Manifiesto “En defensa de los derechos fundamentales en Internet”

Eneko (20minutos.es)

Eneko (20minutos.es)

Ante la inclusión en el Anteproyecto de Ley de Economía sostenible de modificaciones legislativas que afectan al libre ejercicio de las libertades de expresión, información y el derecho de acceso a la cultura a través de Internet, los periodistas, bloggers, usuarios, profesionales y creadores de Internet manifestamos nuestra firme oposición al proyecto, y declaramos que: 24P87N95X6MY

1. Los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos, como el derecho a la privacidad, a la seguridad, a la presunción de inocencia, a la tutela judicial efectiva y a la libertad de expresión.

2. La suspensión de derechos fundamentales es y debe seguir siendo competencia exclusiva del poder judicial. Ni un cierre sin sentencia. Este anteproyecto, en contra de lo establecido en el artículo 20.5 de la Constitución, pone en manos de un órgano no judicial —un organismo dependiente del Ministerio de Cultura— la potestad de impedir a los ciudadanos españoles el acceso a cualquier página web.

3. La nueva legislación creará inseguridad jurídica en todo el sector tecnológico español, perjudicando uno de los pocos campos de desarrollo y futuro de nuestra economía, entorpeciendo la creación de empresas, introduciendo trabas a la libre competencia y ralentizando su proyección internacional.

4. La nueva legislación propuesta amenaza a los nuevos creadores y entorpece la creación cultural. Con Internet y los sucesivos avances tecnológicos se ha democratizado extraordinariamente la creación y emisión de contenidos de todo tipo, que ya no provienen prevalentemente de las industrias culturales tradicionales, sino de multitud de fuentes diferentes.

5. Los autores, como todos los trabajadores, tienen derecho a vivir de su trabajo con nuevas ideas creativas, modelos de negocio y actividades asociadas a sus creaciones. Intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no es ni justo ni realista. Si su modelo de negocio se basaba en el control de las copias de las obras, y en Internet no es posible sin vulnerar derechos fundamentales, deberían buscar otro modelo.

6. Consideramos que las industrias culturales necesitan para sobrevivir alternativas modernas, eficaces, creíbles y asequibles y que se adecuen a los nuevos usos sociales, en lugar de limitaciones tan desproporcionadas como ineficaces para el fin que dicen perseguir.

7. Internet debe funcionar de forma libre y sin interferencias políticas auspiciadas por sectores que pretenden perpetuar obsoletos modelos de negocio e imposibilitar que el saber humano siga siendo libre.

8. Exigimos que el Gobierno garantice por ley la neutralidad de la Red en España ante cualquier presión que pueda producirse, como marco para el desarrollo de una economía sostenible y realista de cara al futuro.

9. Proponemos una verdadera reforma del derecho de propiedad intelectual orientada a su fin: devolver a la sociedad el conocimiento, promover el dominio público y limitar los abusos de las entidades gestoras.

10. En democracia las leyes y sus modificaciones deben aprobarse tras el oportuno debate público y habiendo consultado previamente a todas las partes implicadas. No es de recibo que se realicen cambios legislativos que afectan a derechos fundamentales en una ley no orgánica y que versa sobre otra materia.

NOTA: Este manifiesto, elaborado de forma conjunta por varios autores, es de todos y de ninguno. Se ha publicado en multitud de sitios web. Si estás de acuerdo y quieres sumarte a él, difúndelo por Internet.

FUENTE: La imagen de cabecera de este post es de Eneko de 20minutos.es y tiene licencia Creative Commons.

El vicio del silicio (o lo que eran los audiobaudios)

El vicio del silicio

El vicio del silicio

Hace unos cuantas entradas prometí que explicaría lo que fueron los audiobaudios. Pues bien, ha llegado el momento. Activen sus etiquetas XML de <nostalgia> y </nostalgia> porque vamos a remontarnos a los albores de la informática en este país. Y es que aquel año (1982) en que a mi padre le trajeron mi padre trajo (corrección paterna = orden directa) de Inglaterra un ZX Spectrum, cuando todavía en España no se vendían, yo creo que aquel año cambió mi vida para siempre. Tenía yo sólo 8 añitos (prohibido hacer cuentas para calcular mi edad actual) y ocurrió esto.

Me acuerdo que el enano de teclas de goma, con sus flamantes 48 Kb de memoria, estaba guardado en un cajón bajo el mandato paterno de no tocar porque se podía romper (miedo me daba a mí abrir aquel cajón). Los fines de semana, mi padre lo sacaba, lo conectaba al televisor y pacientemente se empapaba, manual de instrucciones en mano, de cómo demonios funcionaba aquel cacharro negro con algo llamado BASIC como telón de fondo.

Un día, por la mañana, me llamó y me dijo que observara la pantalla. Recuerdo que ponía algo así como «dime tu nombre» o «cómo te llamas». Yo, con la pericia mecanográfica que caracteriza a un niño de ocho años, escribí en 3 minutos mi nombre. ¡Qué cansino era buscar ocho letras con ocho años y el dedito índice estirado! Automáticamente, y tras pulsar la tecla ENTER, aquel nuevo juguete me saludó diciéndome «Hola, Jonathan. ¿Qué tal estás?» ¡Guau! Yo flipaba en colores y por momentos. Aquello de los ordenadores molaba; eran seres inteligentes capaces de saludarte (bendita inocencia). Cuando descubrí que con un INPUT, un PRINT y un algo llamado variable (que llevaba el signo del dólar por detrás) aquella magia se evaporaba y era yo quién decidía cuán inteligente era o no aquella máquina, en ese momento, digo, comenzó mi relación con los ordenadores y el mundo de la programación.

Tres años después, en 1985, yo ya tenía totalmente controlado el BASIC del Spectrum y había hecho programitas, pequeños juegos y hasta felicitaciones de cumpleaños con dibujitos en movimiento y música. Pues resulta, fíjate tú, que fue precisamente en ese año cuando apareció en las ondas hercianas un programa de radio llamado El vicio del silicio. Duró poco en antena, hasta 1987, aunque para aquella época eso era todo un éxito.

El vicio del silicio (de 50 minutos más o menos de duración) se emitía en Radio Bilbao, por la emisora de Los 40 principales, de 9 a 10 de la noche de los sábados. Estaba conducido por Fermín Rotaetxe, que era un disc-jockey de la SER apasionado de los ordenadores, y en él participaban varios locutores más como Juan Carlos Otaola, Cristina Ardanza, Yolanda López, Borja Bilbao, Juan Carlos de Rojo o Jesús Mari de la Riva. La temática era los ordenadores y la informática de la época, y estaba dividido en varias secciones o bloques. Sin duda fue el pionero de los programas radiofónicos sobre tema informático en Euskadi y probablemente también en España.

Escucha una de las sintonías del programa.

Existía una sección de noticias en la que se informaba sobre las últimas novedades del mundillo, otra sección de compraventa de material informático denominada «Mercabit», otra de análisis y valoraciones de videojuegos en la que se ofrecían consejos y trucos (los famosos POKES) y una sección muy especial llamada «Audiobaudios». Y aquí llega la madre del cordero de este post.

 

Locutores de El vicio del silicio

Locutores de El vicio del silicio

Si echamos un poco para atrás el carro de la memoria, podemos recordar que en aquella época los ordenadores tipo Spectrum, Amstrad o MSX leían y escribían datos en cintas magnéticas de casete. Eran interminables minutos esperando a que cargara un juego, con el <morriña>chirrido desagradable</morriña> del Spectrum de fondo, para que al final te escupiera un error de carga y te quedarás allí, con cara de bobo, pensando en cargarte el azimut del casete con un destornillador porque aquello no había Dios que lo regulara. Pues sí, pimpollos modernos, el Spectrum leía los datos de una cinta mediante sonidos; cada sonido representaba un bloque de datos que el ordenador interpretaba y convertía en bits fácilmente manejables por él. Un sistema rudimentario que daba más dolores de cabeza que otra cosa. Venía a ser parecido al sonido que se oye cuando coges un teléfono y hay un fax funcionando, o como el que hacían los módems antiguos (y modernos, que todavía hay) cuando se conectaban a Internet por la línea telefónica.

Escucha el sonido de carga de un ZX Spectrum.

Bien, pues los audiobaudios fueron un invento de los chicos de El vicio del silicio. Baudio es una medida utilizada en telecomunicaciones y un palabro que en aquella época se escuchaba mucho. Se trataba básicamente de aprovechar las ondas de radio para enviar el sonido de carga de diversos programitas hasta tu receptor, donde tú, apañándotelas como podías, ponías una cinta a grabar para después endiñársela al ordenador de turno a ver si tragaba. Yo, en aquella época, no tenía aparato de radio que fuera también casete, así que ponía un grabador cerca de la radio cuando empezaban los audiobaudios y me quedaba muy calladito, muy calladito. Casi siempre las grabaciones fallaban después al cargar, pero alguna sí que recuerdo que funcionara.

Bits por el aire; WiFi de los años ochenta. ¿Quién lo diría? Lo que se recibía mediante audiobaudios eran pequeños programitas de unas cuantas líneas de código que mostraban un saludo, por ejemplo, o un POKE para algún juego, nada más allá. Hay que tener en cuenta que a más código más duración de la grabación, y tampoco era cuestión de tener a los oyentes cinco minutos escuchando los chirriditos de marras, que si va mi abuela y pone la radio en ese momento fijo que piensa que se ha estropeado y la tira a la basura. ¡Caro audiobaudio le habría salido a mi abuela!

Otro par de datos curiosos de El vicio del silicio era la existencia de Txiplicio y el boletín del Club de Usuarios. Txiplicio era una voz enlatada que recordaba a un robot computarizado. Participaba en el programa como partenaire de Rotaetxe y respondía a preguntas, hacía comentarios, emitía cuñas e incluso cantaba (creo recordar). En realidad era una voz pregrabada y generada con el programa Speaker de un Macintosh Plus, que era algo así como un text to speech de los de hoy en día al estilo Loquendo, un software que reproduce con voz un texto escrito. Lo más gracioso es que debían escribir las frases de Txiplicio fonéticamente, porque el programa estaba preparado sólo para leer en inglés. Cosa que, por cierto, hemos hecho algunos también muchas veces con los antiguos text to speech que no disponían más que de ese idioma.

Escucha la voz de Txiplicio.

El boletín del Club de Usuarios (al que servidor estuvo suscrito) era una especie de fanzine que editó El vicio del silicio básicamente para mantener en contacto a los propios socios apuntados. Cualquier oyente podía formar parte y era totalmente gratuito; te enviaban a casa el boletín. Recuerdo que, como niño que era, me encantaba el ratón orejudo que apareció en el tercer número, y no recuerdo bien si en los posteriores.

Boletín de El vicio del silicio

Boletín de El vicio del silicio

En fin, que durante tres años más o menos pudimos disfrutar de un programa de radio que fue un crack en su época y abanderó una iniciativa después copiada por muchos con el boom de la informática en años posteriores. Desde aquí mi más sentido homenaje y reconocimiento a unos profesionales que supieron hacer de mi niñez algo más que sentirse el rarito del ordenador. Y que sepan que gracias a ellos, en parte, hoy soy lo que soy y trabajo en lo que trabajo. ¡Que vuelva El vicio del silicio ya!

Puedes encontrar más información, audios y fotos en la web http://bilborama.com/evds/.

FUENTE: Las imágenes y los emepetreses de los audios han sido cedidos por el mismísimo Fermín Rotaetxe en persona. Un tío genial, desde luego.

Las descargas directas, esas grandes olvidadas

Rapidshare

Rapidshare

Hace unas semanas, con referencia al post en este blog sobre las calidades de las películas descargadas, me apuntaba por mail un lector que únicamente hacía referencia a software P2P a la hora de comentar las formas en las que se pueden descargar contenidos. Efectivamente, craso error.

Y es que las descargas directas son las grandes olvidadas en este mundo del intercambio. La posibilidad de descargar una película de forma directa desde una página web no se nos suele pasar por la cabeza como primera opción, al menos a la gran mayoría, y tendemos a tirar de la mulita o programa similar. Esto no debería ser así, porque nos estamos perdiendo un mundo de posibilidades en el que las tasas de transferencia y la continuidad de la descarga hacen de él sus mejores bazas.

Pero es que encima, y para más inri, existe una tercera posibilidad amén de los programas P2P y las descargas directas, que son las visualizaciones online de contenidos. Disponemos de la opción de visualizar la última peli de terror que más nos mola sin necesidad de descargar un sólo byte (esta aseveración sería formalmente incorrecta para un ingeniero en telecomunicaciones pijo), disfrutando del cine en línea en nuestro ordenador.

Los servicios más conocidos que ofrecen películas para descargar de manera directa son Megaupload y Rapidshare. Sí, ya sé que hay muchos más, pero me centraré en estos por ser los más utilizados según mi criterio. En realidad, estas webs son meros discos duros virtuales que nos ofrecen un montón de espacio para subir nuestros archivos. Son proveedores de almacenamiento gratuito en línea. Que queremos hacer unas copias de seguridad de nuestras últimas fotos de manera remota para tener un respaldo más por si acaso, pues las subimos a estos alojamientos. Con el añadido de que, una vez subidas las fotos en un archivo comprimido por ejemplo, podemos enviar el enlace de la descarga a nuestros familiares para compartir esas fotos con ellos, cosa que habría sido de todo punto imposible por otras vías, como el correo electrónico, debido al tamaño del fichero.

Pues bien, estos servicios han terminado por convertirse en repositorios de películas, música y diverso material que se puede encontrar también en las redes peer to peer. Sin embargo las virtudes que nos ofrecen las descargas directas pueden hacernos cambiar de método de acceso a la cultura en un pis pas. Las principales ventajas son la velocidad y la continuidad de la descarga, ya que hay que tener en cuenta que no es más que bajar un archivo de una página web. Las tasas de transferencia que ofrecen estos alojamientos son bastante altas y, por supuesto, es un archivo que comienza a bajar de inmediato y no se detiene hasta que termina, al contrario de lo que ocurre con programas como eMule o Azureus.

La ingente cantidad de material que se puede encontrar en estos sitios ha dado lugar a la aparición de webs alternativas que se dedican a recoger, ordenar y clasificar los contenidos para que le sea más sencillo al usuario encontrar lo que busca. Ejemplos muy interesantes de estos sitios web son Películas Yonkis, PelículaOn o conDescargaDirecta, donde puedes acceder y simplemente buscar lo que necesitas para dar con los enlaces (generalmente alojados en los comentados Megaupload y Rapidshare) que te llevan a la descarga directa. En algunos sitios será necesario registrarse (en conDescargaDirecta, por ejemplo), pero la mayoría te brindarán los enlaces sin más, incluso con diversas posibilidades para elegir.

Además, en estas páginas dispones casi siempre también de accesos a la visualización online de la película, con enlaces que generalmente apuntan a Megavideo, que es el sitio hermano de Megaupload, dedicado exclusivamente al alojamiento de vídeos y películas para visionar en línea. Todo un abanico de posibilidades para hacer de la experiencia del cine algo más cercano y accesible.

Pero siempre tiene que haber un pero. No todo es tan bonito como lo pintan, es un poquito más feo, aunque no mucho. El inconveniente de webs como Megaupload, Megavideo o RapidSearch es que todas ellas disponen de accesos gratuitos y de cuentas premium de pago. Si no quieres pagar un céntimo podrás bajar películas, pero a menos velocidad que si pagas. También tendrás que esperar unos cuantos segundos antes de comenzar la descarga, no podrás descargar más de un fichero a la vez, tendrás un límite diario de bajada, soportarás publicidad y otras peguillas. Además, en la visualización online tendrás también un límite diario de minutos que, una vez se haya cumplido, no te permitirá visionar un segundo más de ninguna película alojada hasta el día siguiente.

Escollos todos estos que, si bien pudieran parecer importantes, a veces no lo son tanto. Si queremos bajar cuarenta películas al día, a todo meter y todas a la vez, pues no podremos. Pero una, dos o tres, de una en una y a velocidad aceptable, sí. Los segundos que hay que esperar son pocos y la publicidad no la miramos y ya está.

De todas maneras, una cuenta de pago de un mes de duración en Megaupload o en Megavideo cuesta hoy 9,99 €, y una en Rapidshare 6,99 €. No me parecen precios excesivos (sin tener en cuenta los buenos descuentos que hay por contratar más meses) para darse de alta durante un mes y descargar a saco toda la filmografía de Jorge Sanz.

Por supuesto la moda de las descargas directas no afecta únicamente al cine enlatado, sino también a la música, los videojuegos, las series de televisión, etcétera. Series podrás descargar desde las mismas webs comentadas, música desde sitios como Mp3Release o Nuncamas.org y videojuegos desde Gratis Juegos o Juegos Completos. Pregunta al tito Google porque encontrarás también descargas directas para software, libros, manuales y todo aquello que te imagines y se pueda descargar.

Y, por si te interesa, existe software gratuito para gestionar las descargas directas de estos sitios. Hay varias opciones, pero yo te recomiendo Cryptload, un programita que lo puedes poner en castellano y es muy fácil de manejar. Sólo hay que agregarle las direcciones de los archivos que queramos y él hará una lista de descarga que irá automáticamente gestionando, esperando los segundos de rigor, descargando y esperando las horas necesarias si se sobrepasa el límite de transferencia.

También existen servicios web y plugins para navegadores que eliminan las trabas de Megaupload y Rapidsearch, pero eso lo buscas tú que yo no te lo voy a contar. ¡Ea! Tampoco cuesta tanto aceptar las normas de un servicio que de por sí ya es gratuito.

Frases con historia (III)

Pienso que hay mercado en el mundo como para unos cinco ordenadores.

Thomas J. Watson, Presidente de la junta directiva de IBM. 1948.

Hacking urbano

Máquina expendedora

Máquina expendedora

Al margen de lo que es el mundo del hacking informático, se viene desarrollando hace ya mucho tiempo una especie de variante más lúdica (y no por ello menos ilegal) que se refiere a la explotación de trucos que poseen determinados aparatos electrónicos. Y cuando me refiero a estos aparatos no pretendo hablar de videoconsolas o maquinitas similares, sino de elementos más callejeros como pueden ser una máquina de Coca-Cola, un ascensor o un surtidor de gasolina.

¿Se puede hackear un ascensor? Pozí. ¿Y con qué fin? Poyaloverás.

Todo tramánculo que disponga de circuitos electrónicos es fácilmente hackeable, y no porque se puedan explotar bugs o fallos en la programación del mismo, que también, sino porque las técnicas que se utilizan muchas veces se refieren a trucos o accesos directos que utilizan los fabricantes para testear o comprobar la máquina o para recibir determinada información de la misma. Por ejemplo, las máquinas de vending, que podemos encontrar hoy día casi en cualquier esquina (refrescos, sándwiches, café, chucherías varias, etcétera), tienen una serie de «comandos ocultos» que sólo conocen los empleados que las manejan y que permiten visualizar en sus diminutas pantallas de leds información tal como el número de unidades vendidas, los errores generados o el dinero recaudado. Estas técnicas se van poco a poco difundiendo y al final los diseñadores tienen que cambiar la máquina y hacerla menos accesible al gran público.

Pero como el movimiento se demuestra andando, vamos a ver algunos ejemplos prácticos en formato videotubo que ponen de manifiesto lo tonta que es la supuestamente alta tecnología y lo listo que puede llegar a ser el ser humano. También es posible que alguno de los siguientes vídeos sean montajes, pero se ha intentado seleccionar los más representativos y los que más credibilidad pueden proporcionar.

DISCLAIMER: Algunas de las siguientes situaciones que visualizaremos representan acciones claramente delictivas. Hombre, robar una Pepsi de un máquina puede hacer un montonazo de gracia, pero es robar y punto pelota. teknoPLOF! no se hace responsable de los comentarios ni de las actuaciones aparecidas en los vídeos, sólo hace de mero intermediario entre la información que está ahí y sus lectores.

EJEMPLO 1. El ascensor. El truco consiste en llegar de un piso a otro sin que el aparato pare en ninguna otra altura intermedia aunque alguien haya pulsado el botón desde fuera. Se realiza pulsando (y manteniendo) el botón de cerrado de puertas y el piso en cuestión. Existen otras variantes como la de pulsar el botón de cerrado de puertas y el piso al que vas durante unos segundos y luego soltar. En el ascensor de mi casa no hay botón de cerrado de puertas, sólo de apertura, pero vive Dios que me haría tanta falta como el comer, que parece que todo Dios sale de casa cuando yo le doy al botón de llamada.

 

EJEMPLO 2. La máquina de refrescos. Este me encanta porque actúa sobre las nuevas máquinas de refrescos que están empezándose a ver cada vez más, esas que tiene una especie de montacargas interno que sube a por la lata (o botella) y la trae hasta el agujero de salida. Consiste en (como apreciarás en el vídeo) introducir la mano para evitar que el refresco salga de la máquina. Después de un par de intentos la máquina detecta algún fallo al no poder expender la botella y te devuelve el dinero. La segunda vez dejas caer las dos botellas. Conclusión: dos Coca-Colas al precio de una.

http://www.youtube.com/watch?v=Ql8wDngyDvw

EJEMPLO 3. Las monedas de una máquina de Coca-Cola. Esto ya es un robo prácticamente a mano armada. Dudo mucho que funcione o siga funcionando, pero todavía quedan máquinas de estas (un poco antiguas) por muchos rincones. El truco se basa en la pulsación de un código de botones (4 – 3 – 2 – 1 – 1 – 2 – 3 – 1 – 1) para terminar pulsando el retorno de moneda (manteniéndolo). Nótese cómo al principio se pulsa el mismo botón de retorno de moneda para comprobar que no hay dinero introducido.

http://www.youtube.com/watch?v=zejYW6hKsE0

EJEMPLO 4. El surtidor de gasolina. Este truco parece servir para obtener gasolina gratis en un surtidor de esos que tienen que activarte remotamente para poder repostar. Se basa en una combinación de bombeos cortos y largos (3 cortos – 2 largos – 1 corto – 2 largos – 3 cortos) con el gatillo de la manguera. ¡Y a echar!

 http://www.youtube.com/watch?v=YK3VhyRVkN4

EJEMPLO 5. La máquina de chicles. Sí, sí, la de toda la vida de meter la moneda y girar la manivela. Ahora también se lleva mucho este sistema en otro tipo de máquinas que expenden bolas para niños con un regalito mierdoso en su interior que no vale lo que cuesta y que hace que el niño acabe jugando más con la bola del envoltorio que con el contenido. El hack consiste en utilizar una moneda de inferior tamaño (y valor, por supuesto) para, forrándola con papel, engañar a la máquina haciendo que piense que el tamaño y grosor son los correctos. Todo un éxito de un cerebro adolescente. Si es que no tendrán otra cosa en que pensar, jesusmariayjosé.

 http://www.youtube.com/watch?v=6Nupr0Rq4H4

EJEMPLO 6. La máquina de chucherías. ¡Patatas gratis! Un truco parecido al ya comentado de la máquina de refrescos. Básicamente consiste en engañar a la máquina expendedora, haciendo que crea que no ha caído el snack en cuestión, al cerrar el portón inferior en el momento preciso para, posteriormente, presionar el botón de retorno de moneda y obtener el dinero y las golosinas por la cara; sin desembolsar un mísero euro, vaya.

 http://www.youtube.com/watch?v=Xs-1Jea46mU

En fin, en el tubo podréis encontrar multitud de ejemplos más de cómo hackear prácticamente todo, desde semáforos a cerraduras de coche, pasando por todo tipo de máquinas y maquinitas electrónicas. Esto sólo ha sido un somero ejemplo de algunas técnicas más o menos elaboradas que nunca hay que poner en práctica por ser claramente delictivas. Digo, ¿no?

Y si la electrónica falla, siempre quedan las técnicas de baja tecnología como la que utiliza el elemento subversivo del siguiente vídeo. Eso sí, hay que tener el brazo largo y muy delgado.

 

Lo más importante es ir siempre con mucho cuidado, y no vayáis a enseñarle estos vídeos a vuestra hija o sobrinita, no le vaya a pasar esto:

 

Angelitos… Lo que no se les ocurra.

 

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