargó el polémico Microdrive de un plumazo.

Juego en Microdrive

Juego en Microdrive

El hecho de que el Sinclair ZX Microdrive pueda haber sido, pues, una especie de callejón sin salida en la evolución del almacenamiento de datos, no resta valor a la novedad tecnológica, ni a los esfuerzos de las personas que trabajaron en aquello, ilusionadas, para convertirlo en un sistema de almacenamiento comercial viable para los microordenadores de 8 bits. El tiempo los almacenará en su justa estantería de honor, junto a su hermano mayor, ZX Spectrum.

4 comentarios a “Sinclair ZX Microdrive: auge y caída de una tecnología de almacenamiento «revolucionaria»”

  • […] Sinclair ZX Microdrive: auge y caída de una tecnología de almacenamiento “revolucionaria” […]

  • josemi:

    Hombre, sin duda mucha gente se dejo los cuernos intentando que los microdrives funcionaran, pero sigue siendo un producto muy fallido, vamos, lo que en cristiano llamamos una mierda.

    Para empezar, el precio no era tan bueno. La unidad en si podia ser barata, ya que contenia solo la parte mecanica, pero era con el truco de que habia que comprar el Interface 1 que contenia el controlador, con lo que la factura subia ya a un precio no muy lejano a una unidad de disco.

    Con un sistema parecido, otra marca creo el wafadrive, que funcionaba mejor aunque compartia muchos de los problemas del microdrive. En cualquier caso, enseguida aparecieron sistemas de diskette para el spectrum. El problema fue que realmente no se impuso ninguno, y te podias encontrar con unidades de 5 1/4, 3 1/2, o 3. (luego Amstrad saco el 3+, pero para entonces el spectrum estaba obsoleto)

    En España habia el problema ademas que no hubo importaciones grises de Interfaces ni Microdrives, asi qeu habia que pagar el precio oficial mucho mas caro que en inglaterra (recordemos que el Spectrum se hizo popular aqui por las importaciones directamente desde Inglaterra, que valian como la mitad de la importacion oficial).

    COmo comentas, el sistema era lento, no tan lento como el casette, claro, y de poca capacidad incluso para la epoca. Pero la forma de funcionamiento hacia que si colocaban una cinta mas larga, la lentitud seria todavia mayor, era un sistema de poco futuro desde el principio.

    Pero el principal problema era la fiabilidad tirando a nula. La elongacion de la cinta era un quebradero de cabeza total. Se recomendaba siempre formatear el cartucho varias veces antes de grabar datos, para que la cinta se estirara al maximo. Los cartuchos iban disminuyendo de capacidad con el tiempo, segun se marcaban sectores malos. Pero la propia unidad se desajustaba con facilidad, y podia dejar de leer cartuchos enteros.

    Lo cierto es que no te podias fiar del microdrive, y eso se supo enseguida, incluso en una epoca en que no existia internet. Confiar algo importante a un microdrive era un suicidio, y enseguida se corrio la voz. Esto no solo fastidio el uso empresarial del Spectrum, tambien fue una de las razones del gran porrazo que se dio en su dia el QL, y por extension, una de las razones por las que Sinclair Research paso de la gloria al fracaso absoluto en meses.

  • […] Sinclair ZX Microdrive, auge y caída de una tecnología de almacenamiento “revolu…: “Clive Sinclair afirmó el 23 de abril de 1982 que tenía intención de revolucionar el mundo del almacenamiento del ordenador personal. Un sistema significativamente más barato que el establecido en el momento por las 5,25 pulgadas y, también, que los formatos emergentes de unidades de disquete de 3,5 pulgadas, el juguete nuevo del tío Clive iba a ‘cambiar el panorama de la computación personal’. Quizás exageró un poco; este notable avance tardó más de dieciocho meses en llegar al mercado y se convirtió en un sinónimo de retrasos y decepción. Esta es su historia.” ¡Genial! […]

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