De la tarta al pastelito (o cómo Microsoft ahorra en azúcar)

Mozillero enseñando tarta

Mozillero enseñando tarta

Existe una vieja historia de amor dulce entre compañías de software que, para ser sincero, había escuchado hace años y, hasta hace bien poco, había olvidado por completo. Sin embargo, durante los últimos meses, varios blog del sector tecnológico la han recuperado para devolverla a la palestra, haciéndome recordar y reflejar aquí para todos los lectores la más bonita y empalagosa crónica traída directamente desde el mundo 2.0 de la golosina, esquina de la calle caramelo con la avenida de las piruletas de frambuesa.

La Fundación Mozilla es una organización sin ánimo de lucro encargada de liderar un proyecto de desarrollo de programas de software libre entre los que se encuentra el navegador web Firefox, descendiente más o menos directo del antiguo Netscape Navigator. La primera versión estable de Mozilla Firefox se liberó en el año 2004, comenzando lo que se dio en llamar la guerra de navegadores de Internet, pues la escasa competencia que hasta el momento había tenido Microsoft Internet Explorer (hoy Windows Internet Explorer) se veía ahora amenazada por la aparición del nuevo producto.

Desde aquel momento, los gráficos de uso de los navegadores empezaron a cambiar, haciendo descender la línea dominante de Internet Explorer mientras que, por su lado, ascendía frenéticamente la de Firefox. El equipo de desarrollo de Microsoft tendría en aquel momento la más severa de las presiones encima de su cabeza, sin embargo optó por el buen rollo pastelero, mitad en bromas y mitad de cachondeo.

Tras la aparición de Firefox 2, los trabajadores de Internet Explorer decidieron enviar un goloso regalo a sus competidores: nada más y nada menos que una flamante tarta de nata y crema de moca con logotipo amenazante incluido (imagen siguiente). Sospecho que, en aquel momento, a los integrantes del equipo de Firefox se les pasó por la cabeza la idea de ni probar aquel dulce por si viniera envenenado al más puro estilo manzanero de Blancanieves. Pero después de que el gordinflón goloso del grupo se comiera una porción, y allí vieran todos que no pasaba nada, la tarta fue devorada sin piedad, comenzando por la e aureolada de chocolate.

La tarta para Firefox 2.0

La tarta para Firefox 2.0

El detalle se agradeció, y el gigante de Redmond lo convirtió en costrumbre, remitiendo una tarta a sus enemigos de mercado por cada versión mayor nueva que producían, esto es, obviando versiones menores intermedias como Firefox 1.5 o Firefox 3.6. Así pues, en junio de 2008, Mozilla recibió su tarta por Firefox 3; y, en marzo de 2011, otra más por Firefox 4. Ambas tartas se pueden ver a continuación.

Las tartas para Firefox 3.0 y 4.0

Las tartas para Firefox 3.0 y 4.0

La tradición se ha mantenido hasta la actualidad, pero con un pequeño cambio de diseño. El problema es que, como se puede comprobar, Mozilla lanzaba sus versiones de Firefox con una periodicidad media de dos años o más, pero ahora ha variado su estrategia y, sólo en 2011, han salido tres versiones mayores del software navegador (Firefox 4, 5 y 6). Claro, Microsoft se ha planteado que el mundo no está para derrochar en azúcar enviando suculentas tartas cada dos meses, y ha decidido continuar su simpática maniobra pero reduciendo drásticamente el tamaño de las tartas a un diminuto pastelito prácticamente de bocado. Véanse a continuación los dos últimos y rácanos envíos de la compañía del tío Bill.

Los pastelitos para Firefox 5.0 y 6.0

Los pastelitos para Firefox 5.0 y 6.0

Comentan los expertos que el cambio del espacio de tiempo entre versiones de Firefox responde a la fuerte irrupción en el mercado del tercer navegador en discordia, Google Chrome. Sin embargo, yo estoy seguro de que los chicos de Mozilla lo que quieren es que el equipo de Internet Explorer les mande más tartas y más tartas, ya sea por simple glotonería o por putear el ambiente.

Lo malo es que, sea como fuere, el tiro les ha salido por la culata. Los pastelitos de Microsoft son cada vez más pequeños, y se comenta que, como sigan jodiendo la marrana, para la próxima versión se apañan con un caramelo de menta chupado.

Dejando las bromar aparte, la realidad es que Microsoft no suele hacer las cosas a la ligera ni cuando agasaja a sus contrincantes. En cada tarta parece que es posible encontrar detalles ocultos cual huevos de pascua en sus navegadores. Por ejemplo, se dice que la primera de ellas es en blanco y negro porque el equipo de Internet Explorer veía a Firefox 2 como un navegador muy antiguo e inexperto para la época. También se comenta que la dos letra «T» de la firma («Love, The IE Team») en la segunda tarta son dos sietes evidentes, haciendo referencia a su Internet Explorer 7, predominante en la época y con un apoyo de la crítica bastante importante. Asimismo, se dice que los últimos pasteles son tan pequeños porque Microsoft no considera las versiones 5 y 6 de Firefox como versiones mayores, ya que no incluyen características novedosas y son sólo versiones recicladas con añadidos poco relevantes.

En fin, todo ello suena más bien a teorías de conspiranoicos en contra de Internet Explorer que a otra cosa más fundada. En cualquiera de los casos, el guiño de los de Redmond hacia Mozilla resulta curioso y, por qué no, pleno de competitividad sana y juego limpio. Nunca viene mal que tus contrincantes te feliciten por el trabajo bien hecho. Aunque lo que no entiendo es por qué demonios no mandan tartas también a los equipos de Chrome, Opera, Safari y otros. Quizás no haya tanto amiguismo de por medio. Quién sabe.

3 comentarios a “De la tarta al pastelito (o cómo Microsoft ahorra en azúcar)”

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