¿Quién no tuvo un Casio en los ochenta?

Reloj digital Casio clásico

Reloj digital Casio clásico

El mítico reloj entre los adolescentes y jóvenes de los años ochenta fue sin duda el digital de la empresa japonesa Casio. Un reloj compacto, barato y a prueba de balas. Quien tuviera un Casio podía estar seguro de que iba a tener reloj para media vida, como mínimo. 

En 1974 Casio saca al mercado su primer reloj digital, un instrumento que revolucionaría el campo de la relojería desde su invención en el año 1956 por el ingeniero búlgaro Petar Ptrov. Era de plástico malo y resistente al agua, tenía cronómetro, alarma y luz, algo que para los niños de la época representaba un paso más en el camino a la madurez: «Mira, mi reloj tiene luz». Además, el cronómetro se convirtió en un fabuloso invento para los adolescentes, porque además de servir para comprobar quién corría más de portería a portería en el patio del colegio, se utilizaba como un juego para pasar las horas muertas que consistía en intentar parar los números en una décima de segundo determinada: «Te apuesto diez regalices a que no lo paras en 33». 

Era bastante común que al Casio negro se le soltaran los muellecitos que aguantaban las correas y se perdieran. Sin embargo esto no era motivo alguno para dejar de utilizar aquel gran reloj, pues se llevaba sin correas en el bolsillo del pantalón o de la camisa. Empero, los que habían celebrado recientemente su comunión, y habían tenido la inmensa suerte de recibir como regalo un Casio metálico, no tendrían el problema de las correas. Este reloj plateado era mucho más elegante que su hermano de plástico, pero no tenía la solera y el arraigo de él. Igualmente, tampoco era tan resistente ni capaz de recoger tal cantidad de porquería por la parte en contacto con la muñeca, que luego se limpiaba pacientemente con una aguja o la punta de un portaminas

El metálico de Casio se convirtió, pues, en el líder de los presentes de fiestas y celebraciones. Pero su hegemonía duraría bien poco, pues la llegada del Casio con calculadora hizo que a los adolescentes se nos abrieran los ojos como a dibujos manga a punto de soltar ríos de lágrimas. El reloj calculadora es el jodido invento más alucinante de la historia de la electrónica. El que no tenía un reloj calculadora en los ochenta era el pringado del grupo, y eso que realizar cálculos con aquellas diminutas teclitas de goma era poco menos que una proeza: «Déjame, que yo te calculo esa multiplicación en menos de diez minutos». Se popularizó muy rápidamente entre los profesores de matemáticas (que no dejaban utilizar máquinas de calcular en los exámenes) y comenzaron a ser confiscados de manera automática al pasar por la puerta de la clase. 

Reloj calculadora (izquierda) y reloj con agenda (derecha)

Reloj calculadora (izquierda) y reloj con agenda (derecha)

En aquella época llegamos a pensar que la tecnología ya no podía avanzar más, que los adelantos en relojes de Casio habían llegado a su fin, y vivíamos en una suerte de nirvana tecnológico. Y en ese preciso instante, con premeditación y alevosía, Casio nos hizo sentir el increíble orgasmo de la experiencia de los relojes con videojuego. Estos eran un pelín más grande de lo normal, pero no importaba porque albergaban un muy limitado juego que se controlaba con dos botones localizados en la parte frontal. Yo recuerdo haber tenido la versión llamada «Moon Fight Robot», en el que manejabas un robot descabezado para intentar recoger las cabezas que caían del cielo, evitando los misiles que te hacían perder una vida: «Te dejo jugar al mío si me dejas jugar al tuyo». Las veces que me he arrepentido de haberme desecho de él, y hoy me es prácticamente imposible conseguirlo vía eBay porque o están estropeados, o cuestan una pasta indecente. Véase la colección completa de relojitos con juego de Casio (los marcados como watch). 

Reloj con videojuego (Moon Fight Robot)

Reloj con videojuego (Moon Fight Robot)

Cuando creíamos que Casio no nos podría sorprender más comenzó la incesante aparición de productos de muñeca de los que ya poco importaba que dieran la hora: relojes con mando a distancia (control remoto universal) para juguetear con las teles de los bares, relojes con agenda para las chuletas colegiales, resistentes al polvo y a los golpes, con manecillas digitales, con radio, con célula fotoeléctrica (sin pila), con pulsímetro para deportistas y friquis, con barómetro y altímetro y hasta, ya casi en el siglo XXI, relojes con GPS o con cámara digital integrada. Véase ahora una colección de hitos en la historia de Casio (desde su propia web). 

En la actualidad me consta que muchas personas conservan su Casio ochentero en perfecto estado de funcionamiento. Sin embargo, la empresa nipona mantiene una línea de diseño retro que hará las delicias de los más nostálgicos, pues la parte técnica está totalmente modernizada, pero el aspecto es totalmente vintage en la mayoría de modelos, incorporando algunos de ellos toques totalmente fashion u hortera, dependiendo de quién los mire. 

Línea moderna de inspiración retro

Línea moderna de inspiración retro

Casio siempre estuvo a la vanguardia de las innovaciones en lo que respecta a relojes, y a los más melancólicos nos produce todavía un escalofrío en la espalda ver a alguien con uno de estos instrumentos clásicos en la muñeca: «Mamá, para mi comunión quiero un Casio, que en el colegio me llaman obsoleto».

Keylogging por hardware

Hardware keylogger

Hardware keylogger

Probablemente muchos de los ahora leyentes conozcan la existencia de los programas llamados keylogger o, en castellano castizo, capturadores de teclas. Son piezas de software que, instaladas de manera traicionera en un ordenador, capturan todas las pulsaciones de teclado que se realicen para después enviarlas por correo electrónico al supuesto atacante o espía en la Red. Los más modernos capturan también pantallazos cada cierto número de minutos, webs visitadas, conversaciones de chat o contraseñas y los formularios donde se introdujeron. Los suelen utilizar también los empresarios para vigilar el rebaño.   

Lo que es menos conocido es la realidad de espías compuestos de hardware, es decir, aparatitos que conectados al teclado del ordenador registran todo aquello que tecleemos. La ventaja es evidente, los keylogger por software son fácilmente detectables por los programas antivirus y antispyware actuales, mientras que un dispositivo físico es imposible de descubrir por estos métodos. También tienen una pequeña desventaja, y es que se pueden localizar echando un simple vistazo al equipo (o no).   

Existen diversos dispositivos. Unos son simples adaptadores en línea que se colocan entre la conexión terminal del cable del teclado y el propio conector del teclado en la CPU. Se pueden encontrar en versiones PS/2 y USB, esto es, para cualquier teclado moderno. Además son muy sencillos y rápidos de instalar. Asimismo son fácilmente detectables por el usuario, pues simplemente hay que mirar por la parte trasera del equipo y localizarlo.   

Keylogger PS/2

Keylogger PS/2

Otro tipo más sofisticado es el dispositivo interno que se instala dentro de un teclado físico estándar. Su colocación es más compleja, pues requiere de la habilidad de soldar los componentes y de tener un acceso prolongado al teclado que se quiere manipular. Por otro lado son totalmente indetectables, ya que se hace necesaria la apertura física del aparato para dar con ellos.   

Otra versión es la del teclado con keylogger integrado. Son virtualmente imperceptibles a no ser que se sepa lo que se busca y donde buscarlo. Una excusa por parte de tu jefe de cambio de teclado podría llevar a generar sospechas en tu mente de procrastinador.   

Pero la sofisticación, o la necesidad de acceder a las contraseñas de un usuario, puede afinar todavía más en ingenio. Existen chips que se sueldan a la placa base de un ordenador y capturan a nivel de firmware las interrupciones del teclado interpretadas por la BIOS del equipo. En este caso, la identificación del elemento en cuestión es prácticamente imposible, siempre y cuando no se sea un experto en electrónica y se conozca a la perfección el método empleado.   

Si crees que por tener un teclado inalámbrico estás fuera de todo peligro es que estás muy equivocado. Existen otros modelos de keylogging que identifican los paquetes de datos que se transfieren desde un teclado emisor hasta el receptor conectado en la CPU. Son sniffers por hardware parecidos a los programas utilizados para capturar paquetes TPC/IP en las redes Wi-Fi. Todo un derroche de técnica imaginativa para un fin poco lícito.   

Sin embargo, en la cúspide del desarrollo friqui-científico de captura de pulsaciones nos encontramos con los keylogger acústicos y los keylogger que interfieren emisiones electromagnéticas. Los primeros (keylogger acústicos) utilizan un sistema que bien podría haber salido de un capítulo de MacGyver. Se basan en patrones compuestos por los sonidos que cada usuario produce al golpear las teclas. Aseguran que el golpeteo que se oye cuando una persona teclea es totalmente distinto al de cualquier otra, generando una especie de huella sonora personal. La velocidad al pulsar las teclas, los intervalos entre pulsaciones, la frecuencia de repetición de ciertos sonidos y el idioma en el que se escribe pueden ser muestreados para generar esos patrones y analizarlos con el fin de asignar un sonido a cada tecla. Parece ser que una grabación de estos sonidos lo suficientemente prolongada (1.000 o más pulsaciones en un teclado) sería bastante para producir un patrón e identificar las letras pulsadas.   

Con respecto al segundo método, es posible captar las emisiones electromagnéticas de un teclado con cable hasta desde 20 metros de distancia y sin estar físicamente conectado al teclado. En el año 2009, unos investigadores suizos probaron once teclados diferentes (USB, PS/2 y teclados de portátiles) dentro de una cámara semianecoica y llegaron a la conclusión de que todos ellos eran vulnerables. Esto es debido al elevado costo que supondría, aumentando muchísimo el precio de los teclados, apantallar o blindar correctamente los cables para que esas emisiones electromagnéticas no fueran apreciables. Los investigadores utilizaron un receptor de banda ancha para sintonizar la frecuencia específica de las emisiones radiadas por los teclados. Qué miedo, madre mía.   

En el siguiente vídeo se puede comprobar el resultado del experimento comentado. Ha sido un vídeo bastante controvertido en Internet, tachado de fake e incluso de broma. No queda del todo claro, pero parece que en teoría lo que nos cuentan podría ser posible, sin embargo hay un montón de cuestiones en el aire.   

   

Por último podríamos citar dos procedimientos más que, si bien no tan exquisitos y elegantes, no deben dejarse fuera de estudio. Son métodos básicamente utilizados por los ladrones para interceptar las pulsaciones en los cajeros automáticos, y que prácticamente todos conocemos ya. El primero se basa en la superposición de un teclado keylogger sobre el teclado original para que, al teclear el PIN de tu tarjeta de crédito, tanto el falso como el verdadero capturen las teclas pulsadas. Uno (el bueno) realizará su misión enviando el PIN a la máquina, y el otro guardará prudentemente en una memoria aneja la clave para luego ser utilizada ilegalmente.   

El segundo de los procedimientos utilizados por los maleantes consiste en la colocación de una cámara de grabación sobre el teclado que registra la entrada de datos del usuario. No es un keylogger en el sentido clásico, sino una estrategia, sin embargo se puede utilizar perfectamente para capturar una contraseña o un PIN.   

La mayoría de estos métodos se pueden evitar con la simple denegación de acceso físico a los equipos más sensibles, por ejemplo, bloqueando la sala de servidores de una empresa. Este es el medio más eficaz de prevenir la instalación de keylogger por hardware. Además, la inspección visual es la táctica principal para el descubrimiento de estos pequeños aparatos, ya que no se conocen métodos de detección a través de software.   

En los casos en los que se oculta de la vista la CPU del ordenador y sólo tenemos acceso a monitor, teclado y/o un ratón, como por ejemplo en algunos quioscos o puntos de acceso públicos, donde la computadora permanece oculta en una caja cerrada, el usuario podría frustrar la acción de un keylogger utilizando el teclado en pantalla del propio sistema operativo o, si no se tiene acceso a él, escribiendo sólo parte de una contraseña, cambiando de ventana, añadiendo texto basura, volviendo al cuadro de la contraseña y escribiendo el resto. De este modo la captura de tecleo será una mezcla indescifrable de la clave correcta y texto basura; a más basura, menos legibilidad.   

Teclado en pantalla para evitar el keylogging

Teclado en pantalla para evitar el keylogging

Existen otras contramedidas eficaces para librarse de los keylogger. Algunas son bien conocidas porque las utilizan hoy día los sitios web de bancos y cajas de ahorro para dar acceso a las cuentas de sus clientes. El hecho de introducir la clave mediante pulsaciones de ratón en un pequeño teclado en pantalla que, además, cambia de orden las teclas en cada inicio de sesión, es una buena táctica. También existen rellenadores automáticos de formularios por software, contraseñas de un sólo uso que proporcionan las entidades financieras para cada caso particular, reconocimiento de voz, reconocimiento táctil de gestos, etcétera.   

La paranoia tampoco es buena, pero unas medidas de seguridad básicas nos pueden evitar muchos disgustos. Estoy convencido de que después de leer este post, lo primero que vas a hacer es mirar la parte posterior del equipo de tu puesto de trabajo en busca de aparatejos raros conectados al cable del teclado. Siento haber arruinado tu día de juegos en Flash. I’m sorry, life is hard.   

Y si lo que quieres es utilizar tú algún cacharro de estos para tus oscuros propósitos, puedes echarle un vistazo al KeyDevil, al KeyGhost, al WirelessKeylogger o, incluso, fabricarte uno propio, si eres un manitas, con las pautas del proyecto de código abierto DIY. Feliz espionaje.

El mundo no estaba preparado

Nikola Tesla

Nikola Tesla

El 10 de julio de 1856 nace, en Croacia, Nikola Tesla, uno de los genios más importantes de la historia y, también, uno de los más odiados, incomprendidos, envidiados y vilipendiados. Fue un ingeniero mecánico y eléctrico, inventor y registrador de multitud de patentes que, incluso hoy día, se siguen atribuyendo a otras personas. ¿Por qué?  

Nikola Tesla tenía todas las características para ser un genio, pues era bastante reservado, un poco excéntrico y, según dicen, andaba rozando la esquizofrenia paranoide. Era una persona capaz de formular un complicado teorema matemático para, a renglón seguido, explicar cómo había escuchado voces que venían desde el espacio y le habían inspirado. Evidentemente esto decía poco en favor de su lucidez.  

Sin embargo, a lo largo de la historia ha habido grandes científicos a los que se les atribuía una pincelada de locura o enajenación y ellos sí han quedado en los anales de la ciencia y aparecen en los libros de texto. ¿Qué ingredientes secretos tenía Tesla para terminar desprestigiado con el paso de los años? Pues un par de ellos que nunca han gustado a los que financian proyectos de investigación: el altruismo y la filantropía.  

El croata-americano vivía con la obsesión de mejorar el mundo a través de sus inventos, de proporcionar bienestar y tecnología a cambio de nada, como un fin necesario para la evolución humana, fuera de todo reconocimiento, del que huía. Estas ideas siempre han sido muy hermosas en el lado de la teoría, pero el poder científico, como cualquier otro, siempre ha estado supeditado al poder económico, y si algo que cuesta dinero no da más dinero a cambio, simplemente se desecha como idea.  

Durante una temporada, y tras abandonar su pueblo natal y pasar por París para, finalmente, nacionalizarse norteamericano, Nikola Tesla trabajó con Thomas Alva Edison, por recomendación de Charles Batchelor, un inventor con el que Tesla había compartido proyectos en Francia. Tesla admiraba a Edison por los avances que éste había obtenido en asuntos eléctricos, pero el sentimiento no era mutuo. Al poco de trabajar juntos, Edison comprobó que el cerebro de Tesla pensaba mucho más deprisa y mucho mejor que el suyo y eso le provocó un profundo sentimiento de envidia.  

Edison disfrutaba de una cierta reputación en la sociedad norteamericana y no podía permitir que un muchacho de pueblo llegara para arrebatarle el puesto. Le hacía trabajar 18 horas diarias los siete días de la semana para solucionar problemas técnicos que al americano se le presentaban en sus investigaciones.  

Edison utilizaba la humillación en contra de Tesla para saciar su rencor. En una ocasión Nikola plantó cara a Thomas y describió ante sus ojos cómo podría mejorar el efecto del generador que Edison había inventado. Edison le prometió que si lo conseguía le pagaría 500 dólares de la época. Meses de trabajo después Tesla lo logró, pero Edison no le dio suma alguna de dinero, en cambio le espetó: «Tesla, usted no entiende el sentido del humor de los norteamericanos». Nikola Tesla se despidió en ese mismo momento.  

Genio asombroso, visionario e inteligente como pocos, fue sin embargo un personaje misterioso y oscuro, controvertido e incapaz de obtener beneficio de sus creaciones hasta el punto de ver cómo otro hombre recibía el premio Nobel por uno de sus inventos. En 1901, Guglielmo Marconi envió su famosa señal de radio a través del Atlántico, hecho que le hizo ganar el Nobel de Física en 1909. Lo que Marconi no dijo es que utilizó 17 patentes, nada más y nada menos, de Nikola Tesla para fabricar su rudimentaria radio. No sería hasta cuarenta años después cuando la Corte Suprema de los Estados Unidos de América reconoció el error y atribuyó la invención en exclusiva a Tesla.  

La radio, el motor de corriente alterna, la lámpara de pastilla de carbono, el microscopio electrónico, la resonancia, el rádar, el control remoto, el submarino eléctrico, los rayos X, la transmisión inalámbrica y un larguísimo etcétera constituyen el vasto compendio de inventos y patentes de Nikola Tesla. Sin embargo, si hubo una tecnología que le obsesinó durante buena parte de su vida, esa fue la de la transmisión de energía de forma inalámbrica. El hecho de poder encender una bombilla en cualquier parte del mundo si necesidad de cables es una realidad, y lo fue ya en su época, pero es una realidad que nunca se llevará a cabo por las connotaciones antisistema que posee.  

La llamada bobina de Tesla es uno de los pocos inventos que de este científico se conocen. Este aparato es un tipo de transformador resonante, compuesto por una serie de circuitos, que permite transferir energía eléctrica de un punto a otro sin ningún tipo de cableado. La idea de Tesla consistía en la instalación de gigantescas bobinas por todo el mundo que transmitieran electricidad utilizando la propia atmósfera terrestre. De esta forma, cualquier persona en cualquier punto del globo podría acceder a una fuente de energía continua, limpia y, la palabra prohibida, gratuita.  

Los grandes magnates de la época habían comprado ya todas las minas de cobre para comenzar a electrificar el país por medio de cables, por lo que Tesla era un engorroso enemigo para el engorde de sus fortunas. Además, eso de hacer llegar electricidad gratis a todo el mundo sólo podía ser una idea de un demente que no comulga con las tesis capitalistas y el modelo de negocio mercantilista. Modelo que todos sabemos que es el ideal para los que más tienen y un verdadero desastre para los que no tienen nada.  

En aquella época, Nikola Tesla andaba enzarzado con Edison a cuenta de mostrar la superioridad de la corriente alterna sobre la corriente continua del americano. En 1893 se hizo en Chicago una exhibición pública de corriente alterna, demostrando su preeminencia sobre la corriente continua. Ese mismo año, Tesla lograba transmitir energía electromagnética sin cables.  

Edison, con el objeto de disuadir sobre la teoría de Tesla, comenzó una campaña para fomentar ante el público el peligro que corría al utilizar ese tipo de corriente. Harold P. Brown, un empleado de Thomas Edison contratado para investigar la electrocución, desarrolló la silla eléctrica con el fin de demostrar sus teorías. Un golpe bajo y muy rastrero, además de un flaco favor a la humanidad.  

Nikola consiguió financiación del empresario J. P. Morgan para construir una bobina de inmensas proporciones en Chicago y comenzar así una incipiente industria de la propagación inalámbrica de energía eléctrica. Tesla tuvo que prometer a Morgan pingües beneficios para convencerle de su inversión. Sin embargo, y tras la transmisión de radio de Marconi, el industrial decidió que ya se había conseguido el objetivo y optó por no financiar ni un dólar más al proyecto de Tesla. J. P. Morgan, al igual que sus coetáneos, no supo ver tampoco las dimensiones de los propósitos de Tesla, pues sus intenciones llegaban mucho más allá que el simple hecho de hacer cruzar una señal de radio de una punta a otra del océano.  

Nikola Tesla murió en Nueva York el día 7 de enero de 1943. Se fue pobre, abandonado, olvidado y defenestrado por la comunidad académica, que nunca supo entender por qué sus artículos no les eran enviados antes a ellos que a los periódicos. El mismo día de su muerte, en plena Guerra Mundial, el FBI se encargó de requisar todos sus materiales, sus cajas y cuadernos de notas, creándose el ‘Informe Tesla’ y realizando registros en aquellos lugares donde Nikola pudiera tener anotaciones o referencias de sus inventos.  

Hoy en día las cosas no han cambiado en absoluto. Ninguna multinacional energética permitiría que se desarrollaran masivamente las teorías de Tesla, porque ello implicaría el fin del negocio para muchos y su suicidio empresarial. La electricidad inalámbrica, barata y limpia es posible, pero un mundo capitalista no concedería el más mínimo interés a tal fin. El mundo no estaba preparado entonces, pero hoy tampoco.  

Si el lector desea más información sobre Nikola Tesla y su monumental proyecto, el siguiente vídeo explica a las mil maravillas cómo una buena idea se puede volver en tu contra por la envidia, la avaricia y la mezquindad de las personas. 

http://www.youtube.com/watch?v=Zif-Y8L8y_w

Frases con historia (XI)

La teoría de los gérmenes de Louis Pasteur es una ficción ridícula.

Pierre Pachet, Profesor de Fisiología de la Universidad de Toulouse. 1872.

Nevada-tan

Cosplay macabro de Nevada-tan

Cosplay macabro de Nevada-tan

La siguiente historia podríamos dividirla perfectamente en dos mitades. Una primera parte relata un suceso de muerte y de sangre en manos infantiles; un acontecimiento que conmocionó al mundo por lo duro de digerir y por lo que supone anímica y simbólicamente la crueldad inconsciente que puede engendrar un menor de edad, en principio puro, en su interior. Hasta este punto, una narración de ese calado no tendría repercusión en este blog.  

Sin embargo, existe una segunda mitad más dura si cabe. Aquella que se refiere al posterior encumbramiento e idolatría de un acto aberrante utilizando como vía de difusión la Red de redes. Personas que, bajo la supuesta impunidad de la falsa privacidad que ofrece Internet, sacan a flor de piel sus sentimientos más viles y mezquinos, sentimientos que existen desde siempre y seguirán existiendo para siempre, pero que en la vida real son cobardemente encubiertos, y dentro de las redes de comunicaciones se magnifican y ensalzan.  

Año 2004. Escuela elemental Okubo de Sasebo, prefectura de Nagasaki (Japón); una escuela como otra cualquiera en la que los niños juegan y aprenden a ser mayores de provecho. Una pequeña de 11 años destaca sobre las demás. Se llama Natsumi Tsuji (o eso se supone) y es una estudiante modelo, saca unas notas estupendas, le gusta mucho el baloncesto, el cine y se le aprecia una especial cualidad para moverse por Internet. Dicen algunas lenguas que tiene un cociente intelectual de 140, pero lejos de conjeturas se la considera una niña sana y alegre.  

Natsumi tiene una amiga íntima de doce años llamada Satomi Mitarai, son uña y carne y disfrutan de una amistad envidiable compartiendo juegos y estudios. Sin embargo, un buen día, la tensión aparece entre las jóvenes; una estúpida discusión sobre el ridículo asunto de la popularidad entre sus compañeros y compañeras desata la enemistad entre ambas. La pubertad es realmente absurda, pero resulta hasta entrañable cuando nos percatamos de que la adolescencia eleva la imbecilidad a la enésima potencia.  

Natsumi Tsuji (izquierda) y Satomi Mitarai (derecha)

Natsumi Tsuji (izquierda) y Satomi Mitarai (derecha)

Por aquel entonces, Natsumi Tsuji ya había comenzado a interesarse por el cine y el cómic japonés de carácter violento, habiendo sido la obra más reveladora para ella la película ‘Battle Royale‘, un film nipón, considerado de culto, y que relata una situación insostenible de violencia juvenil en Japón que obliga al gobierno a encerrar en una isla anualmente a un grupo de alumnos de instituto que deben matarse entre ellos para sobrevivir. Otra de sus películas favoritas era ‘Voice‘, otra japonesa que narra la historia de una joven que se vuelve loca y se convierte en una asesina.  

La niña fue desatendiendo cada vez más sus estudios y encerrándose en sí misma. Diseñó una página web exclusivamente dedicada al mundo del terror, la violencia extrema y el guro, un género japonés que anda a medias aguas entre el hentai pornográfico más violento y el gore más desagradable de mutilaciones, sangre y escatología. Vamos, lo normal en una niña de once años.  

Dibujo de la película 'Battle Royale' y posiblemente aparecido en la web de la niña

Dibujo de la película 'Battle Royale' y posiblemente aparecido en la web de la niña

La gota que colmó el vaso fue un comentario en su web en la que la compañera y antigua amiga de Natsumi la llamaba gorda. Una preadolescente con la cabeza bien amueblada probablemente habría obviado el asunto, pero Tsuji fue creando una coraza en torno a sí. Ya no salía prácticamente de casa, e Internet era su único refugio social. Su madre la obligó a dejar el baloncesto, que tanto le gustaba, para que dedicara su tiempo íntegramente a estudiar, ya que su rendimiento académico había caído estrepitosamente. Volvería, posteriormente, a jugar a baloncesto y, a su vez, lo volvería a dejar. Se encontraba ya totalmente descolocada y marginada.  

El día 1 de junio de ese año 2004, Natsumi Tsuji llevó a su compañera Satomi Mitarai a un aula vacía. Le vendó los ojos con la persuasión de un juego de niñas y allí, sin mediar palabra y a sangre fría, degolló a la niña con un cúter y le asesto, además, diversas cuchilladas en los brazos. Posteriormente, con la ropa y las manos ensangrentadas, volvió a clase como si nada hubiera pasado. Su profesor, al verla cubierta de sangre y con la cuchilla en la mano, dio la voz de alarma y enseguida descubrió la terrible catástrofe.  

La policía detuvo a la niña asesina, mientras que de su boca lo único que se pudo escuchar fue un escalofriante «lo siento, lo siento mucho». Era tarde, los servicios médicos sólo pudieron certificar la muerte de Satomi. Un alma de doce años que se fue sin haber vivido lo suficiente. Lo grave es que semanas antes, la niña ya había protagonizado algún que otro episodio violento, llegando incluso en una ocasión a amenazar a un compañero con un cuchillo. Nadie supo (o quiso) ver nada; ni padres, ni profesores.  

Pasó la noche en la comisaría de policía, llorando a menudo, y se negó a comer cualquier cosa. Inicialmente no mencionó motivo alguno que justificara su acto, pero poco después confesó a los agentes que había matado a Satomi Mitarai como resultado de los mensajes que en Internet la otra muchacha había colgado sobre ella, calumniándola con comentarios sobre su peso y llamándola «mosquita muerta».  

La pequeña homicida fue enjuiciada el 15 de septiembre de 2004, encontrada culpable de asesinato en primer grado y condenada a nueve años de internamiento en el reformatorio de la prefectura de Tochigi. El gobierno japonés es muy estricto con la privacidad de los crímenes cometidos por menores, por lo que prohibió en todo momento a los medios de comunicación que se difundiera el nombre de la pequeña. Por ello, en los noticieros de medio mundo se comenzó a denominar «Chica A» a la muchacha. Sin embargo, un presentador de noticias de la cadena Fuji TV, con posterioridad, no se sabe si por descuido o intencionadamente, parece que reveló su verdadero nombre, aunque todo esto tiene bastante de leyenda urbana, de ahí que al comienzo de este post escribiera que «se supone» que ese es su verdadero nombre.  

En este momento es cuando comienza la segunda parte de esta historia macabra, la que nos lleva a la difusión cuasi heroica de la figura de la niña. Y es que al poco de la trágica noticia se publicó la fotografía que se puede ver a continuación. En ella aparecen Natsumi (la asesina) a la izquierda y Satomi (la asesinada) a la derecha, ambas identificadas con una flecha roja. En esta foto la niña lleva una sudadera azul en la que se puede identificar perfectamente la palabra «NEVADA» (de la Universidad del mismo nombre, en Reno) en letras blancas. Al instante comenzó el mito de Nevada-tan, lo que en japonés viene a significar algo así como «la pequeña Nevada», haciendo alusión a la inscripción de su vestimenta. En otros lugares también se la ha conocido como Nevada-chan, que es un diminutivo nipón del nombre anterior.  

Clase de Nevada-tan (2004)

Clase de Nevada-tan (2004)

Nevada-tan tenía los ingredientes perfectos para convertirse en mito para multitud de individuos en la Red. Una niña de once años, colegiala, japonesa, violenta y asesina; ¿qué más quieren los amantes del manga y el anime japonés de carácter hentai, ecchi y guro? Los otakus más pervertidos y asociales tenían a su heroína en bandeja.  

La figura de Nevada-tan comenzó a hacerse popular, y foros japoneses tipo imageboard como 2chan (seguido posteriormente, como no, por 4chan) fueron los primeros en engendrar un Internet meme que daría la vuelta al mundo, persistiendo hasta nuestros días. La chiquilla fue elevada hasta una categoría de poco menos que semidiosa y se convirtió en un icono macabro de adolescentes enfermos y mezquinos. Las sudaderas de la tienda web de la Universidad de Nevada se agotaron en días, surgieron dibujos y representaciones del suceso a cada cual más siniestro, los cosplay con su imagen se pusieron de moda (como el de la fotografía que encabeza esta entrada), surgieron multitud de fanfics y fanarts del asesinato, fotografías de la niña (no se sabe si reales o no, aunque la Oficina de Asuntos Legales del Distrito de Nagasaki advirtió muy en serio a la comunidad internauta sobre este asunto) y material de todo tipo. Un grupo alemán de música llamado Pan!k cambio su nombre por el de Nevada Tan (aludiendo a este meme), y hasta el grupo australiano Love Outside Andromeda dedicó el tema «Boxcutter, Baby» a la niña. Todo un derroche de creatividad justificado por un cruel asesinato.  

Mención de honor especial al grupo de música Fecal Matter Discorporated, que dedica una canción y un disco entero, según ellos mismos, «a ella y a todas las pequeñas japonesas que asesinen gente». En fin. 

Dibujos de fans y fotos atribuidas a Nevada-tan

Dibujos de fans y fotos atribuidas a Nevada-tan

Inlcuso un himno o especie de canción apareció en Internet, desde el lejano oriente, con esta letra sin desperdicio: 

Esa chica con tanta rabia,
la chica del aula de estudio.
Mira aquí, Neva.
Hay algo especial en tu cúter 

¡NE-VA-DA! 

Por favor, por favor, no me hagas daño.
Me vas a apuñalar en el cuello.
¡No, no, no! ¡No me mates! 

¡NE-VA-DA! 

Esa chica se ha vuelto muy popular.
Esa chica con su rayo especial de «buenos días».
Mira aquí, Neva.
Hay algo especial en tu cúter 

¡NE-VA-DA! 

¡Por favor, por favor, no me rajes!
Mi roja sangre se esparcirá por todas partes.
¡No, no, no! ¡No me mates! 

¡NE-VA-DA! 

Nevada-tan pasó de ser una niña asesina a convertirse en la personificación de una rebeldía alternativa y violenta ansiada por un amplio grupo de los jóvenes de parte del planeta. Y yo me pregunto, ¿alguien pensó en algún momento en la joven asesinada y en su familia? ¿Algún dibujante, mientras estampaba con afán de admiración a la pequeña Nevada en sus dibujos, pensaba en que había asesinado a sangre fría a una niña de doce años? ¿Qué necesitaban expresar los jóvenes japoneses que se disfrazaban de Nevada-tan que tanta rabia les causara como para olvidar el crimen de una cría inocente?  

Natsumi Tsuji no es ninguna figura a la que haya que encumbrar, sino todo lo contrario. Representa un monumental fracaso en el sistema educativo, y así se le hizo llegar desde algunos frentes al gobierno japonés de aquella época. Nevada-tan era una niña que destilaba violencia, y eso es algo que sus padres y sus profesores no supieron ver a tiempo. Si un menor se pasa horas con la nariz pegada a Internet, dibujando representaciones de carácter agresivo y visionando películas de violencia extrema, algo no funciona bien. No sé lo que pensaran los lectores, pero yo he visto ‘Battle Royale’ y desde luego que no es una película que permitiría que un hijo mío de 11 años pudiera ver.  

Por supuesto que, desde teknoPLOF!, defenderemos siempre la libertad de expresión y la ausencia de censura en Internet, y sabemos que el problema no es la Red, sino las personas o, en este caso, la educación familiar de las personas. El mundo siempre ha sido igual, Internet sólo ha codificado en HTML la cruda realidad.  

En 2010 Nevada-tan cumple dieciocho años y todavía le quedan un par de ellos más o tres para salir de la cárcel. Se dice y se habla mucho sobre ella y de lo que será de ella cuando salga a la calle. Yo sólo espero que una buena batería de psicólogos la hayan tratado en su tiempo de cautiverio y que se redima con la vida y con su pasado. Si así fuera, por mi parte, pequeña Nevada, estás perdonada. Pero los mayores deberíamos darnos cuenta en qué pueden llegar a transformarse los niños desamparados o con una educación demasiado desatendida. Luego no hay lugar para arrepentimientos.

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