¿Cómo funciona el Teletexto?

Teletexto de TVE

Teletexto de TVE

Si existe un invento que ha revolucionado las comunicaciones en el mundo, desde luego que no es el Teletexto en absoluto. Pero tiene su puntito de glamour y de nostalgia, no me digan.

El Teletexto nace en 1972 en Gran Bretaña. Es un servicio de información en forma de texto que se emite junto con la señal de televisión y que necesita de televisores adecuados para acceder al servicio; la totalidad de los televisores actuales incorporan este sistema. Podríamos decir que es el precursor de la WWW actual, pero a lo cutre (y lento, muy lento).

Recuerdo que antes de implantarse en España en su completitud (sí, este palabro existe, aunque dé un poquito de grima), en La2, a la sazón TVE2, se emitió durante un verano entero, por las mañanas, un programa especial que intentaba acostumbrarnos a esa gran revolución que iba a representar la información multimedia en línea. El espacio en cuestión constaba de pantallazos del Teletexto de la época, uno detrás de otro y con un tiempo de retardo para poder leer, totalmente aleatorios y de diversa condición. Lo mismo veías una página de noticias nacionales que, al momento, aparecía en pantalla el tiempo para mañana por la tarde.

Yo me pasaba horas delante de la tele visionando página tras página mientras se me caía la baba esperando y deseando aquella innovación tecnológica. Quién iba a decir en aquel entonces que, posteriormente, me ciscaría en los muertos del inventor del Teletexto cada vez que quería visualizar la página 347 y el engendro aquel empezaba a contar desde la 348, al paso de una burra coja, hasta que daba toda la vuelta y llegaba a donde yo quería.

El Teletexto se divide niveles del 1 al 5 en función de los caracteres admitidos, la resolución, la profundidad de color y otros factores. En España se utiliza el nivel 1.5, que viene a ser el básico de nivel 1 (llamado Ceefax) pero con 128 caracteres alfanuméricos (32 más que el de nivel 1) que se incluyeron con el objeto de representar eñes, letras tildadas y otros caracteres propios de la lengua.

Su retransmisión en España data de 1988, donde apareció, en principio, como servicio informativo y con la finalidad de prestar ayuda a personas con discapacidad auditiva, ya que se utilizaba para emitir subtítulos sincronizados con los principales programas de Televisión Española.

Para entender cómo funciona el Teletexto hace falta primero entender cómo funciona una retransmisión televisiva. Básicamente, la imagen en la pantalla de un televisor está compuesta de diminutos puntos, algo parecido a los píxeles de un monitor informático, aunque existen sutiles diferencias. Estos puntos (que se pueden apreciar acercándose mucho y quedándose uno pistojo) están agrupados en líneas que se van dibujando en la pantalla de derecha a izquierda (barrido horizontal) y de arriba a abajo (barrido vertical). Dependiendo del sistema o norma del país en concreto (PAL, NTSC, etcétera), las líneas se dibujan a determinada velocidad y con diferentes características.

Para formar la imagen en la pantalla de un televisor, esas líneas se reciben de forma alterna, esto es, primero las impares y luego las pares. A cada grupo de líneas (pares o impares) se le llama campo, y a la suma de los dos campos se le llama cuadro. Por lo tanto, la imagen en la tele está formada por una sucesión de cuadros (como los fotogramas en el cine) divididos en dos campos cada uno, el de las líneas impares y el de las líneas pares. Evidentemente todo este proceso se realiza a una velocidad de refresco (medida en MHz) que hace creer al ojo humano que lo que ve es una imagen en movimiento, cuando en realidad son millones de líneas alternas dibujándose en pantalla a una velocidad de espanto. Cada línea, en cada punto, lleva información de luminosidad, color y sincronismo para que, al final, produzcan la imagen completa en la pantalla.

Ahora viene el quid de la cuestión. Existen unas últimas líneas en pantalla (por la parte de abajo) que nosotros no vemos porque están vacías, no llevan información de imagen, y que hacen la función de una especie de temporizador que permite al mecanismo de dibujo de la imagen del televisor situarse otra vez en la esquina superior izquierda para comenzar a dibujar el siguiente cuadro y permitía, antiguamente, que se estabilizaran los circuitos de válvulas. Es decir, en el tiempo que duraba el dibujo de esas líneas invisibles en pantalla, los circuitos y el haz de electrones se reposicionaban de nuevo para comenzar a dibujar otra imagen.

Esas últimas líneas (entre 4 y 6) se conocen como líneas de recuperación (o vertical blanking interval) y hoy en día no tienen razón de ser debido a las nuevas tecnologías desarrolladas. Es por ello que se utilizan para la transmisión de otras informaciones o servicios como nuestro querido Teletexto. El Teletexto, pues, viene codificado digitalmente en las líneas de recuperación (unos 45 bytes por línea) para los televisores preparados para el servicio; los no preparados simplemente las ignoran.

El Teletexto, además, no es un medio interactivo ni muchísimo menos. Cuando nosotros digitamos una página (número de tres cifras) no se produce ninguna conexión con alguna especie de servidor remoto de Teletexto o algo así; esa instrucción no sale de nuestro televisor. La señal televisiva que transmite el Teletexto va enviando todas las páginas continuamente, es decir, el Teletexto completo. Nosotros sólo le decimos al aparato de televisión que busque tal o cual página entre sus tripas y nos la muestre.

Entonces, ¿por qué demonios tarda tanto en aparecer la página que buscamos? El problema de no poder tener una comunicación interactiva con un «servidor de Teletexto» se solucionó de la manera más elegante posible. La emisora nos envía todas las páginas en rotación (conocido como carrusel de datos), es decir, con cada refresco de pantalla viene una página (100, 101, 102, 103…). Lo que hace el televisor cuando le marcamos un número es guardarlo en memoria y quedarse esperando hasta que el carrusel llegue a dicho número, mostrando la página correspondiente. La rotación del carrusel la podemos observar viendo correr los números durante la búsqueda.

Las páginas más relevantes, como el índice (página 100) y otras, se envían varias veces en el mismo carrusel, por eso es más rápido el acceso a determinadas secciones como la página inicial. Además, algunos televisores modernos disponen de una memoria caché donde almacenan decenas de páginas para posibilitar una localización más veloz.

En cuanto apareció esta tecnología, enseguida los lumbreras del chancullo vieron en él un negocio redondo. ¡Qué visionarios, madre mía! Entonces el Teletexto se empezó a llenar de publicidad, anuncios por palabras y teléfono eróticos y de tarot. Los diseñadores jugaban con pocos recursos para representar en pantalla dibujos de mujeres desnudas y logotipos de empresas anunciantes, pero lograban sorprendernos a veces con algunos diseños más que curiosos y bien terminados.

Otra curiosidad de este medio es el que se dio en llamar Telesoftware. Esta iniciativa proponía el envío de software informático a tavés del Teletexto exclusivamente para microordenadores BBC con adaptador de Teletexto incorporado. Esta maravilla de la ciencia y el pensamiento humano la utilizaron tres personas en el mundo, incluido el creador y su hija, la pequeña, y permaneció en antena casi una semana entera.

Desde que aparecieron los primeros servicios de televisión digital terrestre y televisión vía satélite, los sistemas de información asociados a la señal de televisión evolucionaron hacia la era digital e interactiva. Un claro ejemplo es el EPG de la TDT, una guía electrónica de programas mucho más versátil y veloz que el clásico Teletexto. ¿Quiere esto decir que el Teletexto está condenado a la desaparición? Pues no, precisamente.

La norma «ETSI EN 300 462» supone una mera inserción del Teletexto analógico actual en un stream DVB, no conteniendo nuevas prestaciones ni capacidades. Esto es, el Teletexto tal y como lo conocemos se puede adaptar a la retransmisión TDT y, es más, la mayoría de los canales que emiten en digital disponen de Teletexto. El problema surge en que dicha norma no detalla nuevas funcionalidades para el Teletexto, dejando las puertas abiertas a nuevas tecnologías como el EPG, el MHP, los tickers y demás. Cuando el uso de estas nuevas funcionalidades sea lo suficientemente extendido, entonces sí es posible que el Teletexto se abandone en la cuneta.

Fue bonito mientras duró.

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