Chema Alonso: del lado del mal a ‘El Hormiguero’

Chema Alonso

Chema Alonso

Ayer, Chema Alonso (conocido como Maligno) apareció, para sorpresa de los que le seguimos hace años, en el programa ‘El Hormiguero‘ de Antena 3 explicando una de las técnicas que diversos hackers habían utilizado para hacerse con las fotografías de desnudos de famosas en el conocido como Celebgate (bautizado así por las entrañas más irreverentes de 4chan). Chema, para el que aún no le conozca, es Ingeniero Informático, Ingeniero Informático de Sistemas y Doctor en Seguridad Informática, casi nada. CEO en Eleven Paths, uno de los artífices de 0xWORD, Director del Master de Seguridad de Información en la Universidad Europea de Madrid, colaborador en programas radio, autor de libros de hacking y seguridad informática, conferenciante y un largo etcétera de los que quita el hipo sólo con hacerse una idea siquiera. Ah, por cierto, y Productor Ejecutivo en Cálico Electrónico (¿a que esto no te lo esperabas?) y, como no, editor del blog Un informático en el lado del mal.

Antes de seguir, vamos a ver el vídeo del fragmento en el que Chema reproduce un ataque a iCloud, concretamente a una cuenta falsa creada para el evento y que simula pertenecer al mismísimo Pablo Motos, conductor del programa.

Como se puede observar, el ataque es de lo más tontuno del universo; es un viejo phishing de manual de instrucciones alimentado por características de seguridad muy poco fiables del cliente de correo de Gmail para iPhone y de la propia Apple. Él, en su blog, lo explica técnicamente a las mil maravillas, por lo que sólo vamos a hacer un repaso somero para primerizos.

Apple no se empeña mucho en evitar el spoofing de sus direcciones IP, por lo que cualquiera puede enviar un correo electrónico en nombre de la compañía sin que se levante demasiado revuelo. Por su lado, Gmail no se empeña demasiado en hacernos ver que la procedencia no es la registrada para Apple; quizás por desidia, quizás por «la culpa es tuya, arréglalo tú». Asimismo, el cliente de Google para dispositivos iPhone es bastante difuso escupiendo alertas de navegación externa y, además, lanza dicha navegación en objetos Web View que ocultan la barra de direcciones y, por tanto, la URL (falsa) en la que nos encontramos.

Vamos, un cúmulo de despropósitos que puede hacer que un usuario poco experimentado (o, incluso, uno más o menos experto) caiga como un panchito en la trampa, enviando su cuenta de usuario y su contraseña al atacante sin percatarse del engaño. ¡Y cómo funciona el cerebro humano, señores!, que tras el robo de nuestros datos, la falsa web nos tira un error y nos redirige a la web buena, la real, en la que volvemos a escribir nuestros datos y pasamos a la primera. Nuestra cabeza nos dice «habré introducido algo mal la primera vez», nunca nos sugiere «me acaban de robar todo lo robable«.

Lo que eché de menos ayer en ‘El Hormiguero’, quizá por falta de tiempo y por las prisas televisivas, fue una aclaración de la solución a este problema, es decir, algo tan sencillo como explicar cómo desactivar los respaldos y las sincronizaciones en la nube Apple, así como eliminar las copias de seguridad que allí ya se encuentren. Algo sencillo de realizar y que termina con el problema de raíz.

En fin, Chema Alonso, aferrado a su inseparable rayado gorro de lana, estuvo como pez en el agua exponiendo un tema que se ha puesto de moda a cuenta de las últimas filtraciones, pero que es tan viejo como la Red misma. El tío en un crack del asunto y vale su peso en bitcoins, por lo que aconsejo a cualquiera que se interese un mínimo por su seguridad digital que le siga en su blog, su cuenta de Twitter, su perfil en Facebook o donde quiera que sea, pero que esté al tanto de lo que cuenta este hombre, que no tiene desperdicio alguno.

¿Es leche lo que compramos en esos envases que pone «leche»?

¿Leche?

¿Leche?

Hombre, leche sí es, pero dista mucho de tener las mismas propiedades que cuando salió de la ubre de la vaca.

En tiempos pasados, nuestros padres y abuelos bebían la leche directamente de la tetilla mientras el ganado vacuno era ordeñado. Esto, a nosotros, probablemente nos provocaría una diarrea de una semana de duración. Y no porque la leche sea hoy en día peor que antes, o porque esté más contaminada con gérmenes, sino porque nuestros antepasados estaban fabricados de otra pasta y bebían agua de los manantiales naturales en los montes; comían la fruta, sin lavar, directamente de los árboles; y dormían la siesta junto al ganado en invierno para no tener frío. Y, mire usted, que no había ni alergias, ni intoxicaciones alimentarias, ni tonterías de esas modernas, porque ellos convivían con los gérmenes y estaban inmunizados.

En España, la legislación obliga a pasteurizar la leche como mínimo (y también otros productos: zumos, helados, salsas, bebidas…); es ilegal vender leche cruda. La pasteurización es un proceso térmico que consiste en elevar la temperatura del producto durante un tiempo determinado. Elevar la temperatura, o calentar, es necesario para matar muchos de los gérmenes que puede tener, en este caso, la leche. El tiempo de duración se introduce para controlar que ese aumento de calor no se extienda mucho, con el objeto de que el proceso no afecte a otras propiedades de la leche como el sabor, el color o la textura y, también, para que se garantice la no destrucción de determinados organismos no patógenos del líquido.

Pasteurizador

Pasteurizador

La pasteurización se suele realizar por debajo de los 100º C y durante unos pocos segundos (o varios minutos, en función del calor aplicado). Existen tres tipos de procesos bien diferenciados: pasteurización VAT o lenta (a 63º C durante aproximadamente media hora), pasteurización a altas temperaturas durante un breve período, o HTST, High Temperature/Short Time (a 72º C durante 15 segundos, más o menos) y el proceso a muy altas temperaturas o ultrapasteurización, también conocido como UHT, Ultra-High Temperature (138º C durante 2 ó 3 segundos).

A mayor temperatura, peor para la leche. En este país, hace años, la leche se compraba pasteurizada por el método HTST, el VAT se desechó enseguida por lento y costoso. Y ahora se vuelve a poner de moda, y es que volvemos a encontrar en los supermercados leche fresca refrigerada. Porque la leche fresca hay que conservarla en nevera y caduca a los pocos días. Es un organismo vivo.

¿Por qué se inventó, entonces, el pasteurizado UHT (el que lleva el 99% de las leches hoy)? Muy sencillo. Los grandes productores de leche (entre ellos Calidad Pascual, anteriormente Grupo Leche Pascual) necesitaban un margen de tiempo para transportar su producto de una punta a otra del mundo, aumentando así sus mercados y sus beneficios. Evidentemente, la leche, con su cortito período de caducidad, no servía para estos menesteres.

Leche UHT en conserva

Leche UHT en conserva

El pasteurizado UHT presentaba, además, múltiples problemas técnicos, como el calentado y subsiguiente enfriado en pocos segundos de una masa grande de líquido y, también, el posterior envasado y almacenamiento. Para solventar el primero de los problemas, depués de muchas tentativas de prueba y error, se utilizó un intercambiador de calor, aplicando vapor y variaciones de presión. Para el segundo problema se inventó en Tetra Brik. Pascual y Tetra Pak hicieron juntas el negocio del siglo en España, vendiéndonos como la mejor leche del mundo aquello que era un subproducto de muy baja calidad y muy mareado.

La leche pasteurizada a la antigua usanza presenta características organolépticas más parecidas a las de la leche cruda. La leche UHT, al haber sido sometida a una temperatura más elevada, sufre más transformaciones, se degradan algunos compuestos y se forman otros que pueden cambiar el olor, el sabor y el color de la leche. Si a todo eso le añadimos la manía que nos ha dado por comprar leches desnatadas o semidestanadas, el despropósito es aún mayor.

Cuando le quitamos la grasa a la leche, nos estamos deshaciendo de todo lo bueno que tiene, pues el calcio, la vitaminas liposolubles A y D y otros elementos van «anclados» químicamente a la propia nata. ¡Y luego no nos extraña ver leches desnatadas enriquecidas con calcio y vitaminas! ¿Qué demonios están haciendo? ¿Le quitan las vitaminas a la leche y luego se las vuelven a poner? ¿De dónde las sacan, de otra leche? ¿Y el calcio? Todo esto es una auténtica locura. La leche tiene muy poquita grasa y prácticamente no aporta calorías.

Composición de la leche de vaca

Composición de la leche de vaca

Lo que mucha gente no sabe es que, las grandes productoras, a las lecherías les pagan su leche en función de la grasa que tenga, porque así se mide la calidad del producto. Ponen unos baremos muy altos, para que prácticamente no se puedan conseguir, y les penalizan por los porcentajes de nata que no alcanzan. ¿Qué hacen después con todo ese producto tras desnatar le leche? Pues un verdadero negocio: venderlo para la elaboración de otros alimentos.

Esta es la razón por la cual, aunque muchas personas suelen argumentar que en realidad beben poca leche (o ninguna), la mayor parte de los lácteos que ingieren les llega de forma camuflada. Esto es fácil de constatar dando un paseo por el supermercado y leyendo las etiquetas de composición de los alimentos. Por ejemplo, hoy en día es realmente difícil encontrar un producto de panadería (pan de molde, galletas, bollería, etcétera) que no lleve algún lácteo (nata, sólidos lácteos, suero, proteínas de leche, leche en polvo…).

Los procesos de esterilización (pasteurización, UHT, etc.) se nos han vendido como una medida de seguridad para el consumidor, para eliminar todos los gérmenes. En realidad, estos procesos (sobre todo los más agresivos) no higienizan la leche (continúa igual de sucia), pero transforman sus cualidades convirtiéndola en un producto muerto. Al estar muerta, lo que sí se consigue es hacerla menos perecedera, es decir, que dure en los almacenes durante muchos meses, evitando pérdidas económicas.

La máxima expresión de toda esta locura se da en barbaridades como separarla del agua, convirtiéndola en leche en polvo, añadirle omega 3 (aceites procedentes del pescado en gran mayoría) en vez de grasa láctea o realizar nuevas pasteurizaciones cuando la leche va a caducar. Sí, no es ninguna leyenda urbana, las empresas tienen determinado por ley el número de pasteurizaciones que se puede realizar a un producto. ¡Existe incluso una máquina que se encarga de rajar los briks en una cadena para devolver el contenido a la pasteurizadora otra vez!

La próxima vez que acudamos al súper tendremos la obligación de recordar dirigir nuestros pasos hacia la nevera para adquirir leche entera fresca pasteurizada, dejando el brik de leche UHT (que es una conserva) a nuestras espaldas. Ganaremos en salud y en vitalidad, y nuestro bolsillo nos los agradecerá.

También podemos recurrir a las máquinas expendedoras de leche fresca que cada vez pueblan más la geografía española y que, además, eliminan los intermediarios entre productor y cliente, reduciendo enormemente los precios.

Máquina expendedora de leche fresca

Máquina expendedora de leche fresca

‘Teletax’: el contador público de pasos telefónicos de los ochenta

Télétaxe

Télétaxe

A cuenta de una conversación veraniega, de esas que no llevan a ningún lado y se gestan alrededor de una cerveza bien fría, vino a mi memoria uno de esos cachivaches de mi infancia que prácticamente había echado en el olvido, pero que tantos buenos e inocentes ratos me hizo pasar; mirada fija, ojos como platos y concentración permanente en guarismos giratorios.

El Télétaxe era un aparto feo, resultón y muy práctico. Parido y asacado por la empresa helvética Sodeco, con la precisión de un reloj suizo contaba el tiempo que dedicábamos a hablar con nuestros seres queridos desde locutorios telefónicos cuando estábamos de vacaciones, con el jefe desde el bar de abajo cuando el partido no había terminado aún o con el encargado de la grúa desde una gasolinera en medio de ninguna parte cuando nuestro coche había decidido no seguir rodando ni un minuto más.

Télétaxe ochentero

Télétaxe ochentero

Télétaxe era su denominación comercial, pero en España se le conocía con el adoptado nombre de ‘Teletax‘, que es como se pronunciaba en su lengua original y como nuestros mayores, la mayoría mudos totales para los vocablos extranjeros, lo pronunciaban. Así escrito aparecía también en los manuales de montaje y reparación de la empresa Telefónica en la época (como se puede observar en la imagen de más abajo), y así lo conocía todo perro de pichichi en aquellos tiempos.

Télétaxe viejuno

Télétaxe viejuno

En los ochenta y noventa de nuestro país se puso de plena moda, como las hombreras y los chalecos, pero el Télétaxe era ya unas cuantas décadas más antiguo por Europa y Estados Unidos. Realmente era lo que se conocía como un indicador de tasas o tarifador de llamadas; contaba pasos telefónicos y, en función de ello, el propietario del aparato calculaba la tasa que debía cobrarte por el uso del teléfono (público). El «paso» era aquello que se inventaron las compañías telefónicas para controlar el tiempo de conexión. Una rueda de plástico numerada (después serían digitales, como se puede observar en la última imagen de esta entrada) realizaba un giro cada equis tiempo y a aquello lo llamaban «paso»; después sólo había que multiplicar el número total de pasos por tantas pesetas (o céntimos de peseta) que se aplicaba a cada uno de ellos. Años después, a finales de los noventa, el gobierno obligaría a las telefónicas a facturar en segundos, tanto aparatos públicos como privados, que resultaba en un cálculo mucho más objetivo del tiempo que habíamos invertido en hablar por teléfono.

Hojas del manual de asistencia técnica (clic para ampliar)

Hojas del manual de asistencia técnica (clic para ampliar)

Normalmente se instalaba siempre un emisor e indicador de tasas de 12 kHz entre el contador del abonado y la central de telefonía. El Télétaxe tenía dos hilos de cobre de entrada, al igual que cualquier teléfono. Sólo cuando existían inconvenientes técnicos para el funcionamiento (por problemas de la infraestructura) se instalaba un indicador de tasas de 50 Hz. Asimismo, en los locutorios se podía montar en la línea, como equipo complementario, lo que se conocía como contador visible, que era una extensión del indicador de tasas que, colocado en la cabina, permitía al usuario observar los pasos transcurridos simultáneamente a la conversación que estaba manteniendo. La función era la del propio autocontrol por parte del interlocutor, para que luego no hubiera sorpresas.

Hojas del manual de instalación (clic para ampliar)

Hojas del manual de instalación (clic para ampliar)

El Télétaxe tuvo también su puntito de polémica, y es que desde su instalación, las reclamaciones comenzaron a llover en aguacero contra Telefónica por el mal funcionamiento del cacharro o por el presunto manipulado del sistema por parte de la compañía para que midiera barriendo para casa. Por ejemplo, el diario El País recoge en su hemeroteca de cartas al director [no se señala enlace al original en web por ser medio AEDE] una queja, de 1977, de un usuario que aseguraba lo siguiente:

[…] Cada paso de contador hasta las ocho de la tarde (teóricamente) se produce aproximadamente cada dos segundos en conferencias con la península, siendo cada cuatro segundos, aproximadamente, a partir de las ocho de la tarde y hasta las ocho de la mañana. Yo he comprobado por Radio Nacional de España que esto no se produce hasta las 20.05, y a veces, como ayer día 30-12-76, hasta las 20.10. Yo me pregunto: ¿No usan relojes en Telefónica? ¿Por qué esta falta de puntualidad?

Comprobamos, pues, que los ánimos ya estaban calentitos en el momento inicial de esta tecnología en España. O eso, o es que siempre ha habido tiquismiquis que, ya en aquel momento, estaban con una mano en el ‘Teletax’, con un ojo en el reloj de la iglesia del pueblo y con una oreja pegada al transistor a la escucha de la señal horaria de Radio Nacional de España. ¡Jesús, qué país!

En fin, Serafín. Que nuestra infancia transcurrió con la completa ausencia de teléfonos móviles y seguimos vivos. Que cuando salíamos por ahí y necesitábamos llamar a casa, hacíamos uso de las cabinas telefónicas instaladas a tal efecto. Que en época vacacional viajábamos a lugares de veraneo donde había locutorios plagaditos de aparatos TRM (Teléfono Regular de Monedas) y de artilugios de Télétaxe (que aún se pueden conseguir por ahí), en los que había que hacer cola en hora punta para llamar a la familia y decir que todo iba bien. Y la abuela que se enrollaba como una persiana, y nuestro padre que nos miraban con ojos asesinos y nos susurraban gesticulando «¡corta, córtala ya, que corre el teléfono!».

Y así era la vida antes. Pero ahora sabemos, de buena tinta, que el teléfono nunca ha corrido, lo que corría era el cabrón suizo del ‘Teletax’.

'Teletax' digital español de los noventa

‘Teletax’ digital español de los noventa

‘Duet’, el corto de Google y la magia de Disney

A Google le ha dado por hacer cortos de animación; ¡tiembla Disney! La iniciativa Google Spotlight Stories, creada para una campaña publicitaria de Motorola, mezcla arte, historias y tecnología. Este es su tercer corto, y es alucinante, sobre todo porque se ha encargado de su factura el mismísimo Glen Keane, animador, autor, ilustrador y director estadounidense conocido por haber trabajado para Disney en películas como ‘La sirenita’, ‘Alladdín’, ‘La bella y la bestia’ o ‘Enredados’.

No en vano, la pequeña película destila magia Disney por los cuatro costados. Imprescindible visionado. Por cierto, el corto se titula ‘Duet‘.

teknoPLOF! ya existe en las entrañas de Google Plus

teknoPLOF! en Google Plus

teknoPLOF! en Google Plus

Desde ahora mismito podéis encontrar a teknoPLOF! en su propia cuenta de Google+. No es que seamos muy amigos de la red social de la gran G por estos lares (más que nada porque no la visita ni Perry), pero es que nos hemos enterado de que, para el tema de la estrategia SEO, los chicos de Google pasan de Facebook, de Twitter y de todo lo que no sea googleano propio. Cosa que, por otro lado, me parece normal; cada uno barre para su casa.

Así que hemos decidido prostituirnos para conseguir arañar alguna visitilla más, por qué no ser honestos. Además, al igual que ocurrió con nuestra inmersión en Facebook y en Twitter, en Google+ podréis encontrar todas las entradas de este blog, desde la primera primerísima hasta esta misma.

Saludos desde las trincheras digitales, y esperamos que sea de vuestro agrado este nuevo cambio. A alguno seguro que le viene bien, y con eso nos conformamos.

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